Terroristas a sueldo entre otras actividades...
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El ejército del terror del Pentágono
La empresa de seguridad más poderosa del planeta, acumula denuncias por crímenes cometidos en Medio Oriente y por casos de corrupción en EE.UU.
Radiografía de un negocio en expansión, impulsado por la Casa Blanca.
Ya pasaron veinte años y una sombra espesa sigue moviéndose hasta los más lejanos rincones del mundo. Con impunidad, con armamento de última tecnología, montada sobre mercenarios de diferentes naciones, esa sombra tiene un nombre acorde a su historia: Blackwater (BW), una de las mayores empresas de seguridad a nivel internacional –fundada en 1997 por Erik Prince y Al Clark–, goza de muy buena salud, pese a las decenas de denuncias en su contra, en la mayoría de los casos por cometer crímenes, incurrir en flagrantes abusos de autoridad y participar en contratos espurios otorgados por el Pentágono y el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Desde hace algunos años renombrada como Academy, Blackwater surgió en pleno esplendor del avance neoconservador en Norteamérica, de la mano del presidente George W. Bush (2001-2009). Los neocons, que venían apuntalando su poder durante los mandatos de Ronald Reagan y Bush padre, encontraron en la administración republicana del empresario petrolero el caldo de cultivo para aplicar el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC, por sus siglas en inglés) que, entre otros puntos, avalaba la desregulación total del Estado y apuntaba todos sus cañones contra esa vaga definición conocida como “terrorismo internacional”, pero que para los neocons era muy claro dónde se ubicaba: en Medio Oriente y entre la comunidad musulmana.
La transnacional comandada por Prince y Clark, fundada bajo la bendición de la ultraderecha católica estadounidense, ingresó en las grandes ligas con la administración de Bill Clinton en la guerra de los Balcanes en la década de 1990. Para ese entonces, BW daba sus primeros pasos en el redituable negocio de la seguridad privada, poniendo a disposición de Washington a los primeros “contratistas” que, para 2001 y 2003, con las invasiones a Afganistán e Irak, respectivamente, se convertirían en un ejército mercenario, alcanzando casi la misma cantidad de tropa en territorio iraquí que las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Pero los fundadores de BW, en especial Prince –con un pasado como SEAL, conservador y, entre otros hobbys, financista de grupos católicos, extremistas y marginales–, no pensaron a su empresa como un simple ejército de respaldo a las ocupaciones de la Casa Blanca en otras partes del mundo. Por eso, en Carolina del Norte, en un pantano conocido como Moyock de 2.800 hectáreas, BW fundó la instalación militar privada más grande del mundo. En el libro Blackwater.
El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo, el periodista Jeremy Scahill describe a Moyock como el lugar donde “se instruye anualmente a decenas de miles de agentes de las fuerzas del orden, tanto federales como locales, así como a tropas de naciones extranjeras ‘amigas’”. En su sede central, BW “tiene su propia división de inteligencia y cuenta entre sus ejecutivos a ex altos cargos militares y de otros servicios secretos”, apunta Scahill, colaborador de la revista The Nation y de la cadena Democracy Now! Con el paso del tiempo, el mercado de la “seguridad” produjo redituables demandas para BW, por eso también construyó instalaciones en California, Illinois y en la selva de Filipina.
El gran negocio
“Una prolongación patriótica de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos”, definió Prince a Blackwater. Y no era para menos. Con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono en septiembre de 2001, el gobierno de Bush tuvo el camino limpio para concretar, en el plano militar, “el choque de civilizaciones” acuñado por el politólogo Samuel Huntington. Caída la Unión Soviética y el mundo socialista, el poder de Washington se apresuró a encontrar nuevos enemigos a los que combatir.
Si pocos años antes, el movimiento talibán y Al Qaeda sirvieron para expulsar al Ejército Rojo de Afganistán, ahora esos mismos grupos eran el propio mal que amenazaban la vida occidental. Además de las tropas regulares, la administración Bush inundó Afganistán e Irak de mercenarios de compañías como DynCorp y Blackwater.
Desde las invasiones a territorios afgano e iraquí, BW expandió sus tentáculos de manera acelerada, encargándose de la seguridad del personal estadounidense en esos países, pero también entrenando tropa y, con el correr de los días, convirtiéndose en una parte fundamental del Ejército de ocupación. Entre los muchos beneficios a los que accedían los mercenarios dirigidos por Prince se encontraban la impunidad total de sus acciones, definida por ley por la autoridad de ocupación estadounidense en Irak, y salarios que doblaban a los de los soldados rasos.
