El sistema financiero tiende al colapso por una razón muy simple y que todo economista honesto reconoce. Los pasivos valen varias veces más que los activos. Los activos están sobrevalorados. Mientras que no haya que liquidar los activos todo irá bien y se podrán ir creando más activos, más dinero imaginario, para respaldar a otros activos también de dinero imaginario. Pero el día en que disminuyan los ingresos en la base de la pirámide, el día que en que se dejen de crear nuevas deudas, el día en que el crecimiento económico se detenga, quizá por el encarecimiento del petróleo, que traerá como consecuencia el encarecimiento masivo de las mercancías y el desabastecimiento generalizado, ese día habrá que empezar a liquidar los activos y el sistema caerá como un castillo de naipes.
Algunos se preguntarán: ¿por qué están tan sobrevalorados los activos? Pues porque los Bancos, mediante el sistema de reserva fraccionaria, pueden prestar más dinero del que realmente poseen. Esto es posible porque los Bancos crean dinero de la nada cada vez que conceden un préstamo. Este dinero que crean los Bancos se llama dinero financiero o dinero fiat imaginario.
En realidad, ni el dinero físico ni el virtual valen más que la confianza que todos depositamos en él. El dinero virtual o imaginario va a más, es la semilla de una brutal estafa masiva. Los Bancos crean dinero financiero mediante el acto de “hacer líquidas las deudas”, eufemismo que oculta la verdad. ¿Es justo que una deuda pueda hacerse líquida? ¿Puede un pasivo ser a la vez un activo?"
"Otro de los best-seller de la Nueva Era muy del agrado de los plutócratas, se titula “Quién se ha llevado mi queso”, de Spencer Jhonson, un psicólogo que escribe libros para ejecutivos. Se subtitula “cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio”. Es un breve relato sobre unos ratoncillos que encuentran un tesoro: un enorme queso.
Los ratoncillos somos nosotros y el cuento una metáfora sobre el miedo a cambiar. Cuando el queso se acaba aparece otro, y otro, en el mismo lugar. ¡Un filón! Pero un día ya no aparecen más quesos y los ratoncillos empiezan a sentir hambre. Siguen allí esperando que un nuevo queso vuelva a aparecer milagrosamente, no se atreven a huir hacia un destino incierto. Pero uno de ellos tiene el valor de intentarlo y, después de un azaroso viaje lleno de desventuras, obtiene su merecida recompensa: encuentra otro queso.
Los directivos de las multinacionales están encantados con este libro, han regalado millones de copias a sus empleados. ¿Por qué? Pues porque les ayudará a mentalizarse para aceptar su carta de despido cuando les llegue. ¡Se te ha acabado este queso! ¡Corre a buscar otro por ahí!
Este libro incluye en su contraportada algunas frases de recomendación firmadas por directivos de multinacionales como Mercedes Benz, Xerox, Whirlpool, Bellsouth y Merril Lynch Internacional".
"Antes de finalizar el siglo XVIII la existencia de un incipiente gobierno mundial en la sombra, representado por el Comité de los 300, era ya un secreto a voces. En 1770 Sir William Pitt Amherst, miembro de la Casa de los Lores, llegó a decir: “Detrás del trono hay algo más grande que el Rey mismo. El mundo está gobernando por personajes muy distintos de los que imaginan los que no están detrás de la escena”. Más tarde Pitt Amherst ostentó el cargo de embajador en China en 1816, fue Gobernador General de la India entre 1823 y 1828 y declaró la guerra a Birmania (hoy Myanmar), lo que ocasionaría 15.000 bajas al Imperio Británico.
Entre los precursores de ese poder secreto destacan dos apellidos ilustres que comenzarían a adquirir un enorme protagonismo en la escena mundial a partir del siglo XVIII: Rothschild y Rockefeller.
En 1733 desembarca en Norteamérica una familia alemana de origen judío apellidada Rockefeller que no tardará en convertirse en el clan más poderoso de los Estados Unidos, dueño del monopolio petrolero a través de la compañía Standard Oil (hoy Exxon Mobil y otras) y fundador del Chase Manhattan Bank.
Diez años más tarde, en 1743, nacería en el barrio judío de Frankfurt (hoy sede del Banco Central Europeo) Mayer Amschel Rothschild, patriarca de la dinastía de banqueros más poderosa del mundo. A él pertenecen estas palabras pronunciadas en 1790: “Permitidme fabricar y controlar el dinero de una nación y ya no me importará quién la gobierne, quién haga sus leyes”.
Los Rothschild y los Rockefeller se asociaron y ocuparon la cúspide del gobierno mundial en la sombra durante los siglos XIX y XX. Pero ya en el XVIII despuntaban como los líderes natos de la elite plutocrática. En 1773, un joven Rothschild con apenas 30 años de edad, fue capaz de reunir en Frankfurt a 12 miembros de la elite financiera internacional y exponer su plan secreto, de 25 puntos, para saquear y dominar el mundo".
"El dinero fiduciario comenzó a existir cuando empezaron a expedirse certificados de depósito de las monedas de oro y plata. Era simplemente un papel firmado por el banquero al cual le habíamos confiado nuestras monedas, y en el que se reconocía nuestro derecho a recuperarlas en cualquier momento. A veces también podía ser un “pagaré” emitido por el Banco, al portador, a la vista y sin fecha de caducidad. Con este billete o “pagaré” podíamos acudir al mercado sin necesidad de transportar el oro o la plata.
A los billetes de Banco o pagarés, se les llamó dinero fiduciario por la raíz latina del vocablo “fido”, que significa “confío”. El dinero fiduciario estaba vinculado al “patrón oro”, es decir, tomaba como referencia el oro que previamente habíamos depositado en el Banco, y el Banco estaba obligado a cambiar sus billetes por el oro correspondiente en el momento que lo solicitáramos, de manera que conservaba un valor real en la medida en que confiábamos en nuestro Banco.
Sin embargo, con la aparición de la banca, el sistema monetario y el dinero fiduciario, la picaresca de los banqueros y los gobernantes dio lugar a cierto tipo de fraudes o estafas. En ocasiones, sobre todo en la Baja Edad Media, se acuñaban monedas cuyo peso no se correspondía con el valor nominal de las mismas. Otras veces se adulteraba el oro o la plata con aleaciones que le restaban valor. O se concedían créditos sin tener oro o dinero suficiente para respaldarlos, con lo que se comenzó a especular con riqueza inexistente, traída del futuro. Este último tipo de fraude a veces sólo era descubierto cuando el Banco quebraba.
Todas estas modalidades de fraude, que hoy se hacen masivamente y de forma legal, tienen siempre como consecuencia la inflación, el aumento del precio de las mercancías y los salarios. Y es que, cuando la riqueza real de bienes materiales deja de ser equivalente a la masa monetaria, la economía se expande artificialmente, el valor adquisitivo de la moneda disminuye y el alza de precios es inevitable, dando lugar a la inflación".
"David Rockefeller fue el conspirador mundial por excelencia, el Rey de los cenáculos ocultos. A sus órdenes trabajaron los agentes secretos de la CIA, el MI6, el MOSSAD y especialmente la INTERPOL, que es obra suya.
Ningún medio de comunicación masivo se atrevería jamás a desvelar los planes secretos de Rockefeller y sus amigos. Siempre guardaron un sospechoso silencio en torno a las secretas actividades de las dinastías de banqueros norteamericanos: los Morgan, los Davison, los Harriman, los Khun Loeb, los Lazard, los Schiff o los Warburg y, por supuesto, los Rockefeller.
En 1991, en referencia al informe del Centro para el Desarrollo Mundial, David Rockefeller confesó: “estamos agradecidos con el Washington Post, el New York Times, la revista Time, y otras grandes publicaciones cuyos directores han acudido a nuestras reuniones y han respetado sus promesas de discresión (silencio) durante casi 40 años. Hubiera sido imposible para nosotros haber desarrollado nuestro plan para el mundo si hubieramos sido objeto de publicidad durante todos estos años".
El excéntrico y supuestamente filantrópico David Rockefeller, que tiene ya casi un siglo de vida, es sin duda el personaje más trepidante y controvertido de esta casta de usureros a la que nos referimos. Muy pronto, cuando los diarios anuncien su fallecimiento, tendremos ocasión de conocer su insólita biografía. Descubriremos datos que nos apabullarán.
El fundador de la dinastía Rockefeller fue el abuelo de David, de nombre John Davison Rockefeller, descendiente de judíos alemanes llegados a EEUU en 1733. Junto con la saga de los Morgan y el grupo bancario Warburg-Lehman-Kuhn&Loeb, constituyó el triunvirato plutocrático del llamado Eastern Establishment. Su imperio económico se gestó durante los años de la Guerra de Secesión (1861-1865) que enfrentó a los terratenientes esclavistas del sur con los comerciantes e industriales del norte y que se saldó con 600.000 muertos".
"La fascinación de Brzezinski por la tecnología aplicada al control social encaja perfectamente con los planes de la elite plutocrática, que ya ha desarrollado nuevos y espeluznantes artilugios, como el microchip subcutáneo con localizador que pretenden hacer obligatorio para toda la población mundial y que sustituiría, unificándolos, a los actuales carnés de identidad, pasaportes, tarjetas de crédito, carnés de conducir, tarjetas de la Seguridad Social, etc., posibilitando la desaparición del dinero físico.
