La Edad Media, por ejemplo, fue un periodo más cálido que el actual, bautizado por los científicos como Óptimo Climático Medieval.
También es notorio que desde finales del siglo XVIII, momento en el que concluyó lo que los científicos han llamado Pequeña Edad de Hielo, comenzada en torno al siglo XV, el planeta se ha ido calentando paulatinamente.
Hay viejas fotografías que demuestran que el glaciar del Ródano terminaba a mediados del siglo XIX varios cientos de metros más abajo de su posición actual. Lo mismo ha sucedido con los glaciares pirenaicos y los del Himalaya.
Lo interesante del dato es que ese retroceso ya era visible hace doscientos años, cuando aún no había comenzado la revolución industrial
Dos elementos falsean el actual debate sobre el clima:
En primer lugar, se crea una confusión entre «ciencia» y «consenso científico».
La ciencia es una construcción lógica y verificable. El «consenso científico» es aquello que los científicos creen en un momento dado. La diferencia entre ambas cosas es muy grande.
Por ejemplo, en la Antigüedad, Aristarco de Samos emitió la hipótesis de que la Tierra giraba alrededor del Sol. En el siglo XVI, Nicolás Copérnico aportó nuevos elementos que fortalecían la teoría heliocéntrica y Johannes Kepler logró demostrarla en el siglo XVII. Pero más tarde, cuando Galileo la confirmó nuevamente, lo que prevaleció fue el «consenso científico» de aquel momento y la iglesia católica condenó a Galileo.
En segundo lugar, la Climate Exchange Plc propuso un sistema tendiente a imponer un pago a los emisores de CO₂.
El objetivo supuesto sería luchar contra el calentamiento climático, aunque el CO₂ es solamente uno de los numerosos gases que pueden afectar el clima. Se abrieron «Bolsas del Clima», primero en Chicago y después en Londres, Montreal, Tianjin y Sydney.
Pero resulta que la Climate Exchange Plc fue fundada por un ex director de Goldman Sachs y por el vicepresidente estadounidense Albert Gore.
El redactor de sus estatutos fue un jurista desconocido, un tal Barack Obama, futuro presidente de Estados Unidos [10]. El miedo al cambio climático es una fuente de enriquecimiento para un reducido grupo de individuos.
El cambio geoestrategico de Trump con la retirada de las tropas estadounidenses del Medio Oriente ya está produciendo efectos perfectamente verificables, tanto para la economía de Estados Unidos como para la paz en la región. Su cambio tambien sobre Los efectos del CO₂ intentan devolver la riqueza a la casi desaparecido "clase media" y evitar la continua concentracion de la riqueza que se viene generando por mas de 30 años.
[1] “President Donald J. Trump Is Ending the War on American Energy and Delivering a New Era of Energy Dominance”, Voltaire Network, 23 de octubre de 2019.
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España,
entre los países que más pagan por cumplir Kioto
Entre 2008 y 2012 gastó más de 800 millones en comprar derechos de CO2
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