Conferencia pronunciada por
Ferdinand Lips
en la Universidad de St. Gallen el 24
de junio de 2004 como parte de
una serie de ponencias sobre finanzas internacionales y seguridad.
Enlace original.
Damas y caballeros.
Me gustaría dar las gracias a los
organizadores, los señores Graf y Brunner por haberme invitado hoy. Dice
mucho que ustedes hayan elegido un tema tan conflictivo como el oro. Es
una muestra coraje. En efecto, hasta hace poco era algo tabú mencionar
la palabra ‘oro’.
Cualquiera que se hubiera atrevido a hacerlo habría
sido etiquetado de excéntrico. Pero han acertado de lleno al haber
elegido este tema. Van a ver enseguida hasta qué punto el oro ha jugado
un papel central y positivo en la historia humana desde el amanecer de
la civilización. Les voy a dar pruebas de que sin una moneda basada en
el oro estamos destinados a enfrentarnos a una gran crisis y a
conflictos militares a nivel mundial. La mejor prueba de esto la
proporcionan los sucesos del siglo XX y el comienzo del siglo XXI.
También probaré, o como mínimo mantendré, que sin un nuevo patrón oro el
mundo descenderá hacia una nueva edad oscura. No sé realmente lo que
significa, pero el calendario de la antigua civilización maya termina en
el año 2012. Según mis estimaciones, el actual sistema financiero, o
no-sistema que es como yo lo llamo, ya no existirá nunca más después de
esa fecha. Como todos ustedes ya conocen, está basado en el engaño y en
una monumental carga de deuda que a duras penas podrá ser devuelta algún
día. Con toda probabilidad esta montaña de deuda aplastará al mundo
llegado el momento.
Pero también quiero darles alguna
esperanza, explicándoles que hubo un día en que se desarrolló un sistema
financiero mejor que el que tenemos ahora. Mi conferencia es también
una solicitud hacia ustedes. Una petición para que los jóvenes piensen
en el oro como dinero, se impliquen en la arquelogía monetaria y
dediquen algunos momentos a pensar en el patrón oro. Está en sus manos
salvar a este mundo. Nadie lo va a hacer por ustedes.
Mi conferencia durará unos 45 minutos. A
continuación tendrán la oportunidad de hacer algunas preguntas. Para
aquellos que quieran comprar mi último libro
Die Gold-Verschwörung (las Guerras del Oro) (1), estaré encantado de poder dedicárselo.
Introducción: la situación actual se debe al abandono del patrón oro
Todos los males que están sucediendo hoy
en día pueden rastrearse hasta dos sucesos muy concretos. Son los que
han provocado los mayores problemas del siglo XX y ahora también del s
XXI, incluyendo los conflictos políticos, las guerras, las crisis
monetarias, las emergencias económicas, la extensión de la pobreza, el
racismo, la Soha, la emigración masiva y el terrorismo. Todos estos
hechos son atribuibles sobre todo a esos dos sucesos.
El primer suceso es el abandono del
patrón oro cuando comenzó la GM-I. El segundo suceso es la creación del
sistema de la Reserva Federal en EEUU en 1913. La historia del mundo
demuestra que hay una estrecha relación entre los sitemas monetarios, la
paz y la guerra. Y la historia económica demuestra que los mercados
financieros sólo funcionan sin problemas bajo un patrón oro.
Es también evidente que hay una estrecha relación entre los sistemas monetarios, la ética y la moralidad.
Desafortunadamente, no hay mucha gente
que conozca que el siglo XIX fue un periodo de prosperidad y crecimiento
económico sin inflación. Parece un cuento de hadas cuando se descubre
que en esos días las principales monedas del mundo permanecieron
estables prácticamente durante 100 años. Esa fue la época del patrón
oro.
La vida de las monedas (2)
Franco francés |
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1814 – 1914 |
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(100 años) |
Florín holandés |
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1816 – 1914 |
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(98 años) |
Libra esterlina |
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1821 – 1914 |
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(93 años) |
Franco suizo |
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1850 – 1936 |
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(86 años) |
Franco belga |
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1832 – 1914 |
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(82 años) |
Corona sueca |
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1873 – 1931 |
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(58 años) |
Marco alemán |
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1875 – 1914 |
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(39 años) |
Lira italiana |
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1883 – 1914 |
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(31 años) |
Fuente: Pick’s Currency Yearbook 1977-1979
¿Cómo funcionaba el patrón oro?
La regla básica del patrón oro era un
precio fijado para el metal amarillo. Es decir, cada moneda era
convertible al oro según una medida determinada. Así que todas las
monedas estaban respaldadas por el oro y eran canjeables por oro a su
demanda. De esta forma, las reservas monetarias de un país consistían
sólo en oro. A nivel internacional, importar y exportar oro se podía
hacer sin limitaciones. Los déficit de las balanzas comerciales se
pagaban en oro (la balanza de pagos es la suma de todas las
transacciones entre la economía doméstica y el resto del mundo). De esta
forma, el oro tenía influencia para someter la economiía nacional a una
férrea disciplina. Limitaba el gasto público y proporcionaba a los
ciudadanos una moneda que no sólo mantenía su valor con el paso del
tiempo, sino que además era internacionalmente reconocida. En un sistema
de este tipo, si se desarrollaba déficit en la balanza de pagos porque
los subían los precios, entonces el oro salía automáticamente de la
economía de ese país buscando precios más baratos. De esta forma quedaba
menos oro disponible para poder circular internamente, manteniendo los
precios bajo control o incluso disminuyéndolos. Las exportaciones
volvían a ser competitivas de nuevo y en consecuencia la balanza de
pagos se restablecía. Por otro lado, si un país tenía una balanza de
pagos excedentaria, el dinero entraba y la economía se expandía.