Otro invento terrible que ya nos tiene preparado la elite ha sido diseñado por la compañía estadounidense Nielsen Media Research en colaboración con el Centro de Investigación David Sarnoff (organismo controlado por el CFR y la Sociedad Pilgrims). Se trata de un dispositivo que, una vez instalado en el televisor, permite observar e identificar desde una estación de seguimiento a los espectadores sentados frente a la pequeña pantalla. Este dispositivo evoca “el ojo que todo lo ve”, el Horus egipcio que aparece en los billetes de dólar. El “ojo que todo lo ve” no es sólo un recurso literario en la novela de Orwell 1984. Ya existen millones de cámaras instaladas en carreteras, calles, empresas y locales públicos, y millones de webcam en hogares de todo el mundo. Sin contar con los modernos sistemas operativos del monopolio Microsoft, como el Windows Media, que rastrea sin cesar todos nuestros movimientos a través de la red y permite leer nuestros correos privados de Outlook, el estado de nuestras cuentas corrientes cuando accedemos a la web de nuestro Banco, las palabras clave que utilizamos en los buscadores como Google y el contenido de las páginas que visitamos en Internet".
"Las actividades para establecer un gobierno mundial comenzaron hace 300 años cuando, en el siglo XVIII, un grupo de trescientos hombres se conjuraron para conquistar el mundo, para instaurar una dictadura global plutocrática, y diseñaron planes secretos de dominación que aún hoy orientan la agenda oculta de las instituciones internacionales, la “Hoja de Ruta” de la humanidad.
Aquel cenáculo conspirativo se fraguó en Londres, la capital del Imperio Británico, en 1729, por iniciativa de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Se le llamó el Comité de los 300, “la elite de la City". Teóricamente era un club privado de reflexión, dedicado a los negocios, al debate sobre temas comerciales y bancarios. En realidad se trataba de una sociedad secreta cuyo objetivo era instaurar un gobierno mundial dirigido por los banqueros internacionales y las dinastías aristocráticas.
El Comité de los 300, hábilmente metamorfoseado durante el siglo XX en múltiples organizaciones, ha consolidado y ampliado su influencia por todo el mundo y está a punto de lograr sus propósitos tal como veremos a continuación. Los acontecimientos históricos que se citan aquí ocurrieron de verdad, podemos comprobarlo en las hemerotecas y bibliotecas y son fundamentales para entender el mensaje de este libro.
He incluido algunos capítulos descriptivos sobre las organizaciones que se mencionan reiteradamente en el texto, y a las que pertenecen o pertenecieron la mayoría de los personajes que irán apareciendo: el Comité de los 300, la Mesa Redonda de Cecil Rhodes, el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), el Real Instituto de Relaciones Internacionales (RIIA), el Club de Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Club de Roma, la Sociedad Fabiana, instituciones de control social como Tavistock o la Corporación Rand, órdenes masónicas y sociedades secretas como los Illuminati, la logia Skull & Bones de la Universidad de Yale o el Club de los Bohemios".
"En 1884 nace la Sociedad Fabiana en Gran Bretaña como una corriente heredera del socialismo utópico. El matrimonio Webb dirigió sus primeros pasos. Estaba compuesta por intelectuales, científicos, escritores y políticos, como Annie Besant (sucesora de Blavatsky al frente de la Sociedad Teosófica), Toynbee (alumno de Ruskin), el filósofo Bertrand Russell y los escritores Virginia Wolff, Bernard Shaw, H. G. Wells y George Orwell (estos dos últimos abandonaron luego la sociedad). También el gran economista Keynes perteneció durante algún tiempo.
La Sociedad Fabiana creó la London Economic School, donde se formaron las elites capitalistas y globalistas. El magnate David Rockefeller estudió en ella y dedicó su tesis doctoral al fabianismo. Para los fabianos, el capitalismo y el socialismo no son sistemas antagónicos, sino que pueden confluir en un mismo modelo productivo. El futuro gobierno mundial privado no se fundamentará sobre el libre mercado y la libre competencia, sino sobre una economía social, planificada y monopolista.
Las ideas políticas del matrimonio Webb inspiraron la filosofía del “capitalismo sin fronteras” de Ayn Rand, autora de “La Rebelión de Atlas”, y fueron adoptadas como propias por el cártel que desde hace siglos controla la banca y las finanzas internacionales. Para ellos, la política debe subordinarse a la economía, a las necesidades de los grandes empresarios y las multinacionales".
Charles Albert Eric Goodhart es una de las pocas personas que conoce a fondo la naturaleza perversa del sistema monetario actual. Educado en la elitista Universidad de Harvard, fue profesor de la no menos elitista London School of Economics, la Universidad fabiana de Londres financiada por la dinastía de los Rockefeller. Por si fuera poco, fue miembro, durante tres años, del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra.
Nadie como este anciano economista, autor del libro “El Banco Central y el sistema financiero”, conoce las intenciones de la elite financiera. Pues bien, a sus 78 años Goodhart se ha soltado la melena y nos ha advertido del riesgo que corremos si consentimos la privatización del euro, que ya es una realidad.
Para Goodhart "el dinero es una forma de soberanía, y, como tal, no puede ser entendido sin referencia al Estado". Esto lleva directamente a la sugerencia por algunos que el dinero es una convención social lo que, a su vez, lleva a la indicación de que el dinero moderno es una institución social y un bien público. Una vara de medir el precio de las cosas (bienes y servicios) para que estas puedan ser intercambiadas. Pero si los políticos a espaldas del pueblo, aprovechándose de su pasividad, de su falta de criterio, entregan a manos privadas (artículo 123 del Tratado de Lisboa, procedente del artículo 104 del Tratado de Maastricht proveniente de la ley francesa 73.7 de 1973) la creación del dinero, el dinero deja de ser una forma de soberanía y se convierte en una forma de dominación, en una deuda perpetua que no deja de crecer. Una deuda que convierte en pobres a los que crean riqueza y en ricos a los que no crean nada. El euro actual es dinero deuda, no es un bien público y es urgente que los pueblos de Europa comprendan la trascendencia de este hecho, y exijan a sus gobernantes, la restitución, la vuelta, el regreso al dinero soberano, al dinero como institución social, al dinero como bien público".
"Para Umar Ibrahim, “en el Islam, el dinero no puede ser rentado o gravado con intereses. El nuevo desafío que surge de la propia Ley Islámica es: ¿por qué necesitamos Bancos? La eliminación de estas instituciones usureras es nuestra principal tarea para este siglo. Es necesario que los Bancos sean eliminados y que surjan nuevas instituciones para reemplazar algunos de los servicios que son aceptables, como la custodia de dinero contra el peligro de robo o transferir y transportar dinero de un lugar a otro. Las nuevas instituciones no podrán aumentar el dinero que guardan, ni cargar intereses sobre eventuales préstamos, eliminándose así el deseo de prestar dinero como prioridad absoluta. Sólo si las restricciones para emitir dinero son consideradas junto con la prohibición del interés podremos ofrecer soluciones a nuestra comunidad islámica y al mundo. Para hacerlo, no necesitamos Bancos”.
Pero Umar Ibrahim se equivoca cuando propugna restablecer el patrón oro y afirma que “una moneda de oro es independiente del sistema financiero”. Esa es una declaración ingenua, ya que el oro es hoy día una materia prima más, como cualquier otra, y su precio se regula diariamente en el mercado de valores. Las fluctuaciones de su precio de mercado son artificiales, están vinculadas directamente a la especulación bursátil y dependen por completo de los banqueros internacionales. Es más, todo el oro del mundo es insuficiente para respaldar cualquier moneda internacional, y el precio actual está artificialmente inflado por la especulación.
Regresar al patrón oro es inviable además porque las reservas ya no están en los Bancos Centrales, salvo una pequeña parte, y la mayoría de los lingotes de oro se encuentran almacenados en un solo país: Suiza. Un informe de 2006 firmado por el Banco británico Cheuvreux, de Crédit Agricole, considera que las reservas reales de los Bancos centrales podrían estar de 10.000 a 15.000 toneladas por debajo de las 31.000 reconocidas en ese año. Por otra parte, el oro en poder de los países musulmanes es una fracción infinitamente pequeña, por lo que este tipo de propuestas utópicas son sólo “brindis al sol”.
"Al finalizar el siglo XIX los banqueros internacionales, a través de las organizaciones creadas por ellos (Comité de los 300, Mesa Redonda, Sociedad Fabiana, Skull and Bones, Club de los Bohemios, B`nai B`rith, etc.), habían extendido sus tentáculos por los cinco continentes, pero aún estaban lejos de culminar sus planes secretos. Además, encontraban una fuerte resistencia en algunos sectores de la sociedad.
Todavía en 1896 el candidato demócrata para las elecciones presidenciales en EEUU William Jennings Bryan, siguiendo el ejemplo de Lincoln, se atrevía a proclamar: “El derecho de emitir dinero es función del gobierno. Creemos eso. Quienes se oponen a ello nos dicen que la emisión del dinero es función del banco y que el gobierno debe salirse del negocio bancario. Yo les digo que la emisión del dinero es función del gobierno y que son los bancos los que deben salirse del negocio del gobierno… Cuando hayamos restaurado el dinero en la Constitución, todas las otras reformas necesarias son posibles, pero mientras esto no se haga, ninguna otra reforma puede llevarse a cabo”.
En 1898 EEUU acusó a España del hundimiento del Maine, pero fueron los propios estadounidenses quienes lo habían volado para utilizarlo como pretexto con el fin de justificar ante la opinión pública el inicio de la guerra contra España y apoderarse de Cuba. En 1980 los documentos relativos a la “Operación Mangosta” (proyecto para la invasión de Cuba) fueron desclasificados y se reconoció que fue un atentado de “falsa bandera”.
