David Rockefeller en una cena con embajadores de la ONU:
“Estamos al borde de una transformación global.
Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”.

El magno objetivo de estas sagas de banqueros internacionales lo 
enunció perfectamente uno de sus máximos exponentes, David Rockefeller: 
“De lo que se trata es de sustituir la autodeterminación nacional, que 
se ha practicado durante siglos en el pasado, por la soberanía de una 
elite de técnicos y de financieros mundiales”.
David Rockefeller fue el conspirador mundial por excelencia, el Rey
 de los cenáculos ocultos. A sus órdenes trabajaron los agentes secretos
 de la CIA, el MI6, el MOSSAD y especialmente la INTERPOL, que es obra 
suya.
Ningún medio de comunicación masivo se atrevería jamás a desvelar los
 planes secretos de Rockefeller y sus amigos. Siempre guardaron un 
sospechoso silencio en torno a las secretas actividades de las dinastías
 de banqueros norteamericanos:

los Morgan, los Davison, los Harriman, 
los Khun Loeb, los Lazard, los Schiff o los Warburg y, por supuesto, los
 Rockefeller.
 
En 1991, en referencia al informe del Centro para el Desarrollo 
Mundial, David Rockefeller confesó: “estamos agradecidos con el 
Washington Post, el New York Times, la revista Time, y otras grandes 
publicaciones cuyos directores han acudido a nuestras reuniones y han 
respetado sus promesas de discresión (silencio) durante casi 40 años. 
Hubiera sido imposible para nosotros haber desarrollado nuestro plan 
para el mundo si hubieramos sido objeto de publicidad durante todos 
estos años”.
El excéntrico y supuestamente filantrópico David Rockefeller, que 
tiene ya casi un siglo de vida, es sin duda el personaje más trepidante y
 controvertido de esta casta de usureros a la que nos referimos. Muy 
pronto, cuando los diarios anuncien su fallecimiento, tendremos ocasión 
de conocer su insólita biografía. Descubriremos datos que nos 
apabullarán.
 
El fundador de la dinastía Rockefeller fue el abuelo de David, de 
nombre John Davison Rockefeller, descendiente de judíos alemanes 
llegados a EEUU en 1733. 
Junto con la saga de los Morgan y el grupo 
bancario Warburg-Lehman-Kuhn&Loeb, constituyó el triunvirato 
plutocrático del llamado Eastern Establishment. Su imperio económico se 
gestó durante los años de la Guerra de Secesión (1861-1865) que enfrentó
 a los terratenientes esclavistas del sur con los comerciantes e 
industriales del norte y que se saldó con 600.000 muertos. 

Los grandes triunfadores de aquella guerra fueron cuatro familias 
oligárquicas, los Vanderbilt, los Carnegie, los Morgan y los 
Rockefeller, que se beneficiaron del conflicto como proveedores de 
bienes y servicios y acrecentaron su imperio económico después con la 
concentración monopolista que sucedió a la contienda, llegando a 
controlar en 1880 el 95% de la producción petrolera norteamericana.
La fortuna de los Vanderbilt se diluyó con el tiempo, la de los Carnegie fue en parte succionada por los Morgan, y la de los Rockefeller se dispersó entre los muchos y mal avenidos descendientes del viejo John Davison, petrolero y banquero, fundador de la Standard Oil y del Chase National Bank, luego denominado Chase Manhattan Bank, cuya emblemática sede en Nueva York fue el primer edificio construido en Wall Street. El Chase se convirtió en un pilar central en el sistema financiero mundial, siendo el Banco principal de las Naciones Unidas, y llegó a tener 50.000 sucursales repartidas por todo el mundo. Los presidentes del Banco Mundial John J. McCloy, Eugene Black y George Woods trabajaron en el Chase anteriormente. Otro presidente, James D. Wolfensohn, también fue director de la Fundación Rockefeller.
La fortuna de los Vanderbilt se diluyó con el tiempo, la de los Carnegie fue en parte succionada por los Morgan, y la de los Rockefeller se dispersó entre los muchos y mal avenidos descendientes del viejo John Davison, petrolero y banquero, fundador de la Standard Oil y del Chase National Bank, luego denominado Chase Manhattan Bank, cuya emblemática sede en Nueva York fue el primer edificio construido en Wall Street. El Chase se convirtió en un pilar central en el sistema financiero mundial, siendo el Banco principal de las Naciones Unidas, y llegó a tener 50.000 sucursales repartidas por todo el mundo. Los presidentes del Banco Mundial John J. McCloy, Eugene Black y George Woods trabajaron en el Chase anteriormente. Otro presidente, James D. Wolfensohn, también fue director de la Fundación Rockefeller.
David Rockefeller, el más famoso de la saga, es nieto del mítico John
 Davison Rockefeller e hijo de John D. Rockefeller junior, que se casó 
con la hija de Nelson Aldrich, líder de la mayoría republicana en el 
Senado y al que se le conoció como “gerente de la nación”. La madre de 
David era una enamorada de la pintura y por iniciativa suya se construyó
 el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York, ubicado en la mansión en
 la que nació David y sus hermanos.
David, el menor de seis hermanos, todos ya fallecidos, tuvo también 
seis hijos y diez nietos que, junto a los hijos y nietos de sus 
hermanos, forman el actual clan Rockefeller.
David Rockefeller (Izq.), banquero y petrolero como su padre 
(Dcha.) y su abuelo, trabajó en los servicios secretos durante la II 
Guerra Mundial y abrió el camino para la creación de la ONU en 1945, 
cuya sede principal se encuentra en un terreno donado por él en Nueva 
York. Se codeó con los principales mandatarios del siglo XX. Dirigió los
 lobbys más poderosos del mundo, como el CFR, el Club de Bilderberg y la
 Comisión Trilateral.
Como buenos banqueros sin escrúpulos, los Rockefeller apoyaron y 
financiaron a los nazis alemanes. Incluso se permitieron reescribir la 
historia. La Fundación Rockefeller invirtió 139.000 dólares en 1946 para
 ofrecer una versión oficial de la II Guerra Mundial que ocultaba la 
realidad acerca del patrocinio de los banqueros internacionales con el 
régimen nazi, que también obtuvo los favores de su empresa más 
emblemática: la Standard Oil. Las iniciativas de esta Fundación, que 
también ha financiado grupos como los Hare Krishna o los rosacruces de 
AMORC, son a veces sorprendentes.
David es hermano del que fuera Senador, Gobernador de Nueva York y 
vicepresidente de EEUU (con Gerald Ford, tras la dimisión de Nixon) 
Nelson Rockefeller, que heredó de su abuelo materno la vocación 
política.
En 1962 Nelson declaró: “los temas de actualidad exigen a gritos un 
Nuevo Orden Mundial, porque el antiguo se derrumba, y un nuevo orden 
libre lucha por emerger a la luz… Antes de que podamos darnos cuenta, se
 habrán establecido las bases de la estructura federal para un mundo 
libre”.
David Rockefeller, al que el presidente Carter le ofreció dirigir la 
Reserva Federal (declinó a favor de su amigo Volcker), se rodeó de 
lugartenientes tan poderosos como Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski, 
Lord Carrington y Etienne Davignon, que también merecen ser citados 
aquí.
 