Inflaciones o devaluaciones eran impensables en un sistema de estas
características. El sistema mantenía su estabilidad automáticamente.
Este es el princpal motivo por el que el oro no les gusta a los
políticos: porque les fuerza a equilibrar sus presupuestos.
Monedas estables en las diferentes épocas
La historia ofrece muchos ejemplos sobre
monarquías y reyes que sometieron la creación de dinero a una gran
disciplina. En la Grecia antigua es cuando fueron acuñadas las primeras
monedas de oro y es un buen ejemplo para explicar. Por su contenido en
oro, el dracma se convirtió en la moneda global del mundo civilizado del
momento. Durante este periodo fue cuando prosperaron las ciudades
griegas y floreció el comercio económico.
El ejemplo más extraordinario de un país
con una buena moneda fue Bizancio. Siguiendo la antigua tradición de la
moneda estable griega, el emperador Constantino decretó la creación de
una nueva moneda llamada
solidus. Durante 800 años el
solidus sirvió como moneda global, circulando desde China hasta las islas Británicas, desde el Mar Báltico hasta Etiopía.
Las leyes bizantinas sobre los asuntos
monetarios eran muy estrictas. Antes de que alguien pudiera ser aceptado
entre el gremio de los banqueros, el candidato necesitaba gente del
sector que le apadrinara. Tenían que proporcionar a alguien que les
avalara en su reputación y honestidad. Las autoridades querían
asegurarse de que el candidato nunca iba a falsificar el dinero. A
cualquiera que violara esas reglas se le cortaba la mano. Es algo
completamente sorprendente cómo el imperio bizantino terminó siendo el
centro del comercio mundial durante 800 años. Durante este periodo no se
produjo nunca una devaluación ni tampoco nadie quedó abrumado por las
deudas. Nunca más, ni en la antigüedad ni en el mundo moderno, se
encuentra un ejemplo de estas característcas. Con su dinero Bizancio
controlaba todo el mundo, el civilizado y el que no estaba civilizado.
Este excelente ejemplo llegó a su fin cuando el emperador Alexius
Comnenus se vio obligado a devaluar la moneda por las elevadas deudas
que había contraído en el juego. Su esplendor terminó 200 años después,
cuando los turcos invadieron Bizancio.
Otro ejemplo a destacar de monedas
estandarizadas con el oro fue el dinar de oro del imperio Árabe. En su
máximo esplendor su imperio comercial se extendió desde Bagdad hasta
Barcelona.
El auge de las ciudades-estado italianas
como Florencia, Siena, Venecia o Génova sólo fue posible gracias a una
nueva moneda de oro: el
fiorino d’oro
de Florencia. Era una moneda de oro estable y digna de confianza. Esto
fue lo que terminó estimulando el auge del comercio y la promoción de la
prosperidad en las ciudades-estado italianas y grandes áreas de Europa
Occidental. El oro usado como dinero es lo que construyó las bases
económicas del Renacimiento y permitió en última instancia su gran
avance cultural. Así que la cultura avanza sólo cuando la prosperidad
prevalece, no cuando la gente está golpeada por la pobreza. El poder y
la credibilidad natural del oro es lo que consigue llevar a la humanidad
a los más altos niveles de civilización.
Con su gran sabiduría, los padres
fundadores de EEUU declararon en la Constitución que sólo el oro y la
plata podían ser considerados como moneda de curso legal. Los conceptos
del papel moneda y del banco central eran un horror para ellos. Hoy en
día se ha abandonado ese punto de vista y además se considera
anacrónico.
El patrón oro del s. XIX es el mayor logro monetario del mundo civilizado
El patrón oro nunca fue concebido en una
conferencia ni ha sido fruto de alguna brillante idea de un genio. Fue
simplemente el resultado de siglos de experiencia. El arquitecto fue
Gran Bretaña. El punto álgido del patrón oro fue a comienzos del siglo
XX. En ese momento había 50 países que participaban de ese sistema
monetario, todos ellos grandes naciones industrializadas. Era una gran
comunidad con un único sistema de pagos y funcionaba.
En su libro Währungen am Scheideweg [Managed Money at the Crossroads. The European Experience] (3), el profesor Melchior Palyi escribió lo siguiente en 1960:
Desués de que Roma lo consiguiera en su
momento, fue la primera vez que el mundo civilizado consiguió crear una
unidad monetaria. Sa consiguió la integración comercial y financiera sin
la ayuda de un imperio militar o una utopía fruto de la imaginación. En
la teoría y en la práctica, esta unidad monetaria fue aceptada y
reconocida como el único sistema monetario racional. Debido al mecanismo
automático y a la disciplina a la que se veían atadas las instituciones
monetarias, las fluctuaciones entre las divisas eran muy limitadas, por
no decir prácticamente imposibles. Esta fue la incalculable ventaja de
una moneda fundamentada en el oro. Gracias a su estabilidad el capital
podía ser empleado en transacciones a corto y largo plazo. El comercio y
la industria eran capaces de planificar el futuro. Especialmente este mecanismo automático y también las reglas decentes
que entonces se seguían en los asuntos monetarios , liberaron el valor
del dinero del impacto del capricho de los gobernantes. Y
sustancialmente fueron estables a nivel mundial. A pesar de todas las
garantías de los reformistas monetarios, no se ha podido encontrar
ningún sustituto equivalente que sea razonable.
