Lo que no te cuenta la propaganda pro-Thatcher y la pelicula  "La dama de hierro"
Este artículo explica las causas  que se esté promocionando ahora la figura de Margaret Thatcher, fiel y  dócil sirviente del establishment británico, que inició unas políticas  neoliberales que han dañado enormemente el bienestar de las clases  populares de la Gran Bretaña. 
El artículo muestra el lado de Thatcher  ocultado en la película “La Dama de Hierro”, que se presenta como una  imagen equilibrada de esta figura histórica cuando en realidad muestra  una versión idealizada y profundamente errónea que no se corresponde con  la realidad. El artículo señala que Margaret Thatcher fue, como Reagan,  una de las figuras más reaccionarias que ha habido en el siglo XX.Sirvienta de la escuela de CHICAGO:
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¿Por qué la promoción a Margaret  Thatcher ahora? 
Existe una percepción bastante generalizada en círculos conservadores de que lo que se necesita en estos momentos difíciles de crisis es un líder de un gobierno que "se atreva a hacer los cambios necesarios", enfrentándose con grupos poderosos, responsables de la crisis.
Entre éstos, se considera a los sindicatos como uno de los más culpables del elevado desempleo. En su supuesta “defensa egoísta” de sus propios intereses (atribuyéndoles una estrechez de miras al preocuparse exclusivamente de los trabajadores que ya tienen trabajo –los famosos “insiders”-), los sindicatos están dificultando la integración en el mercado de trabajo de los jóvenes, las mujeres y otros colectivos –conocidos como los “outsiders”-.
Lo que se requiere –se nos dice- es que hay que debilitar a los sindicatos e implementar, entre otras medidas, la facilidad de despedir a los trabajadores con contrato fijo, haciendo más fácil que los “insiders” se conviertan en “outsiders”, lo cual, paradójicamente, facilitará -según ellos- el descenso del desempleo. En esta interpretación de los hechos, el elevado desempleo en España se atribuye al excesivo poder de los sindicatos con los cuales nadie se atreve.
Lo que hace falta es alguien con bemoles que los ponga en cintura y, de paso, reduzca los derechos
sociales y laborales adquiridos,
Competitividad y dinamismo tienen  que sustituir a colaboración, solidaridad y seguridad.
EDIFICIO DEL MI6 BRITANICO - el de "James Bond"


 Thatcher utilizo la vieja tecnica de ganar electorado a traves de estimular sus instintos mas patrioticamente viscerales, llevando  Inglaterra a la guerra de las Malvinas
Durante estos años de crisis hemos visto el dominio de este pensamiento en centros financieros, empresariales, mediáticos y políticos de países a los dos lados del Atlántico Norte. El deterioro de la situación económica que la aplicación de las políticas que derivan de este pensamiento conservador y neoliberal están creando, ha generado la llamada por parte de estos centros a una figura política (que solía llamarse Caudillo, y ahora se la define como “personalidad a quien no le tiemblen las manos”) para enfrentarse con los “poderosos”, como los sindicatos, los funcionarios públicos, las clases populares y una larga lista de sectores de la población que no se caracterizan precisamente por tener gran poder económico, financiero, mediático o político. En realidad, “valentía o machismo político” es atreverse a enfrentarse con los débiles, en representación de los poderosos.
El gobierno de Margaret Thatcher defendió en el norte la 
discriminación política y religiosa estructurales y el veto político, 
reglamentó la censura política e institucionalizó hasta unos extremos 
nunca vistos la colusión entre las fuerzas estatales británicas y los 
escuadrones de la muerte unionistas. 
Fue bajo su liderazgo que 
se creó en 1982 la Unidad de Investigación de la Fuerza (Force Research 
Unit- FRU) como una unidad dentro del Cuerpo de Inteligencia del 
Ejército británico. Esta rama del ejército británico reclutó a agentes 
que luego fueron utilizados para asesinar a ciudadanos. 
Entre ellos 
estaba el unionista Brian Nelson, un antiguo soldado del ejército 
británico miembro de la Asociación de Defensa del Ulster que fue 
reclutado por el FRU en 1983. Se convirtió en un alto oficial de 
inteligencia de la UDA y sus socios del FRU le ayudaron a actualizar sus
 archivos de inteligencia, incluyendo fotomontajes de víctimas 
potenciales.
Lo que la película no dice
Un ejemplo de este supuesto coraje  político es la llamada Dama de Hierro, Margaret Thatcher, la figura  política en Gran Bretaña que ha sido más dócil y servil hacia los grupos  más poderosos de aquel país (desde la City, el centro financiero de  aquel país, al gran mundo empresarial).