Abraham ben Elazar, más conocido como Henry Kissinger, es considerado
 como uno de los cerebros del Nuevo Orden Mundial. De origen 
judío-alemán, empezó como asesor de Nelson Rockefeller en los años 50, 
ostentó altas responsabilidades en la Administración en los años 60 y 
70, con Kennedy, Jhonson, Nixon y Ford. Llegó a ser Vicepresidente de 
los Estados Unidos con Ford, secretario personal de Nixon, Jefe del 
Consejo Nacional de Seguridad y del Departamento de Estado, y Ministro 
de Asuntos Exteriores en repetidas ocasiones.
Colaboró estrechamente con David Rockefeller en el elitista Consejo 
de Relaciones Exteriores, del que fue presidente. Del CFR han salido 
desde entonces todos los presidentes de los Estados Unidos excepto 
Ronald Regan, cuyo equipo estuvo formado mayoritariamente por miembros 
del CFR. También pertenece a la Comisión Trilateral, el Club de 
Bilderberg y otras organizaciones de la órbita Rockefeller. Su compañía 
de consulting Kissinger Associates, tiene como clientes a Estados 
deudores y a multinacionales acreedoras.
El polaco Zbigniew Brzezinski, casado con una sobrina del que fuera 
Presidente de la República Checoslovaca Eduard Benes, fue reclutado por 
Rockefeller en 1971. Llegó a ser Consejero de Seguridad Nacional del 
gobierno de los Estados Unidos durante la Administración Carter, pero ya
 con anterioridad había sido nombrado director de la Comisión 
Trilateral, a la que él mismo definió como “el conjunto de potencias 
financieras e intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca”.
Afirma que: “la sociedad será dominada por una elite de personas 
libres de valores tradicionales que no dudarán en realizar sus objetivos
 mediante técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento 
del pueblo y controlarán con todo detalle a la sociedad, hasta el punto 
que llegará a ser posible ejercer una vigilancia casi permanente sobre 
cada uno de los ciudadanos del planeta”. En otro momento dijo: “esta 
elite buscará todos los medios para lograr sus fines políticos tales 
como las nuevas técnicas para influenciar el comportamiento de las 
masas, así como para lograr el control y la sumisión de la sociedad”. Ni
 siquiera George Orwell, autor de la terrorífica novela “1984”, lo 
hubiera expresado mejor.
En una entrevista publicada por el New York Times el 1 de agosto de
 1976, Brzezinski afirmaba que “en nuestros días, el Estado-nación ha 
dejado de jugar su papel”. En cierta ocasión pronosticó “el ocaso de las
 ideologías y de las creencias religiosas tradicionales”.
Brzezinski es especialista en métodos de control social, sus ensayos 
publicados dibujan un horizonte orwelliano en el que el Gran Hermano 
vigila y controla permanentemente a cada individuo.
Predijo la existencia de gigantes bases de datos donde se almacenan ingentes cantidades de información sobre cada ciudadano (como la que tienen los servicios de inteligencia españoles en El Escorial, Madrid), la instalación masiva de cámaras de vigilancia en las calles y edificios (que ya es un hecho en todas las ciudades del mundo), la generalización de satélites espía de increíble precisión (como los que usan las tropas de EEUU desde la Guerra del Golfo) y la puesta en funcionamiento de documentos de identidad electrónicos (como lo son los modernos pasaportes y carnés de identidad, que contienen un microchip con abundante información del propietario).
Predijo la existencia de gigantes bases de datos donde se almacenan ingentes cantidades de información sobre cada ciudadano (como la que tienen los servicios de inteligencia españoles en El Escorial, Madrid), la instalación masiva de cámaras de vigilancia en las calles y edificios (que ya es un hecho en todas las ciudades del mundo), la generalización de satélites espía de increíble precisión (como los que usan las tropas de EEUU desde la Guerra del Golfo) y la puesta en funcionamiento de documentos de identidad electrónicos (como lo son los modernos pasaportes y carnés de identidad, que contienen un microchip con abundante información del propietario).
La fascinación de Brzezinski por la tecnología aplicada al control 
social encaja perfectamente con los planes de la elite plutocrática, que
 ya ha desarrollado nuevos y espeluznantes artilugios, como el microchip
 subcutáneo con localizador que pretenden hacer obligatorio para toda la
 población mundial y que sustituiría, unificándolos, a los actuales 
carnés de identidad, pasaportes, tarjetas de crédito, carnés de 
conducir, tarjetas de la Seguridad Social, etc., posibilitando la 
desaparición del dinero físico.
Otro invento terrible que ya nos tiene preparado la elite ha sido 
diseñado por la compañía estadounidense Nielsen Media Research en 
colaboración con el Centro de Investigación David Sarnoff (organismo 
controlado por el CFR y la Sociedad Pilgrims). Se trata de un 
dispositivo que, una vez instalado en el televisor, permite observar e 
identificar desde una estación de seguimiento a los espectadores 
sentados frente a la pequeña pantalla. Este dispositivo evoca “el ojo 
que todo lo ve”, el Horus egipcio que aparece en los billetes de dólar.
El “ojo que todo lo ve” no es sólo un recurso literario en la novela de Orwell 1984. Ya existen millones de cámaras instaladas en carreteras, calles, empresas y locales públicos, y millones de webcam en hogares de todo el mundo. Sin contar con los modernos sistemas operativos del monopolio Microsoft, como el Windows Media, que rastrea sin cesar todos nuestros movimientos a través de la red y permite leer nuestros correos privados de Outlook, el estado de nuestras cuentas corrientes cuando accedemos a la web de nuestro Banco, las palabras clave que utilizamos en los buscadores como Google y el contenido de las páginas que visitamos en Internet.
 