La revista Fortune
describía esta situación en Irak:
“Los sueldos normales de los
profesionales del DSP (destacamento de seguridad personal) se cifraban
hasta hace poco en unos 300 dólares diarios. En cuanto Blackwater empezó
a reclutar para su primera gran labor (la de ejercer de guardia
personal de Paul Bremer –máxima autoridad estadounidense en Irak–), la
tarifa se disparó hasta los 600 dólares al día”.
Mientras BW facturaba millones de dólares y reclutaba a ex militares estadounidenses y chilenos –en funciones durante la dictadura de Augusto Pinochet–, para engrosar sus filas y cumplir con la demanda exigida por la Casa Blanca, también lograba que el Congreso estadounidense aprobara a su propio grupo de lobby para hacer cabildeo entre los parlamentarios. El poder de BW crecía y devoraba todo a su paso, al mismo tiempo que esa voracidad quedaba al descubierto.
Varios informes de organismos públicos de Estados Unidos llamaron la atención porque el gobierno no supervisaba a los “contratistas” y permitían su total impunidad en las operaciones militares. Con respecto a Irak, alertaban que BW afectaba negativamente a la población y a las propias tropas estadounidenses, las cuales, ante las acciones de la compañía, bajaban su moral y cuestionaban sus magros salarios.
Auge, caída y auge
El crecimiento de la firma de Prince fue constante desde los atentados de 2001.
Una división de aviación, submarinos, la última tecnología para el espionaje y decenas de contratos millonarios conformaban una sonrisa que resplandecía en la fachada de BW. Pero su suerte se vio opacada con los golpes recibidos por la resistencia iraquí.
En marzo de 2004, las imágenes de cuatro personas descuartizadas y mutiladas, colgadas en un puente de Faluya, ciudad que se negaba a caer frente a la ocupación estadounidense, dieron la vuelta al mundo. Con el correr de los días se supo que esos cuerpos eran de mercenarios de Blackwater. El linchamiento de los “contratistas” puso sobre la mesa que la compañía no sólo realizaba operaciones militares por fuera de lo acordado, sino que enviaba a sus propios mercenarios en vehículos sin blindar, con un poder de fuego reducido y a misiones casi suicidas, como en el caso de Faluya.
En 2007, en la plaza Nisur, de Bagdad, un convoy de Blackwater ingresó de forma aparatosa con cuatro vehículos blindados, que cargaban ametralladoras de 7,62 milímetros, capaces de derrumbar paredes. El episodio que siguió, según la prensa estadounidense, fue confuso, pero lo único real es que los mercenarios abrieron fuego de manera indiscriminada. Como ya era costumbre en Irak, las víctimas fueron 17, todas civiles. La ira del pueblo iraquí no tardó en manifestarse en las calles y en la profundización de las acciones armadas de una resistencia heterogénea y que buscaba diversos intereses.
Pese al encubrimiento político, judicial y mediático, los mercenarios Dustin Heard, Evan Liberty, Paul Slough y Nicholas Slatten fueron condenados, los primeros a penas de 30 años y Slatten a cadena perpetua.
En agosto de este año, la cadena Russia Today informó que un tribunal de apelaciones de Estados Unidos anuló las sentencias de los mercenarios y ordenó la celebración de un nuevo juicio para Slatten. Conocida la noticia, Husein Sahib Nasir, cuyo hermano fue asesinado en la plaza Nisur, declaró: “Mi hermano tenía solamente 24 años. Nuestra familia ha sufrido mucho hasta ahora. ¿Dónde están los derechos humanos? Si el tribunal los absuelve y los libera, volverán a cometer un delito parecido”.
La masacre de la plaza de Nisur tuvo un impacto tan grande, que el ex presidente Barack Obama revocó los contratos con Blackwater en 2009, para después volver a contratar a la empresa por cerca de 10 mil millones de dólares en 2010.
Las últimas noticias de BW las reveló el ex primer ministro de Qatar, Abdula bin Hamad Al-Attiyah, que reveló que miles de mercenarios de la compañía fueron entrenados en Emiratos Árabes Unidos (EAU) para invadir el territorio qatarí. En octubre, Al-Atiyyah brindó declaraciones al diario español ABC, en las cuales señaló que este plan, en medio de la ruptura de relaciones de las monarquías del Golfo Pérsico con Qatar, no tuvo la aprobación de la Casa Blanca.