Tal “líder” era un mero instrumento de tales poderes, realidad ocultada en la película “La Dama de Hierro”, (que idealiza tal figura hasta niveles hiperbólicos).

Lejos de ser la figura anti-establishment británico como la película presenta, Margaret Thatcher fue un producto de tal establishment, promocionada por el mismo.
Gran Bretaña (un país en el que viví durante varios años)  es un país donde clase social adquiere una dimensión muy marcada en la  vida cotidiana de la población. Tal establishment británico siempre se  ha preocupado de la imagen que su instrumento político (el Partido  Conservador) da cara a la población. La procedencia social de sus  dirigentes da una imagen que preocupa al establishment.
De ahí que, en un momento de gran agitación social, tal establishment necesitaba dirigentes que no procedieran de las clases dominantes, que rompieran esta imagen. Thatcher, hija de tenderos, y Major, hijo de un desempleado, fueron figuras elegidas para romper con aquella imagen que, a pesar de estos cambios, el Partido Conservador continúa teniendo (David Cameron es hijo de una familia con una gran fortuna).
Tal “líder” era un mero instrumento de tales poderes, realidad ocultada en la película “La Dama de Hierro”, (que idealiza tal figura hasta niveles hiperbólicos).
Lejos de ser la figura anti-establishment británico como la película presenta, Margaret Thatcher fue un producto de tal establishment, promocionada por el mismo.
Persiguió a los sindicatos y privatizó todo lo privatizable y más,
 incluyendo el agua, el gas, la electricidad y hasta las viviendas 
municipales. 
Cambiando la gestión estatal por un monopolio 
privado y una colección de inútiles órganos reguladores y obteniendo 
poco o ningún beneficio a largo plazo.
 Contribuyó al resurgir de Londres
 como centro financiero y enterró la industria del norte del país, 
comenzando así el distanciamiento entre las grandes fortunas y la clase 
baja, que hoy en día continúa su ritmo imparable.
Al final de su primera legislatura, cuando su popularidad estaba por 
los suelos y las huelgas y decadencia económica lastraban al país, la 
oportuna Guerra de las Malvinas la convertía en Dama de
 Hierro y el resurgir del orgullo patriótico británico (herido tras la 
pérdida de su imperio), le valdrían la reelección en dos ocasiones. 
En 
1990, su propio partido la sacaba del poder por la puerta de atrás.
De ahí que, en un momento de gran agitación social, tal establishment necesitaba dirigentes que no procedieran de las clases dominantes, que rompieran esta imagen. Thatcher, hija de tenderos, y Major, hijo de un desempleado, fueron figuras elegidas para romper con aquella imagen que, a pesar de estos cambios, el Partido Conservador continúa teniendo (David Cameron es hijo de una familia con una gran fortuna).
Thatcher fue una figura promovida por el  establishment con el objetivo de destruir a los sindicatos, cuyo grupo  central y más radical, fue el sindicato de mineros. 
Redujo también la protección social, hasta tal punto, que la mortalidad en la mayoría de sectores populares (tal como ha documentado extensamente Richard G. Wilkinson en su libro Unhealthy Societies) creció durante su mandato, incluyendo las tasas de suicidio, homicidio, y alcoholismo, apareciendo de nuevo un problema que había desaparecido:
el hambre, en especial entre los niños, y muy en particular en las regiones más pobres, como Yorkshire, Escocia, y el País de Gales (ver “The Iron Lady: the Margaret Thatcher Movie we don’t need”, de Laura Flanders. The Nation. 04.01.12).
El film muestra a los sindicalistas como violentos, vociferadores e irracionales pero nunca explica porque las clases populares y los sindicatos se rebelaron contra las condiciones miserables que las políticas thatcherianas estaban imponiendo a la clase trabajadora de Gran Bretaña. Fue ella la que hizo famoso el dicho de que “creemos en la lucha de clases y venceremos”.
Thatcher, como Reagan en EEUU, intentó crear una cultura en la que todas las víctimas del sistema darviniano que ella aspiraba a establecer, se sintieran responsables de su propia situación.
Thatcher no fue sólo una política conservadora -o muy 
conservadora- y fuertemente clasista sino que, además, fue una 
contrarrevolucionaria antiobrera que agredió con todas sus fuerzas y con
 todos los apoyos que solicitó y buscó, sin piedad y con mano de acero, 
al movimiento obrero británico e internacional y abonó con ideas propias
 o prestadas los rasgos más antihumanistas, más liberticidas y más 
ecosuicidas de la civilización del capital en su fase de expropiación de
 todo lo público, de todos los bienes comunes, lo que solemos llamar 
neoliberalismo (El contagio de sus concepciones en algunos líderes 
"socialdemócratas" del momento o en etapas posteriores -Joaquín 
Almunia es un ejemplo destacado- sin duda pasará a la historia universal
 de la infamia y la estupidez imperdonables). 
