“las ideas de la clase dominante son en todas las épocas las ideas dominantes”
Dos cursos inéditos de Pierre Bourdieu en el Collège de France en 1990 y publicados ahora
La fábrica de los debates públicos
De  un lado, una situación económica y social inaudita. Del otro, un debate  público mutilado, reducido a una alternativa ?  entre austeridad de  derecha y rigor de izquierda. 
¿Cómo  se delimita el espacio de los  discursos oficiales, por qué prodigio la  opinión de una minoría se  transforma en “opinión pública”? 
Aquí llegamos a la noción moderna de opinión pública. ¿Qué es esta opinión pública que invocan los creadores de derecho de las sociedades modernas, sociedades en las cuales el Derecho existe ? Tácitamente, es la opinión de todos, de la mayoría o de aquellos que cuentan, de aquellos que son dignos de tener una opinión. Pienso que la definición patente en una sociedad que se dice democrática, es decir donde la opinión oficial es la opinión de todos, oculta una definición latente, a saber, que la opinión pública es la opinión de los que son dignos de tener una opinión. Hay una especie de definición censitaria de la opinión pública como opinión ilustrada, como opinión digna de ese nombre.
La lógica de las comisiones oficiales es crear un grupo así constituido que exhiba todos los signos exteriores, socialmente reconocidos y reconocibles, de la capacidad de expresar la opinión digna de ser expresada, y en las formas establecidas. Uno de los criterios tácitos más importantes para seleccionar a los miembros de la comisión, en especial a su presidente, es la intuición que tiene la gente encargada de componer la comisión de que la persona considerada conoce las reglas tácitas del universo burocrático y las reconoce : en otras palabras, alguien que sabe jugar el juego de la comisión de manera legítima, que va más allá de las reglas del juego, que legitima el juego ; nunca se está más en el juego que cuando se va más allá del juego.
En todo juego existen las reglas y el fair-play. A propósito del hombre kabil [1], o del mundo intelectual, yo había empleado la fórmula : la excelencia, en la mayoría de las sociedades, es el arte de jugar con la regla del juego, haciendo de ese juego con la regla del juego un supremo homenaje al juego.
El transgresor controlado se opone completamente al herético.
El grupo dominante coopta miembros a partir de índices mínimos de comportamiento, que son el arte de respetar la regla del juego hasta en las transgresiones reguladas de la regla del juego : el decoro, la compostura y lo politicamente "correcto". Es la célebre frase de Chamfort :
« El  Gran Vicario  puede sonreír sobre un tema contra la Religión, el Obispo  reír con  ganas, el Cardenal agregar lo que tenga que decir » [2]. 
Cuanto más se asciende en la jerarquía de las excelencias, más se puede jugar con la regla del juego, pero ex officio, a partir de una posición que no admita ninguna duda. El humor anticlerical del cardenal es supremamente clerical.
La verdad de todos
La   opinión pública siempre es una especie de doble realidad. Es lo que no   puede dejarse de invocar cuando se quiere legislar sobre terrenos no   constituidos. Cuando se dice « Hay un vacío jurídico » (expresión   extraordinaria) a propósito de la eutanasia o de los bebés de probeta,   se convoca a gente que trabajará aplicando toda su autoridad. Dominique   Memmi [3]   describe un comité de ética [sobre la procreación artificial],   compuesto por personas disímiles –psicólogos, sociólogos, mujeres,   feministas, arzobispos, rabinos, eruditos, etc.– cuyo objetivo es   transformar una suma de idiolectos [4]  éticos en un discurso universal que  llene un vacío jurídico, es decir  que aporte una solución oficial a un  problema difícil que trastorna a la  sociedad –legalizar el alquiler de  vientres, por ejemplo–. 
Si se  trabaja en ese tipo de situación, debe invocarse una opinión pública. 
En   ese contexto, resulta muy clara la función impartida a las encuestas.   Decir « las encuestas están de nuestra parte », equivale a decir « Dios   está de nuestra parte », en otro contexto. Pero el tema de las  encuestas  es engorroso, porque a veces la opinión ilustrada está contra  la pena  de muerte, mientras que los sondeos están más bien a favor. 