“Tradicionalmente, el gran negocio de la elite globalista fue la guerra. Ellos siembran discordias, promueven conflictos, financian a las partes enfrentadas, las proveen de armas y suministros; no les importa a veces quién gane, siempre que los vencedores estén dispuestos a compartir el botín y contratar con sus empresas los trabajos de reconstrucción. A veces, estas prácticas inmorales se llevan a cabo con total impunidad y el mayor descaro, como ha ocurrido recientemente con ocasión de la guerra de Irak. El gobierno de EEUU bombardeó ese país y, a continuación, contrató a una serie de empresas para llevar a cabo las tareas de reconstrucción. Una de esas empresas era Halliburton, presidida por el vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheney hasta la llegada de este a la Casa Blanca. Halliburton premió por anticipado a Cheney con más de ocho millones de dólares.
Otorgan créditos a los gobiernos que deciden iniciar una guerra, les entregan billetes y monedas fabricadas por ellos a cambio de sustanciosos intereses. De esta manera, la elite globalista endeuda a las naciones-Estado, lo que les permite someter a sus gobiernos. Si no se pliegan a sus intereses, les amenazan con no renovar los créditos y ejecutar los avales, o les declaran la “guerra psicológica”, que es una forma de terrorismo mental.
Los ideólogos de la elite globalista definen la “guerra psicológica” o “bombardeo ideológico” como el uso planificado de la propaganda y otras actividades no armadas para comunicar ideas con el propósito de influir en las opiniones, actitudes, emociones y comportamiento de la población, de manera que apoyen el logro de sus objetivos y prepararen el camino al eventual empleo efectivo de sus fuerzas militares.
El tipo más eficaz de “bombardeo ideológico” es aquel en el que, a través del miedo, se logra que las personas estén convencidas de que hacen lo que hacen por motivaciones propias, cuando en realidad no hacen sino seguir las directrices de la elite globalista, cuyos miembros diseñan la propaganda de guerra psicológica”.
El colapso financiero que padecemos no es fruto de la casualidad, ha sido programado por personas concretas con fines concretos.
Es una ingenuidad pensar que nadie mueve los hilos. La clave está en el artículo 104 del Tratado de Maastricht y el 123 del Tratado de Lisboa, redactados con la oculta intención de privatizar el dinero y endeudar a las naciones, otorgando a los banqueros privados poderes ilimitados.
Ambos artículos proceden de la ley 73,7 francesa de 1973, redactada por Valery Giscard D'Estaigne siendo ministro de Economía de George Pompidou, antiguo gerente durante cinco años de la Banca Rothschild, beneficiaria en grado sumo del desastre financiero español.
Esa ley convirtió al franco soberano en franco deuda. Curiosamente Giscard fue el redactor de la Constitución Europea rechazada en referéndum por Francia y Holanda, pero sustituida hábilmente por el sucedáneo Tratado de Lisboa.
El Premio Nobel de economía de 1988 Maurice Allais promovió los últimos años de su vida la derogación del artículo 123, y fue condenado al ostracismo por poner el dedo en la llaga, se le impidió seguir publicando en Le Monde y Le Figaro. Esa es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y hay que proclamarla bien alto.
En derecho romano cuando se cometía un crimen se preguntaba: ¿A quién beneficia? Este crimen económico perpetrado por Rajoy el 11 de julio, refrendado con la presencia del Rey el viernes 13, tiene unos claros beneficiarios y unos nítidos perjudicados, pero, como sucede siempre, aunque la evidencia se presente ante nuestros ojos en forma clara y con hechos demostrados, la negamos. Y así nos va.
"Reducir la población mundial es un objetivo declarado de la elite globalista, y cada vez existen más evidencias de que existen experimentos secretos para provocar masacres controladas de seres humanos.
No olvidemos lo que Bertrand Russell, un intelectual de la Sociedad Fabiana, que trabajaba para el departamento de guerra psicológica del Foreign Office, dejó escrito en su obra “Impacto de la Ciencia en la Sociedad”: "Actualmente la población del mundo se está incrementando en unos 85.000 individuos por día. La guerra, hasta ahora, no ha tenido un gran efecto en este incremento, que ha ido continuando a través de cada una de las guerras mundiales. La guerra, hasta ahora, no ha sido efectiva en este aspecto. Pero tal vez la guerra bacteriológica llegará a ser efectiva. Si una Muerte Negra se extendiera por el planeta, una vez por cada generación, los supervivientes podrían procrear libremente, sin llenar excesivamente el planeta". Cuando Russell pronunció aquellas palabras, la población mundial crecía 30 millones cada año, hoy crece a un ritmo superior: 100 millones.
Aún más aterrador es el testimonio del jefe del servicio de América Latina de la Oficina de Asuntos Demográficos del Departamento de Estado, Thomas Ferguson. En 1981, declaró a la publicación de Inteligencia 'EIR': "una vez que la población escapa a todo control, se impone un gobierno autoritario, incluso fascista, para reducirla. Esto interesa solamente a los expertos en reducir la población con fines humanitarios. En El Salvador no hay sitio para tanta gente. Consideren también el Vietnam. Hemos estudiado el asunto. Aquella región estaba también superpoblada y planteaba un problema. Pensamos que la guerra haría descender los índices de crecimiento y nos equivocamos. Para reducir rápidamente y de manera efectiva la población, es necesario que todos los hombres sean movilizados para el combate y que se mate a una gran cantidad de mujeres en edad de procrear. Mientras tengan ustedes un gran número de mujeres en edad de procrear, tendrán un problema. En El Salvador se mata un pequeño número de hombres y no a las suficientes mujeres para que ello tenga una influencia sobre la población. La manera más rápida de reducir la población es el hambre, como en Africa, o la enfermedad, como la Peste Negra. Lo que podría suceder en El Salvador es que la guerra desorganizara la distribución de los alimentos. Entonces, la población se debilitaría y habría enfermedades y escasez. En este momento, podrían ustedes crear una tendencia a la baja rápida de los índices demográficos. De otro modo, la gente se reproduce como animales".
"Y confío en que veremos surgir una nueva era protagonizada por hombres sabios y justos que, habiendo asimilado los errores del pasado, abandonarán la fascinación por las mercancías y el consumo, encontrarán nuevos valores más allá del lucro y el dinero, y construirán un sistema monetario basado en la riqueza real y una omnicracia (democracia de todos) o una poliarquía (gobierno de muchos), un poder descentralizado, con instituciones supranacionales aptas para resolver los problemas globales, pero soportado por una economía desglobalizada, de mercados bio-regionales, y por sólidos y arraigados poderes públicos locales.
Necesitamos una conspiración global ciudadana y pacífica en la que los protagonistas sean las personas humildes que no quieren conquistar el mundo sino defenderlo, no quieren conquistar el poder sino repartirlo, no quieren esclavizar a la humanidad sino liberarla de la cárcel de la ignorancia y el miedo que han construido para nosotros los poderes religiosos, políticos y mediáticos, y del yugo del gran capital que es el único y verdadero poder en la sombra.
"Jamás dudéis de que un pequeño grupo de ciudadanos precavidos y comprometidos pueda cambiar el mundo. Ciertamente, son los únicos que alguna vez lo han conseguido", decía Margaret Mead (1901-1978), antropóloga estadounidense.
Los ciudadanos tenemos un arma capaz de frenar los planes de la elite globalista: el consumo consciente y responsable. Es muy eficaz cuando se usa en una campaña coordinada para boicotear productos de cualquier multinacional o Banco que actúa de forma deshonesta e irresponsable.
La sociedad de consumo sucumbirá, y será reemplazada por la sociedad del conocimiento".
"¿Cuál es el propósito del proceso de concentración de capitales? ¡A usted que le importa! Leo Strauss, Sumo Pontífice de los neocons, adorado por todos los gurus ultra-capitalistas de la economía, dijo que el "significado escondido del mundo y sus leyes, solamente debe ser conocido por un grupo reducido de personas, que deberán encargarse de hacer realidad esa uniformidad para la seguridad de occidente".
Cada año el proceso de fusiones hostiles o amistosas se duplica. Según la firma de análisis de mercados Thomson Financial, el valor total de las fusiones y adquisiciones empresariales en 2006 alcanzó los 3,79 billones de dólares. Según Dealogics el valor total sería aún mayor, llegando a 3.98 billones. El doble que en 2005.
Las empresas multinacionales son cada vez menos pero cada vez más grandes. En el sector petrolero, por ejemplo, en la década de los 90 se produjeron las siguientes fusiones: Chevron y Texaco, Exxon y Mobil Oil, BP y Amoco, Total con Petrofina y Elf. Otro ejemplo lo tenemos en la concentración del sistema bancario en España de la que derivaron dos gigantes mundiales. El Banco Central se fusionó con el Hispano y luego con el Santander, dando origen al BSCH. El de Bilbao se fusionó con el de Vizcaya y luego con Argentaria, creando el BBVA.
La concentración de capitales contradice el mercado libre capitalista, nos conduce de cabeza a una economía de monopolios privados, tal y como desea la elite globalista. ¿Hasta dónde piensan llegar? ¿Acaso pretenden crear una Empresa Única Mundial gestionada por ellos? ¿Será ese el destino final del capitalismo?".