La imagen más 
significativa de su coherencia política profundamente reaccionaria fue 
sin duda su afable, cortés y publicitada visita al general asesino y 
criminal chileno, los días en que Augusto Pinochet estuvo retenido en 
Londres. 
Preguntada por su principal legado, mis Thatcher, que 
sabía buscar titulares con lemas concisos y “brillantes”, respondió: 
“Mr. Blair”
¿Thatcher como feminista?
Pero lo que alcanza niveles absurdos en  la película es presentar a Margaret Thatcher como feminista, lo cual ha  originado protestas generales en círculos feministas a los dos lados del  Norte de América.
Como ha indicado NOW (la mayor asociación feminista de EEUU), Thatcher fue la dirigente británica que recortó con mayor intensidad los derechos de las mujeres en Gran Bretaña. Su propio desprecio hacia las feministas y sus recortes en derechos laborales y sociales dañó extensamente a las mujeres británicas.
Su profundo reaccionarismo la llevó también a apoyar a las dictaduras más reaccionarias existentes en el mundo, incluyendo la del General Pinochet, convirtiéndose en uno de sus máximos defensores. Y sus políticas neoliberales fueron la causa de la crisis que estamos viendo estos días en Europa.
Como ha indicado NOW (la mayor asociación feminista de EEUU), Thatcher fue la dirigente británica que recortó con mayor intensidad los derechos de las mujeres en Gran Bretaña. Su propio desprecio hacia las feministas y sus recortes en derechos laborales y sociales dañó extensamente a las mujeres británicas.
Su profundo reaccionarismo la llevó también a apoyar a las dictaduras más reaccionarias existentes en el mundo, incluyendo la del General Pinochet, convirtiéndose en uno de sus máximos defensores. Y sus políticas neoliberales fueron la causa de la crisis que estamos viendo estos días en Europa.
Pero su cinismo llegó al extremo de  crear una guerra (The Falklands War, la guerra de las Malvinas) para  intentar recuperar su popularidad, punto que sí se reconoce en la  película, y que sus promotores presentan como ejemplo de equilibrio en  el análisis de tal figura.
Pero tal presentación crítica (excepcional en la película) de Margaret Thatcher está muy poco desarrollada, pues no señala suficientemente el planteamiento oportunista en la programación de la guerra que Thatcher realizó, y que ha estado claramente documentado en los medios. Hoy, los establishments conservadores y neoliberales británicos, americanos o españoles, entre otros, añoran a la Sra. Thatcher, una de las figuras –como Ronald Reagan- más negativas y destructivas que ha existido en el siglo XX.
Pero tal presentación crítica (excepcional en la película) de Margaret Thatcher está muy poco desarrollada, pues no señala suficientemente el planteamiento oportunista en la programación de la guerra que Thatcher realizó, y que ha estado claramente documentado en los medios. Hoy, los establishments conservadores y neoliberales británicos, americanos o españoles, entre otros, añoran a la Sra. Thatcher, una de las figuras –como Ronald Reagan- más negativas y destructivas que ha existido en el siglo XX.
Fuente: http://www.vnavarro.org/?p=6841
 
Murió Margaret Thatcher, una brutal guerrera de la clase dominante
Socialist Worker
| La respuesta oficial (incluyendo, por supuesto la de los medios de la clase dirigente) a la muerte de Margaret Thatcher consistirá en tratar de embalsamarla en su “calidad de estadista”. | 
Quienes recuerdan lo 
que Thatcher hizo a los mineros (y a muchas otras comunidades de la 
clase trabajadora) preferirán inmortalizarla como el poeta Shelley 
inmortalizó a otro político conservador, Lord Castlereagh, después de la
 masacre de Peterloo en 1819: “Encontré el asesinato en el camino/ tenía
 una máscara como Castlereagh”. 
Y es que a lo que se dedicaba Thatcher
 era al asesinato. A veces el asesinato era metafórico (de industrias y 
comunidades). Con todo, destruyó vidas humanas.
Otras veces el 
asesinato era real. Supervisó la guerra sucia que se estaba 
desarrollando entonces en Irlanda. La crueldad de Tatcher también se 
hizo manifiesta cuando condenó a los huelguistas de hambre irlandeses a 
la muerte en vez de concederles el reconocimiento como presos políticos 
por el que estaban luchando.