Según el ex primer ministro, EAU contrató los servicios de Blackwater para sus operaciones en la invasión a Yemen, liderada por Arabia Saudí, aunque hace unos meses los mercenarios sufrieron varios reveses militares y se vieron obligados a abandonar ese país, el más pobre de Medio Oriente.
El gobierno de Qatar confirmó que BW entrenó a unos 15.000 empleados, “gran parte de ellos de nacionalidad colombiana y suramericana”, en la base militar emiratí de Liwa, en el oeste de EAU. En 2011, el diario New York Times ya había revelado en detalle el inicio de los contactos entre el propio Prince y la casa real de EAU.
En julio de 2017 también se conoció que el gobierno del presidente Donald Trump intenta que la firma de Prince retorne a sus andanzas en Afganistán. Según informó la cadena HispanTV, “Jared Kushner, asesor y yerno del mandatario estadounidense, y Steve Bannon, uno de los principales estrategas en la Casa Blanca, están a cargo de supervisar la iniciativa y han presentado a sus candidatos para implementar el plan” de Trump. Los candidatos de Washington son, no más ni menos, que el propio Prince y Stephen Feinberg, propietario de DynCorp International. Sobre la iniciativa de la Casa Blanca, el diario The New York Times citó fuentes cercanas a los empresarios que aseguraron que “Prince y Feinberg han creado un plan más barato y mejor que el del Ejército (estadounidense)”.
Blackwater, como otras firmas de seguridad privada en expansión, “no son sólo manzanas podridas: son el fruto de un árbol muy tóxico –escribe Scahill–. Este sistema depende del maridaje entre inmunidad e impunidad. Si el gobierno empezara a golpear a las empresas de mercenarios con cargos formales de acusación de crímenes de guerra, asesinato o violación de los derechos humanos (y no sólo a título simbólico), el riesgo que asumirían estas compañías sería tremendo”. Y a esta descripción, finaliza de manera determinante: “La guerra es un negocio y el negocio ha ido muy bien. No sólo son las acciones de Blackwater y los de su clase las que tienen que ser investigadas, reveladas y enjuiciadas: es todo el sistema en su conjunto”.
Revista Sudestada
Texto completo en: http://www.lahaine.org/blackwater-el-ejercito-del-terror
La masacre de la plaza de Nisur tuvo un impacto tan grande, que el ex presidente Barack Obama revocó los contratos con Blackwater en 2009, para después volver a contratar a la empresa por cerca de 10 mil millones de dólares en 2010.
Las últimas noticias de BW las reveló el ex primer ministro de Qatar, Abdula bin Hamad Al-Attiyah, que reveló que miles de mercenarios de la compañía fueron entrenados en Emiratos Árabes Unidos (EAU) para invadir el territorio qatarí. En octubre, Al-Atiyyah brindó declaraciones al diario español ABC, en las cuales señaló que este plan, en medio de la ruptura de relaciones de las monarquías del Golfo Pérsico con Qatar, no tuvo la aprobación de la Casa Blanca.
Según el ex primer ministro, EAU contrató los servicios de Blackwater para sus operaciones en la invasión a Yemen, liderada por Arabia Saudí, aunque hace unos meses los mercenarios sufrieron varios reveses militares y se vieron obligados a abandonar ese país, el más pobre de Medio Oriente.
El gobierno de Qatar confirmó que BW entrenó a unos 15.000 empleados, “gran parte de ellos de nacionalidad colombiana y suramericana”, en la base militar emiratí de Liwa, en el oeste de EAU. En 2011, el diario New York Times ya había revelado en detalle el inicio de los contactos entre el propio Prince y la casa real de EAU.
En julio de 2017 también se conoció que el gobierno del presidente Donald Trump intenta que la firma de Prince retorne a sus andanzas en Afganistán. Según informó la cadena HispanTV, “Jared Kushner, asesor y yerno del mandatario estadounidense, y Steve Bannon, uno de los principales estrategas en la Casa Blanca, están a cargo de supervisar la iniciativa y han presentado a sus candidatos para implementar el plan” de Trump. Los candidatos de Washington son, no más ni menos, que el propio Prince y Stephen Feinberg, propietario de DynCorp International. Sobre la iniciativa de la Casa Blanca, el diario The New York Times citó fuentes cercanas a los empresarios que aseguraron que “Prince y Feinberg han creado un plan más barato y mejor que el del Ejército (estadounidense)”.
