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Donald Trump ante el «Cuarto Poder»
Al arrogarse el título de «Cuarto Poder»,
la prensa estadounidense se sitúa en un plano de igualdad con los
3 poderes democráticos reconocidos, a pesar de que los medios de prensa
no gozan de ningún tipo de legitimidad otorgada por el Pueblo.
Tanto en Estados Unidos como en el extranjero, esa prensa está desarrollando una gran campaña contra el presidente Trump, para desacreditarlo y provocar su destitución.
Esa campaña comenzó la noche misma de la elección del actual presidente, o sea mucho antes de su llegada a la Casa Blanca, y está teniendo gran eco entre los electores favorables al Partido Demócrata y en los países aliados de Washington, donde la población está convencida de que el actual presidente de Estados Unidos no está en su sano juicio.
Pero los electores que votaron por Donald Trump resisten a esa gigantesca campaña mientras que el ahora presidente logra luchar eficazmente contra la pobreza.
Tanto en Estados Unidos como en el extranjero, esa prensa está desarrollando una gran campaña contra el presidente Trump, para desacreditarlo y provocar su destitución.
Esa campaña comenzó la noche misma de la elección del actual presidente, o sea mucho antes de su llegada a la Casa Blanca, y está teniendo gran eco entre los electores favorables al Partido Demócrata y en los países aliados de Washington, donde la población está convencida de que el actual presidente de Estados Unidos no está en su sano juicio.
Pero los electores que votaron por Donald Trump resisten a esa gigantesca campaña mientras que el ahora presidente logra luchar eficazmente contra la pobreza.
Se mantiene la campaña internacional de prensa para
desestabilizar al presidente Trump. La máquina de injuriar que David
Brock armó durante la etapa de transición entre la administración
saliente de Barack Obama y la de Donald Trump [1]
resalta cada vez que puede el carácter apresurado y la frecuente
grosería de los tweets presidenciales. La Entente de medios difusión
creada por la misteriosa ONG First Draft [2]
repite incansablemente que la justicia está investigando presuntos
vínculos entre el equipo de campaña del ahora presidente y los
tenebrosos complots que se atribuyen al Kremlin.
Un estudio del profesor Thomas E. Patterson, de la Harvard Kennedy
School, muestra que la prensa de Estados Unidos, del Reino Unido y de
Alemania ya ha citado a Donald Trump el triple de veces que a los
anteriores inquilinos de la Casa Blanca y que en los primeros 100 días
de su mandato el 80% de los artículos eran claramente desfavorables a
él [3].Durante la campaña del FBI para forzar la renuncia del presidente Nixon [4], la prensa estadounidense se atribuyó el título de «Cuarto Poder», con lo cual implicaba que los propietarios de los medios de difusión tenían más legitimidad que el Pueblo mismo. Lejos de ceder a la presión, Donald Trump, consciente del peligro que representa la alianza entre los medios de difusión y el 98% de altos funcionarios que votaron contra él, declaró «la guerra a la prensa» en su discurso del 22 de enero de 2017, una semana después de su investidura. Por su parte, su consejero especial Steve Bannon declaraba al New York Times que la prensa se ha convertido de hecho en «el nuevo partido de oposición».
Pero lo más interesante es que los electores del actual presidente no le han retirado su confianza.
Recordemos aquí cómo empezó todo. Fue durante el periodo de transición, o sea antes de la investidura de Donald Trump. Una ONG llamada Propaganda or Not? lanzó la idea de que Rusia tenía previsto difundir, durante la campaña electoral estadounidense, una serie de informaciones falsas para torpedear a la candidata demócrata Hillary Clinton y favorecer la elección de Donald Trump. En aquel momento, nosotros subrayamos los vínculos de esa ONG con Madeleine Albright y Zbigniew Brzeziński [5]. La acusación contra Rusia, ampliamente repetida por el Washington Post, incluía una “lista de agentes” del Kremlin, entre los que se hallaba Red Voltaire. Pero nada, absolutamente nada, ha demostrado en ningún momento esta tesis del complot ruso.
Todos han podido comprobar que los argumentos que se esgrimen contra Donald Trump no son solamente los que habitualmente se manejan en la lucha política sino que vienen, evidentemente, del arsenal de la propaganda de guerra [6].....
continua:
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FRANCIA AHORA EN MANOS DE LA MAFIA DE LA BANCA ROTHSCHILDS
La
señal ahora parece ser clara, Francia ahora se encuentra por completo
en manos de banca de la mafia Rothschild de
Inglaterra. El falso presidente socialista francés François Hollande
limita su crisis de Gobierno a la salida de los tres ministros que le
eran contrarios a sus políticas fascistas, entre ellos
Arnaud Montebourg, que deja su sitio a Emmanuel Macron en Economía,
ex directivo de la banca de la mafia Rothschild de Inglaterra.
El
presidente francés, ahora se saca la careta por completo, mostrando que
nunca fue socialista, nombró hoy su nuevo
Ejecutivo, el cuarto desde que tomó posesión en mayo de 2012,
encabezado por segunda vez por Manuel Valls y en el que hay una mayoría
de ministros que continúan, pero no los tres que habían
criticado la orientación económica del Ejecutivo que desvirtúa el
pensamiento socialista de por y para el pueblo y pone el interés de la
banca y el capitalismo por sobre todo, traicionando al
pueblo humilde y la clase obrera .
El
hasta ahora ministro de Economía, Arnaud Montebourg, cuyas dudas sobre
el rumbo del Gobierno provocaron la crisis actual,
abandona el cargo en favor de Emmanuel Macron, hasta ahora
secretario general adjunto de la Presidencia. Macron fue directivo de la
banca de inversión de la mafia Rothschild de Inglaterra desde
2008 hasta 2012.
A
Macron, de 36 años, y cercano colaborador de Hollande hasta hace unos
días, se le considera uno de los artífices del actual
rumbo de la economía del Gobierno, en particular del llamado 'pacto
de responsabilidad' que prevé reducir aún más, los impuestos a los
empresarios y asfixiar a los trabajadores, a cambio de que
se comprometan a hacer más contratos y colocar el interés del
capitalismo salvaje por sobre todo y contra los trabajadores franceses y
la clase humilde. Tendrá la
labor de sustituir a Montebourg, un político de dilatada trayectoria que
se había convertido en el portavoz de las teorías más izquierdistas en
el seno
del Ejecutivo.
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