El economista Ludwig von Mises escribió en su libro La acción humana (4):
El patrón oro fue el patrón mundial en
la era del capitalismo, incrementando la riqueza, la libertad y la
democracia, tanto política como económicamente. A los ojos de los
defensores del libre comercio, su princial eminencia es precisamente el
hecho de que fue un patrón internacional, requerido por el comercio
internacional y las transacciones del dinero internacional y los
mercados de capital. Fue el medio de intercambio mediante el que las
industrias y el capital occidental llevaron su civilización hasta las
partes más remotas de la superficie del planeta… y crearon una riqueza
como nunca antes se había visto. Vino acompañado del progreso triunfante
y sin precedentes del liberalismo occidental, que además permitió unir a
las naciones en una única comunidad de naciones libres que cooperaban
pacíficamente unas con otras… El patrón oro no es ciertamente un patrón
ideal, pues no hay nada perfecto en los asuntos humanos. Pero nadie está
en posición de decirnos que hay algo que se pueda poner en lugar del
patrón oro.
Antes de que Alan Greenspan vendiera su alma (5 y 6),
describió el patrón oro
como lo que promovía la prosperidad y la libertad. Según lo que decía
por aquel entonces, sólo este sistema monetario podía prevenir el gasto
deficitario crónico del estado del bienestar y los recurrentes excesos
especulativos del mundo financiero que terminaban en grandes
depresiones. Creía que el oro y la libertad económica eran inseparables,
que el patrón oro era un instrumento de
laissez-faire y que
una cosa implica la otra. Según dice en su escrito, una economía con una
verdadera división del trabajo no puede existir sin el oro.
La era del patrón oro durante el siglo
XIX fue la era dorada el hombre blanco y de los japoneses. Durante este
periodo, después de Napoleón, sólo se produjeron 7 guerras de alguna
trascendencia:
1855 |
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Guerra de Crimea |
1861-1865 |
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Guerra Civil americana |
1866 |
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Guerra Austro-Prusiana |
1870-71 |
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Guerra Franco-Alemana |
1877-78 |
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|
Guerra Ruso-Turca |
1894-95 |
|
|
Guerra Sino-Japonesa |
1900 |
|
|
Guerra Anglo-Boer en Sudáfrica |
Y además, no había terrorismo con el alcance que hoy lo conoceemos.
Declaración
Sostengo que si se hubiera mantenido el
patrón oro y las naciones en guerra hubieran observado las reglas
monetarias del patrón oro, la GM-I no habría podido durar mucho. Porque
con el mecanismo automático y las reglas imperantes en aquel momento sobre el comprtamiento decente
habría sido imposible financiar la guerra con crédito al más puro
estilo keynesiano. A modo de aclaración, el historiador suizo Jacob
Burckhard pinta a Keynes como una de las fuerzas más destructivas de la
historia, junto con Karl Marx. Justo después del comienzo de la GM-I es
cuando se produce el momento en el que el mundo gira hacia el fraude
monetario. La presión política para financiar la guerra mediante la
emisión de bonos hizo imposible aspirar a una política monetaria sana y
condujo las divisas a la ruina. De no haberse financiado mediante
déficit, la guerra habría durado no más de 6 meses. Pero sin la
disciplina de una moneda fundamentada en el oro, duró 4 años y medio.
Europa quedó en ruinas y millones de jóvenes, prácticamente una
generación, murieron en los campos de batalla.
La muerte del patrón oro hace caer al viejo orden mundial
La catástrofe de la GM-I también significa el final del viejo orden mundial. En el libro de Stefan Zweig Die Welt von Gestern
(El mundo de ayer) (7) se describe qué confortable era el mundo antes
de la GM-I. La financiación de la guerra tuvo un efecto particularmente
ruinoso en Alemania, el país con la economía más robusta y próspera del
momento. El Reichsbank financió gran parte de los gastos de guerra a
corto plazo, y no con créditos a largo plazo como hicieron los
británicos. Este hecho, junto con unos pagos por las reparaciones de
guerra completamente excesivos fruto del Tratado de Versalles, provocó
que Alemania se terminara dirigiendo hacia la hiperinflación, la
destrucción de la clase media y finalmente Hitler. Y así es como aparece
en escena la GM-II. Observen lo que unos socialistas miopes terminaron
haciendo con su milagro económico al introducir el ‘estado del
bienestar’: una Alemania arruinada después de la GM-I.
La tragedia monetaria del s.XX
La vuelta al patrón oro después de la
GM-I fue un hecho consumado. Pero faltó sabiduría y convicción en los
que tenían el cometido de llevarlo a cabo. En la conferencia de Génova
de 1922 se volvió a introducir de nuevo el patrón oro.
Pero se debe observar que no se
restableció el patrón oro tal como estaba antes de la GM-I, sino diluido
en una especie de patrón de intercambio sobre el oro. Esto quiere decir
que, además del oro, los bancos centrales también podían contabilizar
como reservas dólares y libras. Es decir, las monedas de las dos
potencias vencedoras. Así que, de repente, los dólares y las libras se
volvieron equivalentes al oro. Y esto fue inflacionario, porque los
dólares y las libras (a diferencia del oro) ahora se contablizaban por
partida doble: primero en el país donde eran emitidas las monedas y a
continuación en el país que las tenía como reservas. Además, debió ser
algo obvio que estas monedas de papel no eran inmunes a perder poder
adquisitivo. Así que no iban a poder ser una vara de medir duradera y
generalmente válida.