"En 1946 nace el Instituto Standford. Se inventa la computadora. En 1947 el presidente Truman autoriza a la CIA a investigar en técnicas de guerra psicológica y lavado de cerebro. Alice Bailey predice un gobierno mundial. La Asociación Americana de Educación hace un llamado al "establecimiento de un orden mundial genuino, un orden en el que la soberanía nacional esté subordinada ante la autoridad mundial". En octubre William Carr escribe en el NEA Journal que los maestros deberían: "enseñar sobre varias propuestas que han sido hechas para el fortalecimiento de las Naciones Unidas y el establecimiento de una ciudadanía mundial y un gobierno mundial".
En julio de 1948 Sir Harold Butler, en una declaración del CFR se pregunta: "¿Dentro de cuánto tiempo estarán preparadas las naciones para sacrificar una parte de su soberanía para que exista una unión económica y política efectiva? Lejos de ésta confusión, un nuevo mundo está tomando forma (...) enfocado hacia un Nuevo Orden Mundial (...) que será el inicio de las verdaderas Naciones Unidas, unidas fuertemente por una sola fe". Sir Julian Huxley, presidente de la UNESCO, hace un llamado hacia una eugenecia radical en su libro “UNESCO: Its Purpose and Its Philosophy”, donde establece que: "aunque es cierto que una política eugénica radical para el control de la natalidad humana no será realidad sino dentro de muchos años, será muy importante para la UNESCO el ver que el problema eugénico es examinado con el mayor cuidado y que la opinión pública está informada de una forma veraz”. En 1949 se crea el Consejo de Europa. Nace el Instituto Aspen.
En 1950 el mundo tenía 2.500 millones de habitantes y sólo 8 ciudades con más de 5 millones. Comienza la explosión demográfica y la urbanización del planeta a gran escala. El 17 de febrero de 1950, en su discurso ante el Senado de los Estados Unidos, el banquero James Paul Warburg declara: "Tendremos un gobierno mundial, guste o no guste. Sólo falta saber si llegaremos a esto imponiéndolo por la fuerza, o si la humanidad se someterá de buen grado".
Pocos días antes (9 de febrero) se había aprobado la Resolución Concurrente del Senado número 66 que empieza así: "Con la finalidad de alcanzar la paz y justicia universales, el presente Capítulo de las Naciones Unidas debe ser cambiado y reformado para proveer al mundo de una verdadera constitución mundial". La resolución fue introducida en el Senado el 13 de Septiembre de 1949 por Glen Taylor que la defendió diciendo: “tendremos que sacrificar nuestra soberanía ante la organización mundial para permitirles elevar sus impuestos”.
"El CFR es considerado como el auténtico gobierno de los Estados Unidos en la sombra. Su presidente honorario es David Rockefeller. Cuenta con 4.200 miembros, edita la revista “Foreing Affaires” que tiene 125.000 suscriptores en todo el mundo y organiza cursos y conferencias a muy alto nivel.
Su sede está en Nueva York, en Park Avenue esquina con la calle 68, y fue la mansión de Harold Pratt, de la Standard Oil de Rockefeller, cuya viuda lo donó a esta institución de la que casi nadie supo nada durante sus primeros 50 años de existencia. En 1928, el CFR compró un edificio de cinco plantas en 45 East 65th Street, muy cerca de la casa del entonces gobernador de Nueva York Franklin D. Roosevelt.
Actualmente da empleo a más de 50 investigadores. El 31% de los miembros del CFR pertenece a corporaciones privadas; un 25% a universidades y centros de investigación; un 15% a organizaciones filantrópicas; un 13% a entidades políticas; un 8% a la administración de justicia; un 6% a medios de comunicación; y un 2% tienen otras profesiones.
Miembros del CFR son directores de corporaciones como Citygrup, J. P. Morgan Chase, Boeing, Conoco, Disney, IBM, Exxon Mobil, Dow Jones, Viacom/CBS, Time Warner, Carlyle Group, Lehman Brothers, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Merrill Lynch, Credit Suisse, Chevron Texaco, Lockheed, Haliburton, Washington Post y Newsweek.
Desde 1928, todos los presidentes de EEUU pertenecían al CFR, excepto Ronald Reagan, en cuyo Gabinete había 6 miembros del CFR, incluido el vicepresidente, y 12 de la Trilateral.
Uno de los pocos disidentes del CFR, el almirante Chester Ward, denunció la existencia de un núcleo secreto dentro del CFR encabezado por los Rockefeller que está integrado por los banqueros internacionales que operan desde Wall Street. “Quieren hacerse con el monopolio bancario mundial, lo que les conducirá al control del gobierno mundial” denunció Ward en la Revista de Noticias.
Para el autor Gray Allen, el Club de Bilderberg no es más que una prolongación internacional del CFR, casi todos los estadounidenses del Club pertenecen al CFR. También pertenecen al CFR casi todos los directores que ha tenido la CIA y la mayoría de los Altos Cargos de la Administración de EEUU".
"En una de sus últimas declaraciones a la prensa, publicada el 1 de febrero de 1999 por la revista Newsweek Internacional, David Rockefeller no deja lugar a duda sobre las verdaderas intenciones de la conspiración mundial que aún parece liderar a pesar de su avanzada edad: “algo debe reemplazar a los gobiernos, y el poder privado me parece la entidad adecuada para hacerlo”. ¿Se puede ser más explícito? No se trata por tanto de impulsar un Gobierno Mundial democrático, sino un gobierno privado, una dictadura global plutocrática. Algo a lo que yo me opongo rotundamente a pesar de que comparta con Rockefeller la idea de que los gobiernos nacionales son un tapón que impide resolver eficazmente algunos de los más urgentes problemas y desfíos mundiales, como el problema de la paz, el deterioro de la biodiversidad, el cambio climático o la pobreza.
Nada es como parece. Nuestros sentidos nos engañan. Cuando contemplamos embebidos una puesta de sol, el sol que vemos ya no está ahí, se escondió hace ocho minutos tras el horizonte, justo la distancia, medida en años luz, que separa a la tierra del sol. También la psique nos engaña. Tendemos a pensar que nuestro aliado es nuestro amigo cuando combatimos un enemigo común, pero a menudo nuestro aliado se mostrará como enemigo nuestro en cuanto hayamos derrotado al enemigo común. Los ingleses, que han sido los mejores piratas de la historia, saben en qué momento reclutar cómplices para el saqueo, y en que momento echarlos a los tiburones, justo en el momento de repartir el botín. Así que habrá que ser muy cautos y no caer en las trampas de los banqueros, no sea que acabemos alimentando tiburones".
“El 11 de septiembre de 1991 el presidente Bush, en referencia a la crisis del Golfo Pérsico, anunció: “después de estos tiempos problemáticos, un Nuevo Orden Mundial puede surgir”. El vicepresidente Dick Cheney pronosticó una guerra “que no acabará nunca” hasta que los plutócratas logren su objetivo final. En realidad, esa guerra ya ha comenzado. La inició la CIA el 11-S con un atentado de “falsa bandera”. El 11-S fue un autoatentado. Busquen en internet. Descubrirán que sobran evidencias. Pero como todo el mundo sabe, la primera víctima de la guerra es la verdad.
¿Son esto “teorías de la conspiración”? Hay “conspiranóicos” porque hay conspiración. Naturalmente, los conspiradores lo negarán. Zbigniew Brzezinski, líder de la Comisión Trilateral y miembro del Club Bilderberg, es uno de ellos. Cuando se le recuerda su implicación en asuntos turbios se defiende de las críticas arguyendo que “la historia es mucho más producto del caos que de la conspiración”. Y es que hasta cierto punto tiene razón. Afortunadamente hay muchos factores imponderables. Si no fuera así la elite globalista ya habría alcanzado todos sus objetivos.
Recordemos que Brzezinski se consagró como el gran geoestratega de la elite plutocrática cuando diseñó "la trampa afgana", la alianza de los Estados Unidos a través de la CIA con Osama Bin Laden y con los talibanes para desalojar de Afganistán a las tropas rusas. Una conspiración contra los rusos en toda regla. Lo que aparentemente resultó un éxito se ha convertido con el tiempo en el mayor fracaso estadounidense desde Vietnam. Estados Unidos ha caído en su propia trampa y ha perdido la guerra contra aquellos a quien primero financió, armó y entrenó para luego traicionarles y masacrarles. El efecto boomerang de "la trampa afgana" ha restado credibilidad a Brzezinski y ha puesto en dificultad a la elite globalista para llevar a cabo sus planes de desencadenar una guerra nuclear contra Irán”.
"David Rockefeller fundó en 1973 la Comisión Trilateral porque se sentía “preocupado” por el deterioro de las relaciones entre Norteamérica, Europa y Japón y puso al frente de la misma al polaco Zbigniew Brzezinski, que luego sería consejero de Seguridad de Jimmy Carter. La Trilateral se encargó, junto con el CFR, de llevar a Carter hasta la Casa Blanca.
Brzezinski se ha vanagloriado de ser el promotor de la “trampa afgana”. De la misma manera que los rusos armaron y apoyaron a los comunistas vietnamitas, los norteamericanos apoyaron a los muyaidines talibanes y a Osama Bin Laden para que combatieran contra los soviéticos en Afganistán. Según Brzezinski, era una oportunidad única para “que la URSS tuviera su propio Vietnam”. La trampa tuvo un efecto boomerang, y terminó volviéndose contra los americanos. La guerra continúa, ahora con las bendiciones de la ONU. El interés de fondo: el control de la producción de opio. Afganistán cultiva el 80% del opio (heroína) que se vende en el mundo.
La Comisión Trilateral congrega a unas 300 personas del establishment una vez al año, aunque no siempre son las mismas, por lo que ya son muchos centenares las que han acudido en alguna ocasión. El nombre de la organización alude a los tres continentes -América, Europa y Asia- de los que proceden sus miembros.