Blackwater, como otras firmas de seguridad privada en expansión, “no son sólo manzanas podridas: son el fruto de un árbol muy tóxico –escribe Scahill–. Este sistema depende del maridaje entre inmunidad e impunidad. Si el gobierno empezara a golpear a las empresas de mercenarios con cargos formales de acusación de crímenes de guerra, asesinato o violación de los derechos humanos (y no sólo a título simbólico), el riesgo que asumirían estas compañías sería tremendo”. Y a esta descripción, finaliza de manera determinante: “La guerra es un negocio y el negocio ha ido muy bien. No sólo son las acciones de Blackwater y los de su clase las que tienen que ser investigadas, reveladas y enjuiciadas: es todo el sistema en su conjunto”.
Revista Sudestada
Texto completo en: http://www.lahaine.org/blackwater-el-ejercito-del-terror
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“Obama ha expandido y ha legitimado
la guerra sucia”
Tengo 38 años. Nací en Chicago, vivo en Nueva York. Trabajo en The
Nation. Soy internacionalista, creo que las naciones deben cooperar
entre ellas, sus intereses mutuos a largo plazo son más valiosos que sus
intereses individuales a corto plazo. Soy un ateo de cultura católica
MARC ARIAS
MARC ARIAS
En el 2008 nos contó cómo actuaba el ejército mercenario más poderoso
del mundo. Con Blackwater se creó un nuevo modelo de hacer la guerra
cuyo laboratorio fue Iraq, y que libró a Bush de tener que lidiar con la
opinión pública y con otras naciones democráticas.
Aparecía usted día sí y día también en los medios norteamericanos. Hasta que el Congreso decidió investigar y el propietario de Blackwater, Erik Prince...
Un cristiano devoto. ... Huyó de EE.UU. y se instaló en los Emiratos Árabes. La empresa ha cambiado cuatro veces de nombre, Academi es el último.
¿Han mejorado las cosas con Obama? Han ido a peor, la fuerza que estoy investigando ahora, JSOC (Mando Conjunto de Operaciones Especiales), es otro tipo de bestia: el ejército oficial de EE.UU., una fuerza secreta, asesinos sofisticados sobre los que el Congreso no ejerce ningún control y que tienen los recursos que necesitan.
¿Cómo se financian? Con presupuestos reservados. Actúan en más de un centenar de países practicando asesinatos selectivos, lanzando ataques con drones (aviones no tripulados) y misiles, masacrando civiles, raptando individuos.
La Administración Bush desplegó estas milicias fantasma, pero es el Nobel de la Paz quien ha ampliado y ha legitimado sus operaciones.
Parece una broma. Obama ha enviado un mensaje muy claro al mundo: existen unas reglas para EE.UU. y otras para el resto del mundo.
Ya nos hemos acostumbrado a los daños colaterales. Personas que no han sido acusadas de ningún delito y que no representan ninguna amenaza inminente para EE.UU., ¿cómo definimos a esta gente? ¿Son terroristas? ¿Son militantes? ¿Son sospechosos?... EE.UU. está matando a personas cuya identidad desconoce, la mayoría civiles.
Curioso que miremos hacia otro lado. Ya ha pasado varias veces que para matar a un miembro de Al Qaeda han matado a toda la familia y vecinos.
¿Dónde se ubican estas fuerzas clandestinas especiales?
La base más grande está en Afganistán y desde allí lanzan operaciones encubiertas en Pakistán, Irán y el continente africano.
En su claramente último discurso que iba ante a utilizar la ONU, el ejército Obama dijo para ejercer su derecho de conseguir recursos energéticos.
Aparecía usted día sí y día también en los medios norteamericanos. Hasta que el Congreso decidió investigar y el propietario de Blackwater, Erik Prince...
Un cristiano devoto. ... Huyó de EE.UU. y se instaló en los Emiratos Árabes. La empresa ha cambiado cuatro veces de nombre, Academi es el último.
¿Han mejorado las cosas con Obama? Han ido a peor, la fuerza que estoy investigando ahora, JSOC (Mando Conjunto de Operaciones Especiales), es otro tipo de bestia: el ejército oficial de EE.UU., una fuerza secreta, asesinos sofisticados sobre los que el Congreso no ejerce ningún control y que tienen los recursos que necesitan.