Los 907 miembros del personal militar
 argentino y británico muertos en las Islas Malvinas en 1982 no habrían 
muerto si Thatcher no hubiera decidido retomar por la fuerza una absurda
 anomalía colonial. Su legado fue que continuara la posesión británica 
de las Malvinas, lo que sigue envenenando las relaciones con Argentina.
Thatcher
 se regodeaba con la guerra. Cuando finalmente su gobierno decidió 
prescindir de ella en noviembre de 1990, suplicó permanecer como primera
 ministra hasta que terminara la guerra que estaba por llegar contra el 
Iraq de Saddam Huseín.
las grandes crisis y quiebras financieras”
Danny Darling, profesor de Geografía 
Humana de la Universidad de Sheffield, acaba de publicar un artículo en 
la revista semanal New Stateman (“How Social Mobility got Stuck”, 
16/05/2013), que ilustra claramente lo que algunos de nosotros hemos 
estado diciendo, es decir, que el neoliberalismo es la ideología 
promovida por los superricos para llevar a cabo políticas públicas que 
les benefician. El profesor Darling analiza la concentración de las 
rentas y de la riqueza durante la vida de la Sra. Thatcher (la ídolo de 
los neoliberales, que ha tenido muy buena prensa en los medios españoles
 a raíz de su muerte), desde su nacimiento hasta su muerte, mostrando 
como las políticas que promovió durante su gobierno contribuyeron 
enormemente a tal concentración. Comencemos por los datos.
Cuando Margaret Thatcher nació, en 1925,
 pasó a ser miembro de una familia de la decila superior de renta en 
Gran Bretaña. Cuando fue a la Universidad de Oxford, su familia ya había
 alcanzado pertenecer al 1% de la población con mayor renta y cuando, 
estando en Oxford, se casó con Dennis, su esposo, ya llegó al 0,1%. 
Ahora bien, a pesar de pertenecer a tal 0,1%, no era considerada lo 
suficientemente rica como para pasar a ser dirigente del Partido 
Conservador –Tory-, que estaba controlado por el 0,01% de la población, 
es decir, los súper ricos del establishment británico. Su elección a 
presidenta del tal partido se vio como una rebelión de los ricos frente a
 los súper ricos. Tal rebelión, sin embargo, era ficticia, porque 
Margaret Thatcher sirvió con gran entusiasmo y docilidad a los súper 
ricos.
En 1945, cuando Thatcher tenía 20 años, 
los súper ricos (el 0,01%) recibían 123 veces más renta que el promedio 
de renta de Gran Bretaña. Cuando cumplió 40 años, en 1965, tal 
diferencia de renta se había reducido a la mitad, es decir, era 62 
veces, que incluso descendió más, de manera que en el año en que fue 
elegida primera ministra de aquel país, en 1978, había alcanzado el 
menor diferencial, 28 veces.
Ni que decir tiene que los súper ricos 
odiaban este descenso de diferencial y las políticas redistributivas en 
las que se había basado tal reducción. De ahí que promovieran con toda 
intensidad a Margaret Thatcher, que había mostrado, en su corto 
liderazgo como dirigente del Partido Conservador, que era su mejor 
aliada y apuesta para el futuro.
Pero para vencer había que debilitar al 
Partido Laborista, lo cual consiguió dividiéndolo. Los súper ricos 
apoyaron a escondidas (y a veces no tan a escondidas) la creación del 
Social Democratic Party, que dividió a las izquierdas, punto clave para 
explicar la derrota del gobierno Laborista. Pero la mayor victoria de 
Margaret Thatcher –como ella misma indicó- fue el cambio del Partido 
Laborista, convirtiéndose en el New Labor o Tercera Vía que, una vez 
sustituyó al gobierno conservador, continuó las mismas políticas 
neoliberales que su gobierno había iniciado.
Las políticas neoliberales de la Sra. 
Thatcher fueron las mismas que las del Sr. Reagan en EEUU: un ataque 
frontal al mundo del trabajo y a los sindicatos, iniciando políticas 
redistributivas de sentido opuesto a las iniciadas por los gobiernos 
anteriores. Como consecuencia, en 1990, cuando Thatcher abandonó el 
poder, los súper ricos (el 0,01%) ingresaban 70 veces más que el 
promedio, políticas que fueron continuadas por el New Labor, de manera 
que en el 2007 el 0,01% había logrado poseer 144 veces más que el 
promedio.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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