Los participantes pertenecen al mundo de los negocios, los medios de comunicación, la política internacional, un perfil parecido al del Club de Bilderberg. De hecho, muchos miembros de la Trilateral también pertenecen al Club. Se ha dicho que David Rockefeller, descontento con los lentos progresos del Club de Bilderberg, decidió impulsar más la Trilateral para imprimir un ritmo mayor en el desarrollo de la agenda de la elite globalista hacia el Nuevo Orden Mundial".
"Han invadido infinidad de países y promovido golpes de Estado en todos los continentes. Los últimos: Irak, Afganistán y Libia. Son responsables y autores intelectuales de innumerables crímenes. Se les ha atribuido la mayoría de los asesinatos frustrados o consumados de líderes políticos y religiosos ocurridos durante los siglos XIX y XX. Detrás de los atentados que costaron la vida a mandatarios como William H. Harrison, Abraham Lincoln, Kennedy, Ghandi, Aldo Moro, Carrero Blanco, Omar Torrijos, líderes negros como Malcom X, el Premio Nobel de la Paz Martin Luther King y otros muchos crímenes, no es difícil adivinar la larga mano de la elite globalista. “Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales avanza hacia la muerte espiritual”, dijo Luther King en referencia a los Estados Unidos antes de ser acribillado.
Otros personajes públicos molestos para la elite globalista estuvieron a punto de ser eliminados o fallecieron en extrañas circunstancias. En 1835, el presidente de EEUU Andrew Jackson, que se opuso a la creación de un Banco Central privado promovido por los banqueros internacionales, recibió dos balazos que no pudieron acabar con su vida. El investigador Wilhelm Reich, presidente de la Sociedad Psicoanalítica Internacional, murió en 1957 en una oscura celda de Estados Unidos, en plena “caza de brujas” decretada por el senador McCarthy, y su último libro sobre matemática orgonómica que escribió en la cárcel desapareció misteriosamente (Reich había descubierto una vacuna contra las enfermedades radiactivas). El presidente de la petrolera estatal Argentina YPF (antes de su efímera fusión con REPSOL), Estenssoro, y el presidente de AGIP italiana, Enrico Mattei, murieron en sendos accidentes aéreos cuando negociaban acuerdos comerciales que perjudicaban los intereses del cartel petrolero controlado por los Rockefeller.
Tampoco se sabe muy bien por qué aparecieron muertos a balazos, en los años 90, los ecopacifistas Petra Kelly, líder del partido verde alemán y activista anti-OTAN, y su marido Ger Bastian. Kelly había escrito: “no podemos confiar más tiempo en los partidos establecidos”. En el caso del hundimiento del barco de Greenpeace Rainbow Warriors, que protestaba contra las pruebas nucleares en el atolón de Mururoa y que costó la vida algún miembro de su tripulación, no cabe duda de que la bomba fue colocada por los servicios secretos.
La muerte del Papa Juan Pablo I, apenas un mes después de su nombramiento, y la del director de la Banca Vaticana Roberto Calvi, también ha dejado un reguero de incógnitas que conducen a la mafia y a la masonería invisible. Durante el juicio por el asesinato del antiguo líder argelino Mohamed Budiaf, uno de sus verdugos, ex-miembro de la escolta presidencial, dijo: "existe una mafia, una estructura de poder, que está por encima de políticos, militares y opositores al régimen, y que nos sobrepasa a todos". El ahorcamiento legal de Ali Bhutto, presidente de Pakistán y padre de la también asesinada Benazir Bhutto, y el de Sadam Hussein, presidente de Irak, o la muerte de guerrilleros como Ernesto “Ché” Guevara, son otras medallas en la pechera de la elite globalista. Líderes como Fidel Castro, tuvieron más suerte, los intentos de magnicidio fracasaron reiteradamente".
"Isabel II, Reina de Inglaterra, madre del Príncipe Carlos. La Corona Británica fue el mayor imperio hasta la II Guerra Mundial, tras la cual parte de su poder fue trasferido a los Estados Unidos. Aún conserva una inmensa influencia a través de la Comunidad Británica de Naciones, la Commonwealh, que ocupa una quinta parte de la superficie terrestre y agrupa a 54 Estados (Canadá, Australia, Sudáfrica, Pakistán, India, Malasia, Nigeria, Kenia, Bangladesh, Camerún, etc.), incluyendo 30 de los denominados “paraísos fiscales”, que juegan un importantísimo papel estratégico para la elite globalista como verdaderos centros financieros. Algunos de esos puertos francos, la mayoría pequeñas islas, ni siquiera tienen la categoría de “nación”, pero hay 18 repartidos por los cinco continentes que tienen voz y voto en la ONU, de los cuales 8 consideran a Isabel II su Jefe de Estado. La Reina de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, también es Jefe de Estado de Canadá (componente del G-8), Australia, Nueva Zelanda y otras ex colonias. De hasta dónde es capaz de llegar el Reino Unido en la defensa de sus paraísos fiscales tuvimos una prueba fehaciente en 1982 con motivo de la Guerra de Las Malvinas, el único punto terrestre del Atlántico Sur bajo control directo de Gran Bretaña. Se sospecha que Las Malvinas alberga una estación repetidora del “Proyecto Haarp” con uso militar del GPS. Es decir, una estación para la Guerra Electromagnética, otra sorpresa que nos tiene ya preparada la elite globalista".
"La Orden de la Calavera y los Huesos (Skull & Bones) es una logia masónica fundada en 1833, cuya sede está en un edificio del campus de la Universidad de Yale, en EEUU, denominado “la Tumba”. También se la ha llamado Fraternidad de la Muerte (Brotherhood of Death), Capítulo 322 o Grupo Local 322.
No pertenece a la Gran Logia regular, practica ritos satánicos y cuenta con 1.000 miembros, entre ellos George W. Bush, afiliado en 1968. Su padre, que también fue inquilino de la Casa Blanca y director de la CIA, e incluso su abuelo Prescott Bush, acusado de profanar con un grupo de la logia la tumba del líder Apache Jerónimo, también pertenecieron a Skull & Bones.
John Kerry, el candidato demócrata que rivalizó con Bush en las elecciones presidenciales, no sólo pertenece a la logia sino que es, dentro de la misma, el superior jerárquico de George W. Bush, su “patriarca” según la terminología utilizada por ellos, los autodenominados “caballeros”. Teóricamente, Bush le debe obediencia ciega.
Todos los estudiantes iniciados en Skull & Bones terminan formando parte del establishment americano. “Los líderes de las familias de la Orden llevan 48 años en la Casa Blanca”, llegó a decir un periodista de The New York Observer. El fundador, William H. Russell, fue Secretario de Guerra con el presidente Grant. Otro miembro destacado de la logia, James Baker III, fue Secretario de Estado del gobierno norteamericano. También pertenecieron a ella Percy Rockefeller, E. H. Harriman (de la Sociedad Pilgrims) y otros miembros de primer nivel de la elite globalista, clanes a menudo emparentados entre sí, como los Bundy (Fundación Ford, co-dirigió la guerra del Vietnam como consejero de seguridad de Kennedy y de Johnson, y fue decano de la Universidad de Harvard), los Whitney, Perkins, Kellog, Adams, Allen, Wadsworth, Lord, Lovett, Goodyear, Sloane, Pinchot, Pillsbury, Vanderbilt, etc.
Skull & Bones pregona la supremacía anglosajona, tiene fuertes lazos con las iglesias cristianas evangélicas y su meta es el Nuevo Orden Mundial. Muchos de los “caballeros” de la secta, de la que se ha dicho repetidas veces que se financia con el comercio de opio, se han visto involucrados en actividades de narcotráfico, actos racistas contra las minorías étnicas de EEUU y otros delitos".
"La concentración de capitales contradice el mercado libre capitalista, nos conduce de cabeza a una economía de monopolios privados, tal y como desea la elite globalista. ¿Hasta dónde piensan llegar? ¿Acaso pretenden crear una Empresa Única Mundial gestionada por ellos? ¿Será ese el destino final del capitalismo?"
Lenin escribió en diciembre 1915 el prólogo del libro “La economía mundial y el imperialismo”, de N. Bujarin. Ya entonces Lenin profetizó: “Está fuera de toda duda que la evolución tiende a la creación de un trust único, mundial, comprendiendo a todas las industrias y a todos los Estados, sin excepción”.
Viviane Forrester, analista de la globalización, critica en su libro "Una extraña dictadura" la nueva economía y habla de un régimen político ultraliberal que “con vocación totalitaria, ha sustituido la economía real por una economía de casino, puramente especulativa” y que esconde “una dictadura sin cara que no pretende hacerse con el poder sino controlar las fuerzas que lo detentan”.
“Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del ordenador, su futuro y el de sus hijos”, escribe Arturo Pérez Reverte en “El Semanal”. Y añade: “no crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva”.
Cada día es más difícil escudriñar la realidad, obtener información en estado puro. Cuánto más si de lo que se trata es de auscultar el pulso del verdadero poder en la sombra que mueve los hilos del mundo. “Información es aquello que alguien muy poderoso no quiere que se sepa”, decía Lord Northcliffe, magnate de la prensa inglesa a principios del siglo XX. Casi todo lo que se publica es propaganda, noticias contaminadas por intereses espurios.