El oro siempre retiene su valor, las monedas de
papel no. Una de las decisiones más catastróficas de la historia
monetaria ocurrió también cuando, a pesar del resurgimiento de la
inflación en esa época, Winston Churchill (entonces Canciller británico
del Tesoro) eligió mantener la paridad con el oro al mismo nivel que el
de 1914 en lugar de devaluar la libra. La Reserva Federal, frente a la
moderada recesión económica americana de 1927, comenzó a proporcionar
enormes cantidades de liquidez al sistema bancario. Al mismo tiempo
quería ayudar al Banco de Inglaterra, porque estaba perdiendo enormes
cantidades de dinero al ser más atractivas las inversiones en EEUU.
Así
que con tal de reducir los tipos de interés, la Fed bombeó aún más
dinero al sistema. Este dinero se fue en gran medida al mercado de
valores y la situación se les terminó escapando de las manos en 1929.
Cuando las autoridades decidieron que era hora de detener el boom
ya era demasiado tarde. La economía americana terminó colapsando y
arrastró al mundo a la Gran Depresion de los años 30. En esa época, los
defensores de este tipo de economías planificadas echaron la culpa al
patrón oro de la debacle. Pero de hecho ya no estaba funcionando un
patrón oro en sentido estricto, pues fue el banco central el que
expandió la masa monetaria introduciendo más papel, pero no más oro
evidentemente. Así que de haber existido un patrón oro en sentido
estricto un suceso como el crack del 29 no podría haber sucedido jamás.
Bancos centrales, bancos y guerras
Cuando se abandonó el patrón oro, la
última barrera que quedó para la creación de dinero fueron los bancos
centrales, siempre y cuando fueran capaces de mantener su independencia.
Mientras tanto, no obstante, ya hemos podido ver cómo han sido de
ineficaces los llamados guardianes de la estabilidad. La independencia
del banco no pareció funcionar de la forma que se había pretendido. Los
bancos centrales se convertieron en los peones obedientes de los
gobiernos. En efecto, son precisamente los bancos centrales y el sistema
bancario en su conjunto los que, mediante la creación de crédito, han
hecho posible el déficit del gasto y los gastos de las guerras. En su
libro
Debt and Delusion
(8), el economista británico Peter Warburton sitúa en los bancos
centrales gran parte de la culpa del deterioro de las políticas
económicas y financieras desde el comienzo de los años 80. Han
desaparecido los frenos del oro.
El sistema de la Reserva Federal
El suceso más siniestro y amenazador de
la historia de los bancos centrales fue el establecimiento en 1913 del
Sistema de la Reserva Federal en EEUU.
Sirvieron como modelo el Banco de
Inglaterra y el Reichsbank alemán. Si no terminan de comprender por qué
digo que la fundación de la Fed fue algo siniestro, entonces les
recomiendo que lean el libro The Creature from Jeckyll Island – A Second Look at the Federal Reserve System
(9), escrito por Edward Griffin. Bajo el pretexto de proteger al
público contra las quiebras bancarias y el mantenimiento del valor del
dinero, la Fed americana (que no es federal, sino bastante privada) es
un cártel que se diseñó para proteger a sus miembros contra una
competencia que no era bienvenida y, en caso de tener pérdidas,
pasárselas a los contribuyentes. Su fundación va en contra de la
constitución americana tal como la idearon los Padres Fundadores.
Presidentes como Thomas Jefferson y Andrew Jackson estuvieron siempre en
contra del estabecimiento de un banco central. Su nacimiento se produjo
de un modo taimado, pues la Ley de la Reserva Federal se pasó al
Congreso cuando la mayor parte de los congresistas estaban en casa con
sus familias durante las fiestas de Navidad. Su fundación viola la
Constitución americana, pues ésta declara que sólo el oro y la plata
pueden ser consideradas monedas de curso legal.
El Sr. Griffin recomienda abolir el Sistema de la Reserva Federal por los siguientes motivos:
1. La Fed es incapaz de conseguir los
objetivos que se ha dado a sí misma, es decir el mantenimiento de la
estabilidad monetaria. Desde su fundación el valor del dólar ha caído un
95%.
2. Es un cártel que viola el interés público.
3. Es un extraordinario instrumento para promocionar precios exorbitantes mediante el sistema de créditos bancarios.
4. Crea un impuesto elevado y malintencionado, que es la inflación.
5. Alienta y favorece las guerras.
6. Desestabiliza la economía.
7. Es un instrumento de totalitarismo.
El estado, o más precisamente el estado del bienestar
El economista Wilhelm Röpke, uno de los
hombres que estuvo detrás del milagro alemán (10), dijo una vez lo
siguiente: “Uno puede atreverse a decir que muy pocas veces los
gobiernos han tenido un completo control de su moneda sin haber
abusado de ella. En los tiempos actuales del desarrollo del estado de
bienestar, la probabilidad de ese abuso es aún mayor”.
Por eso hoy en día es más necesario que
nunca el patrón oro, especialmente para todos los que conocemos desde
nuestra amarga experiencia que no se puede creer a los políticos. La
clase política dirigente de hoy en día va a resistir con tozudez
cualquier intento de introducir una moneda respaldada por el oro, porque
una moneda de esas características iba a hacer imposible sostener el
actual estado del bienestar. La existencia del estado del bienestar es
la base del engaño a los ciudadanos, pues es el principal responsable de
la erosión del valor de su dinero por la permanente emisión de deuda
que supone. Es imposible conseguir semejantes beneficios sociales sólo
con los impuestos.