¿Cómo se financian? Con presupuestos reservados. Actúan en más de un centenar de países practicando asesinatos selectivos, lanzando ataques con drones (aviones no tripulados) y misiles, masacrando civiles, raptando individuos.
La Administración Bush desplegó estas milicias fantasma, pero es el Nobel de la Paz quien ha ampliado y ha legitimado sus operaciones.
Parece una broma. Obama ha enviado un mensaje muy claro al mundo: existen unas reglas para EE.UU. y otras para el resto del mundo.
Ya nos hemos acostumbrado a los daños colaterales. Personas que no han sido acusadas de ningún delito y que no representan ninguna amenaza inminente para EE.UU., ¿cómo definimos a esta gente? ¿Son terroristas? ¿Son militantes? ¿Son sospechosos?... EE.UU. está matando a personas cuya identidad desconoce, la mayoría civiles.
Curioso que miremos hacia otro lado. Ya ha pasado varias veces que para matar a un miembro de Al Qaeda han matado a toda la familia y vecinos.
¿Dónde se ubican estas fuerzas clandestinas especiales?
La base más grande está en Afganistán y desde allí lanzan operaciones encubiertas en Pakistán, Irán y el continente africano.
En su claramente último discurso que iba ante a utilizar la ONU, el ejército Obama dijo para ejercer su derecho de conseguir recursos energéticos.
Suena muy mal. Imperialismo puro y duro. Esas fuerzas también han
llevado a cabo operaciones dentro de las fronteras de los países aliados
de EE.UU. sin informar a sus gobiernos, ni al embajador de EE.UU., ni a
la CIA.
¿Reportan al presidente? Sí. Lo que sabe el mundo acerca de estos mercenarios es que mataron a Osama bin Laden, pero desconocen los miles de ataques que llevaron a cabo ese mismo año, porque la Casa Blanca también está llevando a cabo una guerra contra los periodistas.
Explíquese. Ellos creen que la única información sobre las operaciones de seguridad nacional a la que deben tener acceso los periodistas son las historias oficiales que filtran a la prensa.
Hoy sabemos que la mitad de la información que nos dieron sobre el ataque a Bin Laden era falsa.
A los informadores de la prensa, fuentes sin nombre, se los considera espías. Sí, como el caso de Edward Snowden. Los teléfonos de los periodistas están intervenidos porque quieren desenmascarar sus fuentes, y eso es antidemocrático.
Bajo el paraguas de la lucha antiterrorista cabe todo.
La Casa Blanca decidió matar a Anuar el Aulaki, ciudadano norteamericano de religión musulmana, con un avión no tripulado en Yemen. No cuestiono si era o no un terrorista, pero estamos llegando a un punto de no retorno:
un país dispuesto a matar a sus propios ciudadanos sin ni siquiera juzgarlos, donde el presidente puede actuar como un emperador y emitir un edicto diciendo: “Esta persona va a morir”.
También mataron a su hijo de 16 años. Mientras comía en un restaurante con sus primos adolescentes. Los mataron a todos.
¿Y qué dicen los norteamericanos? Esta guerra contra el terrorismo en la que cabe todo parece un acontecimiento deportivo, no hubo más que ver cómo se celebró la muerte de Bin Laden. Al tercer día de ocupar el cargo, Obama ya ordenó un ataque en el que murieron civiles.
Han bombardeado bodas y funerales. Realizan lo que llaman double taps: bombardean un objetivo, y cuando llegan las fuerzas de emergencia, vuelven a bombardearlo, porque consideran que la gente que acude a recoger a los heridos también son terroristas; lo mismo hacen en funerales de talibanes o bodas, no dejan a nadie con vida.
Es lo que llaman guerra preventiva. Sin duda va a haber un efecto rebote, lo que están haciendo es fomentar el terrorismo con terrorismo..., ¿o cómo lo llamamos?
IMA SANCHÍS
¿Reportan al presidente? Sí. Lo que sabe el mundo acerca de estos mercenarios es que mataron a Osama bin Laden, pero desconocen los miles de ataques que llevaron a cabo ese mismo año, porque la Casa Blanca también está llevando a cabo una guerra contra los periodistas.
Explíquese. Ellos creen que la única información sobre las operaciones de seguridad nacional a la que deben tener acceso los periodistas son las historias oficiales que filtran a la prensa.
Hoy sabemos que la mitad de la información que nos dieron sobre el ataque a Bin Laden era falsa.