A los que manejan los hilos del mundo entre bambalinas se les ha llamado de muchas maneras: los Superiores Desconocidos, los Grandes Druidas, la Hermandad, los Olímpicos, los Illuminati, la Secta Global, el Poder en la Sombra y, de forma más genérica, el establishment. Francis Bacon, miembro de la Real Sociedad de Ciencias de Gran Bretaña y de la orden de los rosacruces, al que se le atribuye la autoría de las obras de Shakespeare, sostenía que el verdadero poder mundial estaba en manos de quienes él denominaba los tres Superiores Desconocidos.
Más recientemente, John Coleman, un agente secreto inglés ya jubilado, afirmó que tuvo acceso a documentos confidenciales que prueban la existencia de un gobierno mundial liderado por los miembros del Comité de los 300. En 1991 escribió: “desde que trabajaba en el servicio de inteligencia sé que los jefes de Estado extranjeros conocen a tan poderosa horda por el apelativo de los magos. Stalin acuñó una expresión personal para describirlos: las fuerzas tenebrosas".
En realidad, todas estas familias están dirigidas por el reducidísimo grupo de banqueros internacionales que controlan el mundo a través de las finanzas: los Rothschild, Rockefeller, Morgan, Warburg, Khun Loeb, Lehman, Belmont, Vanderlip, Harriman, Lazard, Goldman, etc. Su poder es inimaginable y desafiarlo es arriesgado.
Los pocos autores que han intentado desvelarlo pagaron caro su atrevimiento. Algunos murieron en extrañas circunstancias, otros fueron encarcelados, internados en hospitales psiquiátricos, desposeídos de sus propiedades, despedidos de sus empleos, destituidos de sus cargos, ridiculizados, o clasificados como locos, peligrosos, subversivos, antisemitas o conspiranóicos.
Estas pocas familias no solo son dueñas de los principales Bancos privados del mundo (Deutsche Bank, Morgan Chase, Goldman Sach, Citybank, Rothschild…), sino que además crearon y controlan todas las grandes instituciones financieras: el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de los Estados Unidos, que aún hoy son entidades privadas, el Banco Central Europeo, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de Pagos Internacionales (BIS). A través de ellas marcan el rumbo de la economía e imponen al mundo sus políticas monetarias y los tipos de cambio.
La gente cree que la Reserva Federal es el Banco Central del gobierno de los Estados Unidos, y que ese mismo gobierno imprime los billetes de dólar. Esto es completamente falso. La Reserva Federal, igual que el Banco de Inglaterra, el de Suiza, el de Japón y otros muchos Bancos Centrales, son entidades privadas, no pertenecen al gobierno. Los dólares no los fabrica el gobierno sino los banqueros privados. Y se los presta al gobierno a cambio de un interés. Esta es la razón por la que todos los gobiernos están endeudados, y sus cada vez más abultadas deudas les convierten en rehenes de los banqueros internacionales.
La soberanía de los gobiernos está limitada por el inmenso poder de estas pocas familias, que no solo disponen a su antojo de la masa monetaria, sino que además controlan la industria y los recursos naturales del planeta, las materias primas, el oro, el petróleo, incluso el aire y el agua. “Ellos” –asegura Jim Marrs, autor de “El poder en la sombra. Las sociedades secretas”- ostentan el monopolio de la energía, de la industria farmacéutica y armamentística y de la manufactura, mediante la aplicación de nuevas tecnologías”.
Desde la creación, hace casi tres siglos, del Comité de los 300, estas pocas familias dirigen secretamente un gobierno mundial no declarado, y se valen para ello de cientos de instituciones internacionales o transnacionales que trabajan en todos los campos: industria, ciencia, tecnología, alimentación, salud, educación...
LA HISTORIA SECRETA DEL BANCO CENTRAL DE LOS ESTADOS UNIDOS
El 22 de noviembre de 1910 se reunieron media docena de hombres en una isla de nombre siniestro: Jekyl Island, en la costa de Georgia, EEUU. Ejerció como anfitrión Nelson Aldrich (abuelo de David y Nelson Rockefeller). Estaban presentes Benjamín Strong, en representación del Bankers Trust Company, vinculado a la casa Morgan; Henry Davison y Charles Norton, directivos de J. P. Morgan; Frank Vanderlip, presidente del National City Bank, Paul Warburg, director de la Banca Warburg y socio de los Rothschild; y Piatt Andrew, secretario de Hacienda.
Allí se redactaron los acuerdos que luego serían recogidos en el Decreto refrendado oficialmente el 22 de diciembre de 1913 por el que se creaba el Banco de la Reserva Federal, un grupo bancario privado con derecho al control absoluto de la circulación monetaria, con capacidad legal para acuñar moneda y emitir billetes. Uno de los asistentes a aquella reunión, Frank Vanderlip, comentó años después en el Saturday Evening Post, el 9 de febrero de 1935, que "hubo una ocasión, a finales de 1910, en que fui tan sigiloso, tan furtivo, como cualquier conspirador… No piensen que es una exageración hablar de nuestra expedición secreta a la isla Jekyl (en Georgia) como la ocasión en que se gestó lo que finalmente se convertiría en el Sistema de la Reserva Federal".
Paul Warburg escribió un denso volumen sobre su plan: “El Sistema de la Reserva Federal, su origen y crecimiento”. Tiene 1750 páginas, pero el nombre de "Isla Jekyll" solo aparece una vez, cuando dice: "La materia de una tasa del descuento uniforme fue discutida y se estableció en la Isla Jekyll".
La sesión parlamentaria que aprobó la creación de la Reserva Federal se celebró durante la noche del 22 al 23 de diciembre, dos dias antes de la navidad, aprovechando la ausencia vacacional de muchos congresistas que se oponían al proyecto. Uno de ellos, Charles A. Lindbergh, dijo: "Nuestro sistema financiero es falso y una carga para el pueblo”. Y añadió que el Acta de la Reserva Federal “establece el más gigantesco trust sobre la tierra. Cuando el Presidente firme este Acta, el gobierno invisible con el poder del dinero, cuya existencia ha sido demostrada por la investigación sobre trusts monetarios, quedará legalizado. El peor crimen legislativo de todos los tiempos es perpetrado por este documento bancario. La nueva ley creará inflación allí donde los Trusts quieran inflación".
Otro congresista, Wright Patman, declaró: “en Estados Unidos hoy tenemos dos gobiernos. Tenemos el gobierno debidamente constituido… Y luego tenemos un gobierno independiente, incontrolado, en el sistema de la Reserva Federal, que opera con el poder monetario reservado al Congreso por la Constitución". Patman tenía razón, la Constitución estadounidense no permite delegar la facultad de emitir papel moneda a un tercero, pero este hecho, aún objeto de polémica, fue descaradamente ignorado.
“El decreto de la Reserva Federal –explica Jan Van Helsig- estaba seguido de la introducción del 16º
Artículo anexo a la Constitución americana que otorgaba a partir de entonces la posibilidad al Congreso de poner impuestos sobre el rendimiento personal de los ciudadanos. Eso derivaba del hecho de que el gobierno americano ya no tenía el derecho de imprimir su propio dinero para financiar sus operaciones. Fue la primera vez en la historia, desde la creación de Estados Unidos, en que el pueblo debía pagar impuestos sobre la renta”.
Anthony Sutton, economista y periodista norteamericano, que trabajó en la Universidad de Stanford hasta que sus libros empezaron a incomodar y perdió su trabajo, retrató así este momento histórico: "Se trató de un movimiento magistral a la medida de la elite que se originó en conversaciones reservadas entre los principales banqueros en 1910. Para poder crear el FED la elite financiera y petrolera norteamericana tuvo que manipular las elecciones de 1912. El presidente Taft buscaba la reelección. Pero su partido, el Republicano, se había pronunciado públicamente contra la creación del FED. Así las cosas, la elite decidió fracturar al Partido Republicano en dos. Por un lado, se presentaba Taft. Por el otro, Theodore Roosevelt, ex presidente de la República. La división abrió las puertas para que el manipulable Woodrow Wilson accediera al poder con mucho menos del 50% de los votos. La elite, con su presencia y la del senador Aldrich, se ganaría la seguridad de la aprobación de la creación de un Banco Central privado: la FED".
Aldrich estaba casado con una hija del magnate Jhon D. Rockefeller, el fundador de la dinastía. La aprobación de la FED fue posible "gracias al senador Aldrich”, nos recuerda el economista Walter Graciano, conocido “Guru” de la Bolsa de Buenos Aires y de ideología derechista, en su libro “Y Hitler ganó la guerra”.
A pesar de ser un Banco privado, el presidente Woodrow Wilson autorizó a la Reserva Federal, violando la Constitución, a emitir moneda. El dólar es una divisa emitida en EEUU, pero no por las instituciones públicas sino por un consorcio privado. Para Henry Pasquet, profesor de economía, “la Reserva Federal es una compañía privada gestionada para obtener beneficios y no tiene reservas propias para respaldar los billetes que emite”.
Paul Warburg fue nombrado su primer presidente, mientras su hermano Max Warburg dirigía el Banco alemán de la dinastía familiar en Frankfurt durante el gobierno del káiser Guillermo II y se constituía en su banquero personal antes de que estallara la primera Guerra Mundial. El asunto alcanzó dimensiones de escándalo en EEUU, lo que obligó al rápido reemplazo de Paul. ¿Cómo explicar a los estadounidenses que debían embarcar con rumbo a las trincheras del viejo continente para luchar contra los alemanes, mientras la elite norteamericana compartía intereses y fortunas con los ricos del país enemigo?