Las desafortunadas decisiones de Bretton Woods en 1944
El mundo todavía no ha aprendido nada.
Al final de la GM-II se decidió introducir de nuevo el patrón oro-dólar.
De esta forma EEUU tenía garantizado el terrible monopolio de poder
pagar sus deudas con el papel moneda que imprimía él mismo. Charles de
Gaulle se refirió a este hecho como el ‘privilegio exorbitante’. No hay
nadie que pueda resistirse a esa tentación. Por eso el primer resultado
directo fue la inflación de los años 70.
Les animo a considerar estos hechos:
después de la GM-II se evolucionó del patrón oro hacia el patrón
oro-dólar-libra. Después de la GM-II quedó sólo el patrón oro-dólar,
porque la libra había perdido su anterior estatus de moneda reserva en
el ínterin. Como un signo del creciente poder económico de EEUU, además
del oro permaneció el dólar como única moneda de reserva.
Cuando el presidente Nixon abandonó
unilateralmente este acuerdo el 15 de agosto de 1971, fue el equivalente
a una quiebra de EEUU. En 1973 comenzó la era de las divisas flotantes.
Esto abrió las puertas completamente a la creación de dinero, la
expansión del crédito, el déficit en el gasto y la especulación. Al
menos hasta el punto en el que les preocupa a los siniestros fundadores
del FMI y el Banco Mundial. Basta con decir que no hay la menor duda de
que ambas instituciones apoyan y alientan el socialismo en todo el
mundo.
El orden internacional que tenemos hoy es la consecuencia
En un discurso del presidente Geoge W.
Bush el 7 de agosto de 2002 dijo lo siguiente: “No hace falta decir
cuántas guerras nos va a llevar asegurar la libertad en nuestro país”.
Con este comentario el Sr. Bush anunció que no iba a haber sólo una
guerra contra Irak, sino muchas guerras en todo el mundo. Pero no define
cuándo una guerra podía ser considerada perdida o ganada. Lo que quiere
decir es simplemente que las guerras podrían continuar indefinidamente.
Una vez más las financiarán mediante déficit y el sistema bancario.
Esto sería imposible bajo el patrón oro.
Quiero considerar más detenidamente cómo
va a ser capaz EEUU de pagar esas guerras. En principio, EEUU está
quebrado. El déficit de la balanza comercial se está acercando a los
600.000 millones de dólares, el déficit del presupuesto está excedido en
500.000 millones de dólares y su deuda exterior es enorme.
EEUU está quebrado desde el 15 de agosto
de 1971. Ese es el día en que EEUU aumentó su guerra contra el oro. De
forma parecida a como quiebra una república bananera, pues el país dejó
de cumplir su obligación de canjear dólares por oro. Si estás quebrado
está claro que no eres capaz de pagar ninguna guerra. Bajo la disciplina
del patrón oro ciertamente no sería posible. Pues a pesar de esto EEUU
puede pagar las guerras y además lo hace con un dinero en papel que no
está respaldado por nada, con dinero falso por decirlo de alguna manera.
Pues bien ¿quién está pagando
actualmente esas guerras? La respuesta es simple: ¡todos lo hacemos! Fue
lo mismo en el caso de la guerra de Vietnam con Kennedy y Johnson. Es
el mundo entero quien está ayudando a financiar los déficit y los gastos
americanos de guerra. Esta es la desagradable consecuencia de haber
abandonado el patrón oro. Pero nadie dice nada o simplemente lo aceptan
de buen grado. Esto es así y en el fondo todos somos culpables de que
suceda.
El siglo XX y los comienzos del s XXI
De forma contraria a como sucedió en el s
XIX (con su sólido crecimiento económico libre de inflación, una
notable estabilidad monetaria y relativamente pocas guerras), el s XX
está marcado por la inflación, la hiperinflación, las guerras
comerciales y monetarias, oleadas de especulación y conflictos
militares. El siglo XX también ha traído dos guerras mundiales, cientos
si no miles de guerras locales, cientos de millones de víctimas, grandes
genocidios, migraciones masivas, una erosión monetaria mundial, la
ruina económica, gigantescos barrios de chabolas, la epidemia del sida
y, últimamente, el declive de toda una civilización.
¿Por qué hay guerras?
Entre las motivaciones que hay detrás de
las disputas internacionales y que han conducido finalmente a la
guerra, las razones económicas han sido sin lugar a dudas las más
significativas: las batallas primitivas por los territorios de caza, los
pastos, las minas de sal y los valles fértiles.
También los ataques de
los piratas a los barcos de las naciones que comerciaban y las guerras
modernas por el ‘espacio vital’ y los controles de las áreas de
influencia comercial. Pero la motivación más importante de todas es el
acceso a los recursos naturales, especielmente de carácter energético.
No obstante los problemas políticos
domésticos también ha jugado un papel importante. Las guerras han
comenzado frecuentemente para desviar la atención de los problemas
domésticos que se debían afrontar.
En Oriente Próximo ambos aspectos han sido importantes para los americanos, es decir:
1. El control de los recursos petrolíferos.
2. La distracción del desastroso estado del sistema financidero americano.
Saddam Hussein fue sólo un pretexto. No
debemos olvidar que EEUU le había puesto previamente en su cargo y le
apoyaba como una protección contra Irán.
Hay además una razón más, y es la
increible arrogancia del gobierno americano. Pero ahora esos líderes
arrogantes están sintiendo las consecuencias negativas de sus acciones.