A los informadores de la prensa, fuentes sin nombre, se los considera espías. Sí, como el caso de Edward Snowden. Los teléfonos de los periodistas están intervenidos porque quieren desenmascarar sus fuentes, y eso es antidemocrático.
Bajo el paraguas de la lucha antiterrorista cabe todo.
La Casa Blanca decidió matar a Anuar el Aulaki, ciudadano norteamericano de religión musulmana, con un avión no tripulado en Yemen. No cuestiono si era o no un terrorista, pero estamos llegando a un punto de no retorno:
un país dispuesto a matar a sus propios ciudadanos sin ni siquiera juzgarlos, donde el presidente puede actuar como un emperador y emitir un edicto diciendo: “Esta persona va a morir”.
También mataron a su hijo de 16 años. Mientras comía en un restaurante con sus primos adolescentes. Los mataron a todos.
¿Y qué dicen los norteamericanos? Esta guerra contra el terrorismo en la que cabe todo parece un acontecimiento deportivo, no hubo más que ver cómo se celebró la muerte de Bin Laden. Al tercer día de ocupar el cargo, Obama ya ordenó un ataque en el que murieron civiles.
Han bombardeado bodas y funerales. Realizan lo que llaman double taps: bombardean un objetivo, y cuando llegan las fuerzas de emergencia, vuelven a bombardearlo, porque consideran que la gente que acude a recoger a los heridos también son terroristas; lo mismo hacen en funerales de talibanes o bodas, no dejan a nadie con vida.
Es lo que llaman guerra preventiva. Sin duda va a haber un efecto rebote, lo que están haciendo es fomentar el terrorismo con terrorismo..., ¿o cómo lo llamamos?
IMA SANCHÍS
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La empresa de seguridad privada Blackwater es una compañía que se la identifica con la privatización del complejo militar industrial, una etapa primaria del Proyecto para un Nuevo Siglo americano (1) y la revolución neoconservadora.
Ha sido acusada por matanzas en diferentes escenarios belicos o menos belicos. A raiz de una de estas matanzas el gobierno Iraki anunció que no se la volveria a contratar.....pero este año el pentagono ha renovado el contrato...total unos cuantos muertos arriba o abajo, no van a estropear una buena estrategia.
Ademas se les acusa de causar atentados entre Chiies y Sunies para enfrentarlos entre si y dividirlos. ...casi nada . escuchar al catedratico Arcadi Oliveres sobre este punto
Blackwater tiene unos 20.000 soldados, en la base militar privada más grande del planeta, una flota de 20 aviones y helicópteros armados y una división privada de inteligencia.
La empresa también fabrica sus propios dirigibles no rígidos de vigilancia y sistemas de detección de blancos.
Blackwater está dirigida por Erik Prince, un cristiano blanco de extrema derecha y ex marino de guerra.
La última peticion de Bush para que surja un cuerpo voluntario cívico-militar "coloco" una inmensa cantidad de dolares - 500.000 millones de dólares- en contratos federales obtenidos entre otros por Blackwater, facilitándole a Prince la creación de un ejército privado para defender la "cristiandad" alrededor del mundo contra musulmanes y terroristas....
Una de las últimas jugadas de Cheney antes de abandonar el ministerio de Defensa, cuando sirvió al gobierno de George H. W. Bush [el padre], fue arreglar que el Pentágono encomendara un estudio a Halliburton [su propia empresa] sobre cómo privatizar el complejo militar. Ese estudio creó efectivamente la base para una nueva guerra concebida para continuar medrando de la bonanza presupuestaria al efecto.
Monsanto compra Blackwater, el mayor ejercito
de mercenarios del mundo
Un informe realizado por Jeremy Scahill en The Nation reveló que el ejército mercenario más grande del mundo, (más tarde llamado Xe Services y, más recientemente, “Academi”) servicios de inteligencia clandestinas Blackwater fue vendida a la multinacional Monsanto
Durante los años de Clinton, Erik Prince elaboró anticipadamente un proyecto que se aprovecharía después: la subcontratación o tercerización militar , comenzando con una suerte de privatización del entrenamiento policial.
Blackwater comenzó como prestadora privada de servicios en adiestramiento de las policías de ciertos estados en 1996, en un inmenso terreno de Carolina del Norte llamado Great Dismal Swamp (Gran Pantano Triste), instalación privada de entrenamiento militar que tiene un consejo ejecutivo integrado por ex miembros de la Marina de Guerra y de las Fuerzas Especiales de Elite.