¿Qué hacer ?  Se forma una comisión. 
La  comisión constituye una opinión pública  esclarecida que instituirá la  opinión ilustrada como opinión legítima en  nombre de la opinión pública  –que, por otra parte, dice lo contrario o  no piensa nada (lo que suele  ocurrir a propósito de muchos temas)–. Una  de las propiedades de las  encuestas consiste en plantearle a la gente  problemas que ella no se  plantea, en sugerir respuestas a problemas que  ella no se ha  planteado ; por lo tanto, a imponer respuestas. 
No  es  cuestión de sesgos en la construcción de las muestras, es el hecho  de  imponer a todo el mundo preguntas que se le formulan a la opinión   ilustrada y, por este hecho, producir respuestas de todos sobre   problemas que se plantean sólo algunos ; por lo tanto dar respuestas   ilustradas, puesto que han sido producidas por la pregunta : se han   creado para la gente preguntas que no existían para ella, cuando lo que   realmente le importaba, era la cuestión en sí. Voy a traducirles sobre   la marcha un texto de Alexander Mackinnon de 1828 extraído de un libro  de Peel sobre Herbert Spencer [5].  Mackinnon define la opinión pública ; da la definición que sería  oficial si no fuera inconfesable en una sociedad democrática. 
Cuando  se  habla de opinión pública, siempre se juega un doble juego entre la   definición confesable (la opinión de todos) y la opinión autorizada y   eficiente que se obtiene como subconjunto restringido de la opinión  pública democráticamente definida : 
« Es  ese sentimiento sobre cualquier  tema que es cultivado, producido por  las personas más informadas, más  inteligentes y más morales de la  comunidad. Esta opinión se extiende  gradualmente y es adoptada por  todas las personas con alguna educación y  sentimiento que conviene a un  Estado civilizado ». 
La verdad de los  dominantes deviene la de todos.
Cómo legitimar un discurso
En  los años 1880, en la Asamblea Nacional se decía abiertamente lo que la  sociología tuvo que redescubrir, es decir, que el sistema escolar debía  eliminar a los niños de las clases más desfavorecidas.  Al principio se  planteaba la cuestión, pero luego fue totalmente  reprimida ya que, sin  que se lo pidiera, el sistema escolar se puso a  hacer lo que se esperaba  de él. Entonces, no hubo necesidad de hablar  sobre el tema. 
El  interés  del retorno sobre la génesis es muy importante, porque en los  comienzos  hay debates donde se dicen con todas las letras cosas que,  después,  aparecen como provocadoras revelaciones de los sociólogos. El   reproductor de lo oficial sabe producir –en el sentido etimológico del   término : producere significa « hacer avanzar »–, teatralizándolo, algo  que no existe (en el sentido de lo sensible, visible), y en nombre de lo  cual habla. 
Debe  producir eso en nombre de lo que tiene el derecho de  producir. No  puede no teatralizar, ni dar forma, ni hacer milagros. Para  un creador  verbal, el milagro más común es el milagro verbal, el éxito  retórico ; debe  producir la puesta en escena de lo que autoriza su  decir, dicho de  otra manera, de la autoridad en nombre de la cual está  autorizado a  hablar. Encuentro la definición de la prosopopeya que  estaba buscando : 
« Figura  retórica por la cual se hace hablar y actuar a  una persona que es  evocada, a un ausente, a un muerto, un animal, una  cosa  personificada ». 
Y en el diccionario, que siempre es un formidable  instrumento, se encuentra esta frase de Baudelaire hablando de la  poesía : « Manejar sabiamente una lengua es practicar una especie de  hechicería evocatoria ». 
Los letrados, los que manipulan una lengua  erudita –como  los juristas y los poetas–, tienen que poner en escena el  referente  imaginario en nombre del cual hablan y que ellos producen  hablando en  las formas ; tienen que hacer existir eso que expresan y  aquello en  nombre de lo cual se expresan. Deben simultáneamente producir  un  discurso y producir la creencia en la universalidad de su discurso   mediante la producción sensible (en el sentido de evocar los espíritus,  los fantasmas –el Estado es un fantasma…–) de esa cosa que garantizará  lo que ellos hacen : 
« la nación », 
« los trabajadores », 
« el pueblo », 
 « el secreto de Estado », 
« la seguridad nacional », 
« la demanda  social », 
etc. 