Primero porque se han metido en una guerra que no pueden ganar, y en
segundo lugar porque aún está haciendo más daño al dólar. Las guerras
siempre han socavado el poder adquisitivo de las monedas. Mientras que
una moneda de oro del tiempo de Alejandro el Grande brilla todavía como
el primer día, las monedas de papel están destinadas a volver en algún
momento a su intrínseco valor, es decir nada.
Los alemanes saben una o dos cosas sobre
este tema. Después de la GM-I padecieron la pérdida total del poder
adquisitivo de su moneda. Y de nuevo otra vez después de la GM-II. Y
últimamente han aceptado la Unión Monetaria Europea, por lo que han
tenido que cambiar otra vez su moneda por el euro. Y todos estos cambios
han sucedido en menos de un siglo.
El oro es libertad
No sólo hay una correlación entre las
monedas respaldadas por el oro y las guerras, sino también entre las
monedas respaldadas por el oro y la libertad. En un ensayo famoso
titulado
Gold and Economic Freedom
(5) que escribió el actual presidente de la Reserva Federal Alan
Greenspan en 1966, comenta que el patrón oro promueve la prosperidad y
la libertad. Cuando uno se acuerda de que entre los primeros actos
oficiales de Lenin, Mussolini y Hitler (y por cierto, también de
Franklin D. Roosevelt) estaba prohibir la propiedad privada del oro,
esta relación se hace evidente. Aún en nuestra época el precio del oro
está siendo manipulado prácticamente cada día para poder mantenerlo
artificialmente bajo. Los que están en el poder quieren mantener el
estatus ficticio del dólar, por lo menos todo el tiempo que sea posible.
En mi libro
Gold Wars (11) explico esta manipulación.
¿Por qué está siendo manipulado el oro?
El oro está siendo en efecto manipulado
cada día por una camarilla de imprudentes facinerosos. El gráfico
siguiente muestra los movimientos del precio del oro y su manipulación
en el periodo de un día. Se puede observar con nitidez qué es lo que
está sucediendo en ese mercado.
Normalmente, el precio del oro sube en
Europa, pero tan pronto abre el COMEX en New York es dirigido hacia a
abajo (unos días más que otros). Y esto sucede sin tomar consideración
del daño que causa, y me refiero al daño económico que causa al mundo
entero.
¿Por qué están interesados estos facinerosos en manipular el oro?
En cada una de las discusiones sobre el
oro y su precio se debe tener muy presente que el oro ES UN METAL
POLÍTICO. Y esto es así por la sencilla razón de que el oro ha jugado
históricamente un papel monetario y que no es compatible con el sistema
financiero moderno. Hasta el 15 de agosto de 1971 nunca ha habido un
periodo en la historia en el que no hubiera alguna moneda del mundo que
no estuviera ligada al oro.
La historia mundial de las monedas está
llena de ejemplos de devaluaciones, pérdida de la pureza de las monedas y
quiebras de estados y bancos. Aún así siempre ha sido posible cambiar a
otras monedas que estuvieran respaldadas por el oro. Pero dejando de
lado al franco suizo, esto ya no es posible desde 1971. Todas las
catástrofes económicas, monetarias y financieras de los últimos 30 años
pueden ser rastreadas hasta llegar al final al abandono del patrón oro.
Nuestro sistema actual de papel moneda
sin respaldo todavía es muy joven. Descansa sólamente en la fe, es decir
en la fe de que la montaña de deuda sobre la que está construido podrá
ser pagada algún día.
Un único suceso que convulsione esta fe
será suficiente para destruir los cimientos de todo este entramado
monetario, provocando un despegue muy violento y robusto del precio del
oro nominado en dólares.
Este es el motivo principal por el que el oro es manipulado prácticamente cada día. Para que no cimbreen los fundamentos.
Pero sabemos por la historia del Gold Pool de los años 60 que el oro no puede ser manipulado eternamente. Durante todo el tiempo que duró el pool los bancos intentaron fijar el precio del oro a 35$ la onza. Pero el Gold Pool se desmoronó el 17 de marzo de 1968 y todo el lamentable experimento quedó en ridículo.
Hoy en día todavía es muy barato el oro porque los gobiernos de todo el mundo sabotean su precio cada día.
¿Dónde estamos? En un mundo en guerra y en crisis
1. Estamos en medio de una guerra monetaria global y de devaluaciones generalizadas.
2. La moneda mundial de reserva, el
dólar, está debilitada porque EEUU tiene una alarmante situación
financiera: más de 34 billones de deuda, 200 billones de dólares en
derivados y 10 billones de dólares en obligaciones exteriores según la
contabilidad oficial del gobierno [actualmente la
deuda total americana asciende a unos 65.5 billones de dólares, superando al PIB de todo el planeta. Además, el
valor total del mercado de derivados es superior a los 700 billones de dólares. Finalmente, la
deuda exterior americana
es actualmente de unos 16 billones de dólares]. Piensen que en 1997 se
temía por el colapso de la estructura financiera mundial debido a la
quiebra de un único fondo, el LTCM (Long Term Capital Management) con
unos activos totales de 3.000 millones de dólares.
3. El suministro de dinero se está incrementando de forma dramática en EEUU y en todo el mundo.
4. Hoy en día las bolsas parecen
casinos: estan sobrevaloradas y son peligrosas. El Dow Jones es
manipulado prácticamente cada día por el WGFG (Working Group on
Financial Markets), grupo de trabajo que fue creado por el presidente
Ronald Reagan en 1987. Ya no hay mercados libres. Todos los insiders se han ido.