En Irak ademas actuan otras 180 compañias privadas de mercenarios...¡¡¡¡
Entre sus "hazañas" recordemos los 17 muertos y 27 heridos cuando el 16 de sep. de 2007 los agentes de Blackwater abrieron fuego indiscriminado contra civiles.
En su cuenta 2007 sobre el estado de la Unión, Bush pidió autorización al Congreso para aumentar el tamaño del cuerpo activo del ejército y la marina en 92.000 efectivos en los próximos cinco años.
El presidente ademas propuso: 'Una segunda tarea que podemos tomar juntos es diseñar y establecer un cuerpo civil voluntario de la reserva. Tal cuerpo funcionaría como nuestra reserva militar. Facilitaría el fortalecimiento de las fuerzas armadas, permitiendo que empleemos a civiles para servir en misiones en el exterior cuando EEUU lo necesite'.
Y esto es, exactamente, lo que el gobierno de Bush ya ha hecho, largamente, a espaldas del pueblo estadounidense, precisó el periodista Jeremy Scahill. (autor del libro recien publicado y que aparece en la foto )aqui VIDEO con el autor
aqui VIDEO sobre BLACKWATER
Los contratistas privados constituyen actualmente la segunda “fuerza” más grande en Irak. Hay más de 160 000 contratistas prestando servicio en Iraq y unos 36 000 en Afganistán, aproximadamente el mismo número que las tropas militares en esos escenarios bélicos. En Irak 48.000 de estos trabajando como soldados privados.
Estos soldados han operado casi sin ningún control legal, actuando sin dar cuentas a nadie , y como contratistas que marchan a la muerte sin contarse en la estadistica oficial.
Con la creación de una 'brigada de contratistas' , la administración Washington ha encontrado una puerta trasera para ensanchar la ocupación a una dimensión que NO necesita explicar A NADIE.
Blackwater tiene actualmente multitud de efectivos desplegados activamente en nueve países y está ampliando agresivamente su presencia DENTRO de las fronteras de EEUU.
Proporciona seguridad para los diplomáticos de EEUU en Irak, custodiando desde Paul Bremer y John Negroponte al embajador actual de EEUU, Zalmay Khalilzad (2).
Está entrenando tropas en Afganistán y está activa en el Mar Caspio, donde existe una Fuerza Especial instalada a POCOS kilómetros de la frontera iraní. Actualmente están negociando directamente con el gobierno regional sudanés meridional para comenzar a entrenar a las fuerzas cristianas de Sudán.
Bush empleó recientemente a Fred Fielding, ex abogado de Blackwater, para substituir a Harriet Miers como su abogado estrella; y Ken Starr, el ex querellante de Whitewater(3) y, a la vez, el fiscal que condujo la acusación para destituir al presidente Clinton por “impeachment”(4), ahora es consejero legal de Blackwater y ha conseguido que el Tribunal Supremo archive TODOS los pleitos entablados por quienes luchan contra esa empresa por actuaciones ilicitas que involucran muertes.
Cofer Black, veterano de la CIA de treinta años y ex jefe del centro de contraterrorismo de la agencia, acreditado como punta de lanza del programa extraordinario que"interpretó" los atentados del 11 de septiembre, ahora es ejecutivo 'senior' de Blackwater y quizás su operativo de mayor poder.
Prince y otros ejecutivos de Blackwater han sido importantes recolectores de fondos del presidente Bush, de Tom DeLay, ex líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, y del ex senador Rick Santorum. El senador John Warner, cabeza anterior del comité de las fuerzas armadas del Senado, llamaba a Blackwater:
'nuestro socio silencioso en la guerra global'
Estamos ahora en 2009 con nuevo presidente y un enfoque diferente del negocio , incluyendo un cambio de imagen:
Ahora el nuevo nombre de la compañia es Xe . Bonito pero igual de letal en su nueva busqueda de nuevos "mercados".
Blackwater tambien estuvo involucrada en el ataque de Colombia contra Ecuador ... se necesitaban profesionales....sigue
Recordemos que EE.UU. apoyó al régimen del apartheid en Sudáfrica durante su guerra fronteriza de 1966 a 1989 contra Angola, Namibia y Zambia (y Zimbabue), y permitió que ex oficiales militares de EE.UU. actuaran como asesinos mercenarios independientes para la Fuerza de Defensa Sudafricana (SADF) [El ejército sudafricano].