Los accionistas más importantes de la FED eran: la Banca Rothschild de Londres y Paris; el Morgan Guaranty Trust; Chase Manhattan Bank; Warburg Bank de Amsterdam y de Hamburgo; Lehman Bank; Khun & Loeb Bank; Lazard Brothers Bank de Paris; Chemical/Manufacturers-Hannover; Bankers Trust; Israel Moisés Seif Bank, de Italia; y Goldman Sachs Bank.
De los 19,7 millones de acciones de la Reserva Federal, 12,2 millones de acciones (el 62% del total) eran propiedad de sólo tres Bancos en 1994: Chase Manhattan (ahora fusionado con el Chemical Bank), Citibank y Guaranty Trust. Esto significa que los Rockefeller, Rotschild y Morgan controlan la mayoría de las acciones del Banco Central más importante del mundo, tres apellidos que resuenan como martillazos en la historia de las altas finanzas, cuyo sonido marca el ritmo vital de la historia. El sonido de la conspiración. El stock de Clase A de la Reserva Federal no ha sido vendido en mercado abierto desde que fue herméticamente sellado al público a finales del verano de 1914.
El 30 de mayo de 2012 se hace público un acuerdo comercial entre Rockefeller y Rothschild, asociados para sacar partido a la crisis. Dos de las más legendarias dinastías del mundo de los negocios de Europa y EEUU formarán una alianza estratégica después de que RIT Capital Partners, el vehículo inversor de Jacob Rothschild, alcanzara un acuerdo para adquirir una participación del 37% de Rockefeller Financial Services, según informa ‘Financial Times’.
Con este acuerdo David Rockefeller, de 96 años, y Jacob Rothschild (en la imagen), de 76, cruzarán de nuevo sus intereses tras una relación que se extiende a lo largo de los siglos. La alianza suscrita comenzó a forjarse dos años atrás cuando en una reunión entre los dos patriarcas, Rockefeller presentó a Rothschild al consejero delegado de su firma en EEUU, Reuben Jeffery. Un año después, en una nueva reunión en Londres, Jeffery daría luz verde a la entrada de Rothschild en el grupo Rockefeller, con 34.000 millones de dólares en activos bajo su gestión y controlado mayoritariamente por esta familia, tiene sus raíces en 1882, cuando John D. Rockefeller fundó una de las primeras ‘family offices’ con el fin de invertir su fortuna. Desde entonces, la entidad ha actuado como proveedor de servicios de gestión de patrimonio a otras familias, fundaciones e instituciones. La alianza de la entidad con RIT, que cuenta con una participación minoritaria de Jacob Rothschild, concentrará su actividad en el establecimiento de fondos de inversión y la búsqueda de oportunidades conjuntas de adquisiciones.
"No ha habido entre los hombres invención más funesta que el dinero: devasta las ciudades, saca a los hombres de su casa, los embrutece y pervierte sus buenos sentimientos, disponiéndolos para todo hecho punible; el dinero enseñó a los hombres a valerse de todos los medios y a ingeniárselas para cometer toda clase de impiedad", exclama el tirano Creonte en la Antígona de Sófocles.
Unos meses antes de morir, el banquero J.P. Morgan se vio obligado a declarar ante una comisión que debía dictaminar sobre la legitimidad de la Reserva Federal de Estados Unidos. Al explicar el carácter privado de este Banco Central, Morgan dijo al juez: "el dinero es un artículo".
Así piensan todos los banqueros internacionales. Para ellos, que crean dinero de la nada, el dinero es un “producto con valor comercial”. Fabrican y venden dólares como el que fabrica y vende cromos, o zapatos. Sin embargo, que tenga “valor comercial” solo significa que tiene “un precio”, no que tenga “valor en sí mismo”. La diferencia entre valor y precio podemos verla, por ejemplo, si comparamos una moneda de plata de un dólar y un billete de dólar. Ambos tienen el mismo precio, pero no el mismo valor.
Pero para la mafia financiera el dinero también es un instrumento de dominación política. En un artículo del Washington Times de 2005 titulado "Money in Elections", Marty Jezer explica que: “El dinero es el mayor determinante de la influencia y del éxito político. El dinero determina qué candidatos estarán en condiciones de impulsar campañas efectivas e influencia cuales candidatos ganarán los puestos electivos. El dinero también determina los parámetros del debate público: qué cuestiones se pondrán sobre el tapete, en qué marco aparecerán, y cómo se diseñará la legislación. El dinero permite que ricos y poderosos grupos de interés influencien las elecciones y dominen el proceso legislativo”.
B'nai B'rith se define a sí misma como “una organización judía internacional comprometida con la seguridad y continuidad del Pueblo Judío y el Estado de Israel”. Se autoproclama “defensor incansable del Estado de Israel y de la Diáspora en una gran variedad de áreas políticas y gubernamentales”.
En realidad se trata de un poderoso lobby sionista cuya afiliación está exclusivamente reservada a los ciudadanos de origen judío, y se le considera una organización paralela a la masonería regular, sometida al Rito Escocés.
Fundada en Nueva York por Henry Jones y otras once personas el 13 de octubre de 1843. ésta entidad tiene su sede central en Washington (1640 Rhode Island Avenue, NW), muy cerca de la Casa Blanca. Durante la Guerra Civil de EEUU B'naï B'rith apoyó la esclavitud. Actualmente cuenta con 180.000 afiliados distribuídos por 58 países del globo, y en su cúspide se aglutina lo más selecto de la oligarquía judía mundial.
Al igual que la masonería regular, B'naï B'rith (Los Hijos de la Alianza) se presenta como una entidad filosófica, filantrópica y humanista. Desde su creación ha sido un puntal del movimiento sionista. Prominentes figuras israelíes han pertenecido y pertenecen a B´nai B´rith: Jaim Weitzman, Jaim Najman Bialik, Efraim Katzir, Simja Dinitz, Itzjak Rabin entre otros.
También podemos hablar del agua potable, que por imposición del Banco Mundial, el FMI y el G-8 está siendo sometida a un acelerado proceso de privatización en todo el mundo. Si las naciones-Estado ni siquiera pueden gestionar sus acuíferos, ¿qué queda de su soberanía?
Instituciones como la OTAN o el Consejo de Seguridad de la ONU, con sus cada vez más pertrechados y activos Cascos Azules, limitan la soberanía de las naciones en materia de seguridad. Ya no son necesarios los ejércitos nacionales.
Los conflictos internacionales e incluso los propios de cada nación (como vimos en el caso del derrocamiento del gobierno libio de Gadafi), son cada vez más competencia de estas instituciones militares que tienden a configurar un Ejército Mundial único. De hecho existe un proceso silencioso y silenciado de desmantelamiento de las estructuras militares nacionales, cada vez más subordinadas a organismos globales.
Pero quizás donde se hace más patente la merma de la soberanía nacional es en política monetaria. Muchos gobiernos han cedido la capacidad legal de emisión de moneda a corporaciones privadas o semiprivadas. El público en general desconoce esta realidad, pero lo cierto es que la Reserva Federal de los Estados Unidos es un consorcio privado, integrado desde su fundación por 13 bancos privados de Europa y América.
Otros muchos Bancos Centrales, como el de Inglaterra, son igualmente privados. También es poco conocido el papel que juega el Banco Internacional de Pagos (el BIS o Banco de Basilea, con sede en Suiza), que es el Banco Central de los Bancos Centrales, y del que dependen en buena medida las políticas monetarias de la mayoría de los países. El BIS es una poderosa herramienta globalizadora en manos de corporaciones privadas y trabaja en detrimento de las soberanías nacionales.
Tampoco podemos olvidar que muchos de los países europeos han cedido su soberanía monetaria al Banco Central Europeo con sede en Frankfurt, Alemania. Y todos los economistas coinciden en señalar que sin soberanía monetaria no puede existir independencia económica ni soberanía política.
De ahí que la crisis del euro solo pueda tener como desenlace lo que se conoce como “gobernanza económica europea”, que consiste en la cesión de la soberanía fiscal y económica de los países europeos a una entidad no democrática cuyo funcionamiento no es transparente ni está expuesto al escrutinio público: la Comisión Europea.
En un mundo sometido a la dictadura de los mercados, donde el verdadero poder efectivo no reside en el pueblo, ni siquiera en las naciones, sino en corporaciones privadas globales, ¿qué soberanía, qué autoridad, le queda a los Estados? Los políticos ya no gobiernan, solo administran, son meros gestores al servicio de las grandes corporaciones que, por otra parte, son quienes financian sus campañas electorales. Las “democracias” han dejado de serlo.
Tan rápido como los Estados adelgazan, las corporaciones engordan. Los Estados transfieren competencias a las empresas, áreas de gestión. Privatizan los servicios (transporte, salud, educación, deporte, seguridad, comunicación, cultura…) y los recursos naturales (agua, petróleo, electricidad, minerales.
Tampoco es aparentemente una sociedad secreta, pero podría considerársela como tal a juzgar por la cantidad de secretos que esconde. La Orden Soberana y Militar de Malta (Los Caballeros de Malta) es una antigua organización mundial que proviene de los templarios y maneja un complejo entramado de negocios, Bancos, grupos militares, fundaciones, y posee gran influencia en los servicios de Inteligencia de Estados Unidos, en las Naciones Unidas y numerosas otras organizaciones.
La Orden de Malta es formalmente un “Estado soberano no territorial” reconocido internacionalmente cuya sede central está en Roma desde 1834 y tiene un estatuto de extraterritorialidad como el que tienen las embajadas. También es el nombre que recibieron los caballeros de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén tras su instalación, por parte del rey Carlos I de España, en la isla de Malta en 1530 (la isla de Malta pertenecía al Reino de Sicilia, en posesión de los soberanos de la Corona de Aragón desde el siglo XIII).