5. Tenemos unos tipos de interés
negativos (es decir, la inflación excede a los ingresos por los
intereses), que es algo realmente pernicioso para las inversiones y los
ahorros.
6. Hay un déficit entre la producción de
oro y la demanda, así que los bancos centrales han tenido que prestar o
vender entre 1/3 y 1/2 del oro demandado. El oro se está esfumando. Va a
haber pánico cuando la gente descubra que el oro es el único refugio
seguro y que una gran porción del oro de los bancos centrales ya ha sido
vendida.
7. La montaña de deuda ha alcanzado
niveles históricamente altos en todo el mundo. Esta forma de generar
crecientes cantidades de masa monetaria colocará una pesada carga a
pagar por las generaciones más jóvenes y que tiene toda la pinta de que
va a ser imposible de refinanciar en un futuro o incluso poderse pagar.
8. La actual erosión del dinero es algo
catastrófico para los que viven de sus nóminas o los pensionistas. Las
clases medias están siendo estrujadas hasta la extenuación. 1.000
millones de personas viven en el mundo en áreas golpeadas por la
pobreza. Pronto uno de cada tres habitantes de las ciudades vivirán en
barrios de chabolas o áreas residenciales sin las infraestructuras
mínimas. Estas condiciones promoverán la expansión del radicalismo. El
odio va a crecer bajo la excusa, por ejemplo, de pretensiones raciales o
nacionalistas.
9. La economía global va a estar en un
invierno de Kondratieff durante los próximos 10 años. Hasta el momento
presente la humanidad ha sabido sobreponerse a cada crisis. Pero la
situación actual se debe a una degradación monetaria, de forma que será
imposible salir de ella sin haber pasado antes por serias dificultades.
10. Los políticos desconocen el origen
último de la crisis, así que la confusión política crece según pasa el
tiempo. La situación geopolítica internacional nunca había estado tan
mal. Un ataque a Irán o un golpe de estado en Arabia Saudita pueden, por
sí mismos, tener un impacto desastroso en el flujo del petróleo, en la
confianza del dólar y en la economía mundial.
Llegados a este punto, me van a permitir
citar un discurso que hizo el Congresista Howard Buffet (padre del
mayor inversor de todos los tiempos, Warren Buffet) en Washington D.C.
en 1948:
Debido a nuestra fortaleza económica,
los padecimientos que surgen del papel moneda pueden tardar varios años
en aparecer. Pero nos podríamos estar acercando a esa etapa crítica.
Cuando llegue ese día, nuestros gobernantes encontrarán muy
probablemente que las guerras exteriores y los controles disciplinarios
implacables son la alternativa más sagaz contra las disensiones
domésticas… Si la libertad humana ha de sobrevivir en EEUU, entonces
debemos ganar la batalla que permita restaurar el dinero honesto. No nos
podemos enfrentar a un reto mayor que este: la restauración de nuestra
libertad para poder asegurar el oro como medio de intercambio de los
frutos de nuestro trabajo.
Damas y caballeros, estas son las sutiles relaciones entre la libertad, el dinero, la inteligencia, la paz y el oro.
Damas y caballeros, creo que les he
proporcionado suficientes razones para hacerles entender la urgente
necesidad de una moneda estable y saludable basada en el oro. ¡Es la
única solución! Tenemos que volver al dinero honesto lo más pronto
posible. Tenemos que volver al patrón oro.
O como dijo una vez Otto von Hapsburg:
“la ética y la moralidad son todavía el mejor modo de proceder en todos
los asuntos ” (12).
Como conclusión, me gustaría que
permitieran expresarse a otros dos caballeros con un reputado
conocimiento de los asuntos del mundo sobre este tema de las monedas
respaldadas por el oro.
El primero es el reconocido asesor de
inversiones Harry Schultz, que es quien nos ha dejado una de las mejores
definiciones sobre lo que es el patrón oro en su libro Standards: gold and another (13).
Ya he escrito sobre esto mismo varias
veces en los últimos 36 años, pero quiero volver a expresar de nuevo
este principio con fuerza: ¡estoy a favor del oro con independencia de
su precio¡ ¡Nunca trabajo con el oro por obtener un beneficio con las
acciones, los lingotes o las monedas! El oro es importante por razones
mucho más importantes que obtener un simple beneficio y me avergonzaría
promover el oro sólo por su beneficio monetario. El oro es el gozne
esencial para nuestra libertad individual (no de un grupo o nación). El
oro tiene su sitio en el sistema monetario como un factor de gobierno.
Los que así pensamos volveremos a tener un sitio en el patrón oro. Suelo
comprometerme y decir que sólo sería útil un casi-patrón oro, una
versión modificada de la versión de Bretton Woods. Y es muy probable que
esto mismo se llegue a desarrollar algún día, aunque bajo mi punto de
vista deberíamos luchar para conseguir un patrón oro puro, en su forma
más antigua. ¿Por qué? ¡Pues porque funcionó muy bien! ¡Y no por razones
fiscales! Sino porque forzaba a las naciones a limitar sus deudas, los
gastos y los esquemas socialistas. Esto quiere decir que se fueron
construyendo hábitos de comportamiento saludables en torno a estas
limitaciones. Pero estos hábitos se han quitado de todo el mundo
frotándolos poco a poco. Antes la gente era mucho más honesta, moral,
decente y amable porque el sistema era honesto y moral. Causa y efecto.