El “ojo que todo lo ve” no es sólo un recurso literario en la novela de Orwell 1984. Ya existen millones de cámaras instaladas en carreteras, calles, empresas y locales públicos, y millones de webcam en hogares de todo el mundo. Sin contar con los modernos sistemas operativos del monopolio Microsoft, como el Windows Media, que rastrea sin cesar todos nuestros movimientos a través de la red y permite leer nuestros correos privados de Outlook, el estado de nuestras cuentas corrientes cuando accedemos a la web de nuestro Banco, las palabras clave que utilizamos en los buscadores como Google y el contenido de las páginas que visitamos en Internet.

Lord Carrington, cuyo verdadero nombre es Peter Rupert, fue ministro 
británico en sucesivos gobiernos, miembro destacado del RIIA (el 
equivalente al CFR en Gran Bretaña) y de la Sociedad Fabiana, Secretario
 general de la OTAN, directivo del Barclays Bank y del Hambros Bank y, a
 partir de 1989, presidente del siniestro Club de Bilderberg.
El cuarto lugarteniente Rockefeller y Secretario General del Club de 
Bilderberg es el vizconde Etienne Davignon. Su currículum lo dice todo: 
presidente y fundador de la European Round Table (Mesa Redonda de 
Industriales, lobby de las multinacionales europeas), ex vicepresidente 
de la Comisión Europea, miembro de la Trilateral y del Center for 
European Policy Studies, ministro belga de Exteriores, presidente de la 
Asociación para la Unión Monetaria en Europa, primer presidente de la 
Agencia Internacional de Energía, presidente de la Société Générale de 
Belgique, presidente de Airholding, vicepresidente de Suez-Tractebel, 
administrador de Kissinger Associates, Fortis, Accor, Fiat, BASF, 
Solvay, Gilead, Anglo-american Mining, entre otras corporaciones.
Extracto del libro GOBIERNO MUNDIAL, de Esteban Cabal.
Fuente: http://periodismoalternativoblog.wordpress.com/2013/05/18/david-rockefeller-todo-lo-que-necesitamos-es-una-gran-crisis-y-las-naciones-aceptaran-el-nuevo-orden-mundial/
Fuente: http://periodismoalternativoblog.wordpress.com/2013/05/18/david-rockefeller-todo-lo-que-necesitamos-es-una-gran-crisis-y-las-naciones-aceptaran-el-nuevo-orden-mundial/
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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