Percy Schramm mostró cómo las ceremonias de coronación  eran la transferencia, en el orden político, de ceremonias religiosas [6].   
Si  el ceremonial religioso puede transferirse tan fácilmente a las   ceremonias políticas mediante la ceremonia de la coronación, es porque   en ambos casos se trata de hacer creer que hay un fundamento del   discurso que sólo aparece como auto-fundador, legítimo, universal porque   hay teatralización –en el sentido de evocación mágica, de brujería– del  grupo unido y que consiente el discurso que lo une. De allí el  ceremonial jurídico. 
El historiador inglés E. P. Thompson insistió  en el  rol de la teatralización jurídica en el siglo XVIII inglés –las   pelucas, etc.–, que no puede comprenderse en su totalidad si no se   considera que no es un simple artefacto, en el sentido de Pascal, que  vendría a agregarse : es constitutiva del acto jurídico [7].  Impartir justicia en un traje convencional es arriesgado : 
se corre el  riesgo de perder la pompa del discurso. 
Siempre  se habla de reformar el  lenguaje jurídico sin nunca hacerlo, porque es  la última de las  vestiduras : los reyes desnudos ya no son  carismáticos.
Puro teatro
Una  de las dimensiones más importantes de la teatralización es la  teatralización del interés por el interés general ; 
es  la teatralización  de la convicción del interés por lo universal, del  desinterés del  hombre político –teatralización de la creencia del  sacerdote, de la  convicción del hombre político, de su fe en lo que  hace–. Si la  teatralización de la convicción forma parte de las  condiciones tácitas  del ejercicio de la profesión del clérigo –si un  profesor de filosofía  tiene que aparentar creer en la filosofía–, es  porque ello constituye el  homenaje esencial del oficial-hombre a lo  oficial ; es lo que hay que  agregarle a lo oficial para ser un  oficial : hay que agregar el  desinterés, la fe en lo oficial, para ser  un verdadero oficial. El  desinterés no es una virtud secundaria : es la  virtud política de todos  los mandatarios. Las locuras de los curas,  los escándalos políticos, son  el desmoronamiento de esta especie de  creencia política en la cual todo  el mundo actúa de mala fe, ya que la  creencia es una suerte de mala fe  colectiva, en el sentido sartreano : 
un juego en el cual todo el mundo  se miente y miente a los otros sabiendo que se mienten. Esto es lo  oficial…
Esta pregunta no te la van a hacer para saber tu opinion: ejem:
* Pierre Bourdieu.   Sociólogo (1930-2002). Este texto se extrajo de "Sur l’Etat. Cours au   collège de France 1989-1992", Raisons d’Agir – Le Seuil, París, que   aparecerá el 5 de enero.
Le Monde Diplomatique.. París, Enero, 2012.
Notes
[1] Alusión a un estudio etnológico que Bourdieu realizó sobre los beréberes kabiles.
[2] Nicolas de Chamfort, Maximes et pensées, París, 1795.
[3]   Dominique Memmi, « Savants et maîtres à penser. La fabrication d’une   morale de la procréation artificielle », Actes de la recherche en   sciences sociales, Nº 76-77, 1989, p. 82-103.
[4] Del griego idios, « particular » : discurso particular.
[5]   John David Yeadon Peel, Herbert Spencer. The Evolution of a   Sociologist, Londres, Heinemann, 1971. William Alexander Mackinnon   (1789-1870) tuvo una larga carrera como miembro del Parlamento   británico.
[6]   Percy Ernst Schramm, Der König von Frankreich. Das Wesen der Monarchie   von 9 zum 16. Jahrhundert. Ein Kapital aus Geschichter des  abendlischen  Staates (dos volúmenes), H. Böhlaus Nachf, Weimar, 1939.
[7]   Edward Palmer Thompson, « Patrician society, plebeian culture »,   Journal of Social History, vol. 7, Nº 4, Berkeley, 1976, p. 382-405.
Fuente: El Correo, 16 de enero de 2012 




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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