Hoy tenemos la causa y el efecto del patrón opuesto. No hay límites a lo
que el gobierno quiera hacer, nada que lo controle o le haga seguir
algún dictado. No hay límite a la deuda del gobierno, al estado del
bienestar o a los esquemas socialistas. No hay gobernante en el
gobierno. No hay timonel que guíe el barco.
Los hábitos se fueron frotando poco a
poco de las conductas de las personas, provocando que paulatinamente se
fueran endeudando cada vez más, perdiendo al mismo tiempo el respeto por
el sistema y la moralidad. Los efectos han sido más divorcios, fraudes,
crímenes, nacimientos fuera del matrimonio y en definitiva cada vez más
hogares destrozados. Cuando el dinero de un país pierde sus bases o
respaldos desaparece a continuación cualquier patrón de comportamiento.
El dinero juega un patrón de conducta que se esparce por cualquier área
de la actividad humana. Un dinero sin respaldo significa que desaparece
la moralidad de la sociedad. Este es el principal motivo por el que las
monedas de oro funcionaron tan bien y por qué EEUU se tuvo que mover
hacia el papel moneda tan sigilosamente, muy poco a poco, respaldando
los dólares de papel con oro al 100%. Pero con mucho cuidado fueron
comiéndose el salchichón con lonchas muy finitas, removiendo el respaldo
en etapas hasta que al final no ha quedado nada. El efecto de esta
causa lo vivimos a nuestro alrededor.
Unas películas violentas reflejan una
sociedad violenta que ya no respeta nada. Con una ley tras otra nos
hemos ido corrompiendo cuando el dinero ha perdido su certeza. La
burbuja que hoy tenemos en el mercado de valores es parte de una escena
que anticipa un mega-crash y una mega-recesión el día de mañana. El Gran
Hermano sólo ha sido posible gracias a la desaparición de los controles
automáticos y la pérdida de la libertad individual mediante las monedas
fiduciarias y no convertibles.
Basta ya. Paso la palabra. Luchemos por
el oro. Pero no por los beneficios, sino porque es algo útil y nos ayuda
a luchar por las libertades individuales, esperando que algún día en el
futuro vuelva la cordura a los diferentes patrones de comportamiento de
la actividad humana. ¡Si tenemos un patrón oro conseguiremos un patrón
oro humano! Las dos cosas están interrelacionadas. Son en última
instancia consecuencia la una de la otra. El oro es una bendición.
Charles de Gaulle, Presidente de
Francia, entregó a su país el mayor regalo que les podía ofrecer:
restableció la confidencia en Francia.
El 4 de febrero de 1965 dijo lo siguiente:
Ha llegado el momento de establecer un
sistema monetario internacional que tenga unas bases incuestionables y
que no lleve el sello de ningún país en particular. ¿Sobre qué bases?
Verdaderamente, es difícil imaginar que podría haber otro patrón
distinto al del oro. Si, el oro porque su naturaleza no se puede
alterar, porque puede formarse igualmente en lingotes, barras o monedas,
porque no tiene nacionalidad y porque ha sido respetado, eterna y
universalmente, como la moneda inalterable por excelencia. (14)
Notas
(1) Lips, Ferdinand: Die Gold-Verschwörung (Gold Wars), Rottenburg, Kopp Verlag, 2003.
(2) Lips, Ferdinand: Das Buch der Geldanlage (The Guide to investments), Düsseldorf, Econ Econ Verlag, 1981
(3) Palyi, Melchior: Währungen am Scheideweg (Managed Money at Crossroads – The European Experience), Frankfurt am Main, Fritz Knapp Verlag, 1960
(4) Mises, Ludwig von: Human Action, New Haven, CT: Yale University Press, 1949
(5) Greenspan Alan: Gold and Economic Freedom, reprinted in Ayn Rand’s Capitalism: The Unknown ideal, New York, NY: New American Library, 1967
(6) Parks, Lawrence: What does Mr. Greenspan Really Think?, New York: Foundation for the Advencement of Monetary Education FAME, 2001
(7) Zweig, Stefan: Die Welt von Gestern (The World of Yesterday), Stockolm: Bermann-Fischer Verlag, 1944
(8) Warburton, Peter: Debt and Delusion, Middlesex, England: Alan Lane, The Penguin Press, 1999
(9) Griffin, G. Edward: The Creature From Jekyll Island – A Second Look at the Federal Reserve System, Westlake Village, California: American Media, 1944
(10) Röpke, Wilhelm, Jenseits von Angebot und Nachfrage (Beyond Supply and Demand), Erlenbach/Zurich, Eugen Rents Verlag, 1961
(11) Lips, Ferdinand: Gold Wars – The Battle Against Sound Money as Seen From a Swiss Perspective, New York, NY, Foundation for the Advancement of Monetary Education FAME, 2002
(12) Habsburg, Otto von: Ethik und Moral des Geldes (The Ethics and Morality of Money), Frankfurter Allgemeine Zeitung, printed in the supplement Geist und Geld (Mind and Money) on 12 April 2002
(13) Lips, Ferdinand, Die Gold-Vershwörung (Gold Wars), Rottenburg, Kopp Verlag, 2003
(14) Rueff, Jacques, The Monetary Sin of the West, New York, NY, Macmillan, 1972
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http://www.libertaddigital.com/economia/fekete-la-desconfianza-en-el-dolar-causara-un-colapso-monetario-1276371050/
http://www.libertaddigital.com/opinion/autores-invitados/ensayo-general-para-el-ultimo-contango-de-oro-50947/