En su libro III de la Riqueza de las Naciones, Adam Smith nos habla de la mano de obra, qué tipos de mano de obra podemos encontrar y cuáles son las mas efectivas en cuestión de producción y productividad.
En este capítulo nos expone su postura acerca de la mano de obra esclava; mano de obra que considera innecesaria y anticuada para afrontar el nuevo sistema económico.
“La experiencia de todos los tiempos y naciones demuestra que el trabajo de los esclavos, aunque parece costar solo la manutención, es en última instancia el mása caro de todos.
Una persona que no puede adquirir propiedad alguna no puede tener otro interés que comer el máximo posible y trabajar el mínimo.
Es solo mediante la violencia, y nunca por su propio interés, que extraer de esa persona un esfuerzo superior al suficiente para comprar su propia manutención”.
Por lo tanto, toda esclavitud es un paso atrás en el modelo LIBRECAMBISTA.
MAS TRABAJO y MENOS SUELDO
Esa es LA SOLUCION A TUS PROBLEMAS
Eva Illouz, filósofa:
la falacia de la autoayuda, la psicología y las nuevas religiones
"Tras forrarse con trampas (y sin esfuerzo) nos aplican la cultura del esfuerzo"... como medio para llegar al exito.
"La religión ocupa cada vez menos espacio en nuestras vidas, pero nuestras vidas tienen espacios cada vez más religiosos: regale una cena romántica a su pareja y verá cómo las luces, los vestidos y el menú se convierten en símbolos que separan lo cotidiano de lo sagrado y así crean un ritual ¿una misa de pareja¿ que, como todo rito, renueva un vínculo entre dos: lo fue entre Dios y los creyentes y hoy es entre los dos creyentes en un mismo amor"
Lograr la ausencia de emociones intrusas en la paz del alma. Si las dominabas, alcanzabas la ataraxia.
Y si no, eras un esclavo de tus pasiones.
El cristianismo transforma ese ideal de la paz interior en el de “la paz de Dios”; y las pasiones, en pecados. Y va un punto más allá en cuanto a reprimir el sexo. Ahora ya no se trata de no practicarlo: eso es fácil...
Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda
Entonces el dinero era un pecado más.
Hasta el protestantismo, que da una vuelta de tuerca materialista a ese ideal; ya no se trata de dominarse y contemplar a Dios en la pobreza; para ser bueno y feliz debes trabajar duro y ser honesto y así llegarás a rico, que equivale a ser santo. Y, con esa moral victoriana, Inglaterra conquista el mundo.
La cultura del esfuerzo que hoy revive.
Siempre vuelve en las refundaciones del capitalismo como la que ahora vivimos. Esa moral victoriana niega la buena suerte, porque, para un buen hombre, la buena suerte sólo es el fruto del trabajo duro de cada día.
Y habría que tener algún talento...
El talento supone haber tenido la fortuna de nacer con él, y la moral victoriana sólo reconoce lo ganado con esfuerzo y honestidad.
Siempre recompensados........... En el cine.
Se trataba de que aceptaras el orden establecido, y, a cambio, te brindaban la ilusión de que había una escalera social para que cualquiera –con o sin talento o apellidos– que sudara lo suficiente llegara a ser rico.
¿Y usted no cree en ese esfuerzo?
Yo creo en la historia, que muestra la cantidad de casualidad y a menudo desvergüenza requeridas para amasar fortunas. Después, el mito lo forjan los ganadores, que suelen preferir que se les admire por sus méritos personales que por su suerte, porque, como ellos, puede tenerla cualquiera.
¿Por qué vuelve esa moral victoriana?
Porque el colapso financiero ha puesto en evidencia que quienes manejan el sistema hacen trampas y aun así al fin acaban ganando. Y eso hace sentirse idiotas a quienes no las hacen y van a trabajar cada día.
También hay quien disfruta su trabajo.
Para controlar y regenerar el sistema deben volver a convencernos de que si trabajamos duro, tendremos recompensa. Por eso ahora resucitan la cultura del esfuerzo para neutralizar la de casino y la del favor político, que acaban de demostrar que sí son efectivas.
