12 septiembre 2018

La ciencia tan corrupta como la politica

PERO CON MENOS RUIDO MEDIATICO:



"EMINENCIA" CORRUPTO HASTA LAS CEJAS:
El prestigioso oncólogo José Baselga.
El prestigioso oncólogo José Baselga. Juliana Thomas Memorial Sloan Kettering Cancer Center


El español Baselga, eminencia del cáncer y médico de Lequio, no declaró varios millones de dolares


El término conflicto de interés puede no ser conocido para la gran mayoría de la población, pero lo es -o, al menos, ha de serlo- para cualquiera que se dedique a la investigación. Es el caso del español José Baselga, una de las mayores eminencias en el tratamiento del cáncer de mama del mundo y actual director médico del uno de los centros oncológicos más prestigiosos, el Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSKCC). 

El conflicto de interés se incluye en cualquier estudio publicado en una revista científica seria, para que el lector sepa si los autores han recibido dinero que, de alguna forma, pueda comprometer los resultados de la investigación. 

Según desvela este sábado el diario The New York Times y la web de investigación periodística ProPublica, el oncólogo español -del que se ha hablado últimamente al haberle mencionado Alejandro Lequio como una de las razones para mandar a su hijo Álex a tratarse de su cáncer el MSKCC- habría fracasado estrepitosamente en su declaración de conflicto de intereses, al haber omitido declarar cobros de millones de dólares por parte de laboratorios farmacéuticos, que le habrían pagado -todo legal- por labores de asesoría y por adquirir compañías participadas por el médico.

Uno de los ejemplos que cita el artículo es el laboratorio Roche, que habría abonado por estas labores a Baselga alrededor de tres millones de dólares que el investigador no habría mencionado en sus declaraciones de conflictos de interés en distintos artículos. En ningún momento se cuestiona que esos pagos sean legales o lícitos, sino que se pone el foco en que no los hizo públicos cuando tenía que haberlo hecho.......

https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20180908/espanol-baselga-eminencia-lequio-declarar-millones-dolares/336466896_0.html

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Cabe señalar que la ciencia del siglo XXI es un tipo de ciencia diferente de la ciencia moderna de los siglos XVII al XX: 
“se ha producido una transformación global, radical irreversible y estructural, en la forma en que la ciencia se organiza y se implementa” (Ziman, 1994).
 
 Alrededor de 1950, Derek Price descubrió que la ciencia moderna había crecido de manera exponencial, y predijo que el carácter de la ciencia iba a cambiar durante la última parte del siglo XX hasta el punto en que dicho crecimiento se hiciera imposible. 
 
Un aspecto de este cambio es que el ethos científico ya no se corresponde con las tradicionales normas de imparcialidad mertonianas[3] y con la divulgación pública; se ha subordinado a los valores corporativos
 
Las normas mertonianas hacían que la ciencia fuese fiable; las nuevas normas descritas por Ziman no lo hacen. Como afirma Ziman, a los científicos se les recompensaba tradicionalmente ​​por la práctica del comunitarismo, el universalismo, la imparcialidad, la originalidad y el escepticismo. 
 
En el mundo corporativo, los científicos son recompensados ​​en el puesto de trabajo por los resultados que son de propiedad exclusiva, limitados, bajo imposición de una autoridad, por encargo y realizados por expertos.

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