Aunque es técnicamente ilegal que ciudadanos estadounidenses actúen como mercenarios y trabajen como asesinos para gobiernos extranjeros, ese tecnicismo fue convenientemente ignorado en los casos en los que el éxito de un “acuerdo de negocios privado” servía el interés político del Departamento de Estado y de la CIA (que primero “guiñaban un ojo” y luego pedían informes).
Ex miembros de las fuerzas armadas de EE.UU. con experiencia en el combate o entrenamiento superior como miembros de unidades de elite de comandos (por ejemplo, Fuerzas Especiales, Rangers del Ejército) podían ganar lo suficiente para financiar un retiro muy confortable e inmediato, mucho más de lo que hubiera sido probable durante cualquier período en las fuerzas armadas de EE.UU., con sólo una o dos operaciones clandestinas para la SADF.
Los agentes estadounidenses y europeos que liquidaban a los objetivos eran simplemente mano de obra políticamente desechable (algunos fueron capturados y ejecutados), aunque bien entrenados gracias a las inversiones previas de dineros públicos.
El mercado ad hoc para fuerzas mercenarias fue sistematizado después de la Guerra Fronteriza sudafricana, y en la actualidad el público está familiarizado con compañías militares privadas (PMC) como Blackwater USA (ahora Xe) y DynCorp International, gracias a sus “hazañas” en Iraq, Afganistán y Colombia.
El negocio de las PMC llega a ahora a unos 100.000 millones de dólares por año, extrayendo personal de las filas de numerosas fuerzas especiales nacionales (“el dinero habla y la mierda camina”) y alentando el crecimiento de las PMC en numerosos países. Siempre hay demanda para servicios bélicos, y el “milagro del libre mercado” asegura una reacción corporativa competitiva a esa demanda del mercado.
Sin duda los asesinatos siguen siendo un negocio lucrativo.
No solucionan nada; es el equivalente de tirar basura tóxica histórica a media noche sobre nuestro futuro colectivo.
y noticia de ultima hora:
La unidad paramilitar que patrulla un pequeño pueblo de Montana, sería una unidad tapadera del deshonroso contratista militar privado Blackwater, ahora llamado XE".
y se hacen llamar American Police Force (APF)
El fundador y único propietario de Blackwater, Erik Prince -que también financia a los Legionarios de Cristo y a Christian Freedom International y colaboró en la Casa Blanca bajo el mandato de George H.W. Bush-, es hijo de Edgar Prince que tenía estrechos vínculos con un tal Gary Bauer (un apellido nada desdeñable: original de Mayer Amschel Rothschild hasta que decidió cambiarlo entre 1760-1769 por éste de raíz germánica).
otra informacion :
Un informe revela que la firma privada americana Blackwater asignó 1 millón de dólares para comprar el silencio de autoridades iraquíes tras las críticas dirigidas contra la empresa después del fatal ametrallamiento de Bagdad en 2007.
Notas del traductor:
1) La política imperial expansionista, de rapiña de petróleo y, en general, de recursos naturales que materializa el guerrerismo de Bush se inspira en este documento (Project for a New American Century, PNAC, en inglés), redactado en 1997 con participación de Dick Cheney, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz, entre otros “ideólogos” neoconservadores que se tomaron el poder al comenzar el nuevo siglo. El PNAC se convirtió en una organización neoconservadora –“sin fines de lucro”–, cuya página Internet (www.newamericancentury.org) proclama con descaro que “apoya una mayor militarización estadounidense, el desafío de gobiernos hostiles, avanzando hacia la libertad democrática y económica”.
2) Hoy hay otro embajador, Ryan Crocker.
3) Whitewater fue un escándalo político-financiero por reparticiones de fondos y propiedades inmobiliarias de la cuenta e Hillary Clinton y sus asociados, James B. McDougal y Susan McDougal en la Whitewater Development Corporation, empresa de Arkansas perteneciente a la cónyuge de Bill Clinton cuando éste fue gobernador de ese estado entre 1978 y 1992.
4) Se refiere al escándalo sexual Bill Clinto-Mónica Lewinsky.
Fuente: Democracy Now! January 26, 2007
mas informacion:
http://manipulantumente.blogspot.com/2008/10/blackwater-licencia-oficial-para-matar.html
http://revcom.us/a/091/blackwater-review-es.html
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=48803
Las grandes ventajas del autoatentados del 11s:
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