¿Y dónde está la felicidad?
En el XIX estaba en la honradez y en la riqueza, hasta que el psicoanálisis y la psiquiatría, que hasta entonces sólo se habían preocupado de los enfermos mentales, crean una categoría genial: los neuróticos. Y en los 70 democratizan la enfermedad mental.
Ya puedes ir al psicólogo sin estar loco.
Neurótico es cualquiera que sufra un conflicto interno. Es una gigantesca operación de marketing sanitario: si te enamoras de una chica, pero no te conviene, tienes un conflicto y tal vez una neurosis; o si te peleas con tu padre o los vecinos o con tu perro..., tienes conflictos y eres un neurótico.
Y tal vez necesites medicación...
Antes que las píldoras, los psicólogos conciben otro provechoso invento: la autorrealización. Ya ni siquiera necesitas un conflicto para ir a terapia. Ahora, basta con que no te "sientas realizado" para cobrarte la visita.
O al menos para venderte su librito.
Cualquiera puede pagarse ese libro que le ayude a realizarse. Y entonces aparece toda una narrativa –en su mayoría, banal– para ayudarte a realizar “todo tu potencial”.
Género en auge.
Si trabajas mucho, eres workahólico y necesitas ayuda, pero si trabajas poco y no eres ambicioso, también necesitas ayuda, porque te falta autoestima....... Debes ir a terapia.
Y se titulan por miles los psicólogos.
Nuestra vida se ve invadida por su palabrería: si te gusta el sexo y lo practicas sin cesar, eres sexoadicta y tienes miedo al compromiso; pero si, en cambio, te enamoras perdidamente de alguien y le eres fiel, eres dependiente e insegura de ti misma.
¡Qué estrés!
El gran cambio respecto a san Agustín o la moral victoriana es que hoy tu objetivo es inalcanzable: está siempre en movimiento.
Y la cartera, tras él...
Te convencen de que debes estar toda tu vida “trabajándote” y para ello necesitas guías, terapia, libros, consultas, pastillas...
¿Y si vas a tu bola y punto?
Somos humanos y requerimos de marcos de referencia e instituciones, pero, como están en crisis, sólo nos queda la psicología para buscar algo de coherencia. Así que ellos siguen ganando.
Y ahora, con pastillas:
se muere un familiar, te las dan para superar el luto;
te abandona la pareja, igual.
Llorar, que era lo más natural del mundo, hoy es un trauma que debe tratarse a pastillazos.
Se han medicalizado los sentimientos.
Y las carreras.
Un profesional ahora debe lograr lo imposible:
ser cordial con sus compañeros, pero competitivo;
buen jefe, pero también buen amigo;
ser simpático, pero no demasiado, porque sería débil... Ni muy enérgico, porque sería autoritario. Por eso también necesita coaching psicológico.
¿Y si te aceptas como desastre?
Siempre habrá gurús dispuestos a ayudarle: esté tranquilo.
-------------------OTRO EJEMPLO SOBRE EL MISMO TEMA:
2 comentarios:
Hola Joan. Està bé la crítica, però como tot, cada moneda té dues cares. Ser positiu té una influència evident en les persones/situacions que t'envolten. Transformar el "positivisme" en una religió et duu al error de sempre, la falta de responsabilitat.
Qualsevol best-seller d'autoajuda tindrà un ingredient essencial: la fòrmula de l'èxit a curt termini.
T'imagines un best-seller que digui "l'únic camí és el de l'equilibri en tots els aspectes físics i psicològics de la pròpia existència, i un estat espiritual d'estimació incondicional a tots els agents que participen en el teu aprenentatge." No funcionaria!! jejje
Bona feina amb el teu blog!
Una abraçada!
Nos han vendido dificultad para restarnos poder.
Lo del largo plazo lo firmo ahora mismo:
La vida es una carrera de fondo no de velocidad . Saludos
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