El director mundial de los Caballeros de Malta es elegido de por vida, con la aprobación del Papa. Los Caballeros de Malta tienen su propia Constitución y están juramentados para servir a la causa del Nuevo Orden Mundial. Muchos de sus miembros pertenecen al CFR, a Bilderberg y a la Trilateral. A ella pertenecieron William Casey (director de la CIA entre 1981 y 1987), Alexander Haig (Secretario del Departamento de Estado de los EEUU), Lee Iacocca (presidente de Chrysler), James Buckley (Radio Libre Europa), Alexandre de Marenches (director del servicio secreto francés) y Valery Giscard d´Estaing (ex presidente de Francia, miembo del Club de Bilderberg).
La Orden Soberana y Militar de Malta no es estrictamente una organización de los globalistas, pero es el puente que comunica a la elite globalista con el Vaticano. Los Caballeros de Malta gozan de inmunidad diplomática.
El sistema capitalista fue rediseñado a finales del siglo XX sin que apenas nos diéramos cuenta; estábamos demasiado ocupados con las tensiones de la guerra fría. En los años 70 cambiaron las reglas de juego con la expansión de la banca fraccionaria y el dinero “fiat” imaginario.
La globalización ha sustituido el régimen keynesiano del capital productivo por una dictadura financiera del capital especulativo. Los pronósticos que hiciera en 1981 James Tobin, Premio Nobel de Economía, se han cumplido: el sistema se ha vuelto inestable y el crecimiento de la economía real ha cesado. Ahora, tras haber superado el “pico petrolero” y evidenciar que la oferta de combustibles fósiles ya siempre será inferior a la demanda, toca decrecer.
Pero el declive económico puede llevarnos al desmantelamiento del Estado del Bienestar, el recorte progresivo de los derechos sociales y las libertades individuales.
La democracia y los poderes públicos menguan a medida que crece el poder privado de la banca y las corporaciones multinacionales. La era de las naciones-Estado está dando paso, tras la caída del muro de Berlín en 1989, a un Nuevo Orden Mundial totalitario.
Desde que el patrón oro cayó en desuso, los bancos y las corporaciones multinacionales se han dedicado a organizar una monumental estafa piramidal a escala planetaria. Lo hacen con la complicidad de una clase política miserable y sumisa y la aquiescencia de unos gobiernos subordinados a las corporaciones y los banqueros internacionales que controlan la emisión de papel moneda y los flujos de capitales.
La prensa nos ha hurtado una parte esencial de la realidad y este libro (“Gobierno Mundial”) pretende escudriñar esa parte que permanece velada, que no debe estar expuesta al criterio público para salvaguardar el sistema. Un sistema socialmente injusto y autodestructivo que solo funciona aterrorizando a la población, cronificando la guerra, esquilmando los recursos naturales, institucionalizando la usura. Un sistema condenado al colapso.
Más allá de las apariencias y pese al abultado volumen de información que manejamos, vivimos instalados en la corrupción, la mentira y el engaño. Donde quiera que enfoquemos la mirada hallaremos corrupción, mentira y engaño. El sistema bancario y monetario es una estafa. El sistema financiero, la globalización económica, la economía de casino en la que nos hemos instalado, es un engaño. El sistema sanitario y la industria farmacéutica son un fraude. El modelo productivo es injusto, el modelo energético es insostenible.
Las instituciones de enseñanza, el estamento científico, el ejército, la judicatura, todo está corrompido.
Michael Ellner escribió: “Míranos, todo está al revés. Todo está patas arriba. Los médicos destruyen la salud. Los abogados destruyen la justicia. Las universidades destruyen el conocimiento. Los gobiernos destruyen la libertad. Los medios de comunicación destruyen la información. Y la religión destruye la espiritualidad”.
¿Por qué no nos rebelamos contra este estado de cosas? El gran poeta español León Felipe decía: “yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos”.
El poder mediático es cómplice y colaborador necesario para perpetuar este sistema podrido. Si la prensa fuera libre, los abusos del Estado y los excesos del mercado no quedarían impunes. Las operaciones de “falsa bandera” no lograrían su objetivo, la “doctrina de shock” no sería efectiva.
Pero los magnates de la prensa permiten que siga existiendo una sutil y eficaz censura que no emana de los gobiernos y los poderes públicos, completamente subordinados al gran capital, sino del establishment, esa oscura elite financiera que dicta las normas y maneja (o pretende manejar) a su antojo el destino de la humanidad. Información relevante y objetiva es silenciada a diario para evitar debates incómodos que comprometerían el éxito de su monumental estafa. Los intelectuales y escritores no afectos al régimen plutocrático son silenciados y ninguneados. “En una época de universal engaño, decir la verdad constituye un acto revolucionario”, decía George Orwell en su novela “1984”. ¡Atrevámonos!
Los secretos de Estado desprenden un olor fétido que la prensa ignora. De alguna manera todos lo sabemos, o lo intuimos, aunque apenas hablemos de ello. La prensa manipula y distorsiona la realidad en beneficio de los poderosos. "Si no andáis prevenidos, los medios de comunicación os llevarán a odiar a los oprimidos y amar a los opresores", decía Malcolm X. En opinión de Edward Bernays (“Propaganda” 1928) “estamos dominados por un grupo de personas relativamente pequeño que entiende los procesos mentales y los patrones sociales de las masas. La propaganda es el brazo ejecutivo del gobierno invisible”.
A menudo los hechos se obstinan en dar la razón a Miguel de Cervantes cuando afirma que «la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde». Sin embargo, a largo plazo la verdad siempre triunfa, termina por imponerse; la luz vence a las tinieblas.
Más escasa es la literatura sobre los Institutos y laboratorios legales que desarrollan técnicas de control social, cuyo papel es esencial en la estrategia de la elite globalista a tenor de lo manifestado por Brzezinski, presidente de la Trilateral, para el que la sociedad “será dominada por una elite cuyo reclamo por el poder político estará basado en un sentimiento de superioridad científica. Esta elite buscará todos los medios para lograr sus fines políticos tales como las nuevas técnicas para influenciar el comportamiento de las masas, así como para lograr el control y la sumisión de la sociedad".
En su obra “Esclavos de un Mesías” el investigador Pepe Rodríguez explica que “las investigaciones en el campo de la psicología y la neurofisiología habían establecido ya las bases para una explotación racional del lavado de cerebro”. Más adelante afirma que “en diciembre de 1947, el presidente Truman autorizó a la CIA a llevar a cabo pequeñas operaciones psicológicas y de propaganda”. Y que “proyectos como el Buebird y el Artichoke escondieron experimentos de control cerebral. En los años siguientes la CIA se convirtió en magna financista de tales experimentos. Parte de los 25 millones de dólares del Proyecto MK-ULTRA apoyaron económicamente las investigaciones de Skinner y del neurofisiólogo español José Delgado”.
En realidad, los experimentos orientados hacia la modificación del comportamiento, o lavado de cerebro, se iniciaron antes de 1939. Más tarde fueron perfeccionados con la ayuda de psicotrópicos tales como la psilocibina y algunos derivados de la ergotamina. Después de la guerra las investigaciones se aceleraron culminando en el proyecto MK-ULTRA realizado cerca de Palo Alto.
El programa se inició por orden de Allen Dulles, director del CIA y colaborador de Rockefeller, en 1953. Ese año, el proyecto MK-ULTRA consumía el seis por ciento de los fondos de la CIA. Dulles compró a la multinacional farmacéutica Sandoz más de 100 millones de dosis de LSD y psilocibina que se utilizaron para experimentación incluso con niños huérfanos en hospicios locales y con prostitutas sin su consentimiento.
La Corporación Rand, vinculada al Departamento de Defensa, retomó las investigaciones sobre psicosis experimental a partir de 1962 utilizando marihuana, LSD y peyote. Su nómina incluye a numerosas personalidades del mundo de la política y la economía que, a su vez, pertenecen a organizaciones como el CFR, el RIIA, el Club de los Bohemios, la Trilateral y el Club de Bilderberg.
Los principios del método no son nuevos, los ejercicios espirituales de los jesuitas corresponden al mismo tipo de modificación del comportamiento. Algunos autores han llegado a manifestar que el propio Marx sufrió un lavado de cerebro con las mismas técnicas mientras estudiaba en Berlín.
Ismael Medina sabe de qué habla cuando dice: «lo malo es que, en última instancia, algunos a veces ya no saben para quién están trabajando realmente». ¿Se experimenta sobre las posibilidades de aplicación del control mental? La respuesta es siempre afirmativa.
Esta pregunta le fue formulada a altos mandos militares en Melilla (1980), al Jefe del Estado Mayor en Madrid (1983) y a la Dirección General de la Guardia Civil (1983). Las técnicas de lavado de cerebro pueden ser usadas para provocar amnesia voluntaria (borrar la memoria de un individuo), infundir manía persecutoria o incluso incitar a autolesionarse o al suicidio. Existen algo más que indicios de que el suicidio colectivo que provocó la muerte de 900 adeptos de la secta “Templo del Pueblo” en la Guayana fue dirigido por los servicios secretos norteamericanos. Fue un “ensayo mental”.
Las técnicas de programación mental usadas en ensayos con grupos sectarios como conejillos de indias suelen incluir las siguientes fases: Destrucción de la identidad del individuo. Insinuación de su culpabilidad general. Incitación a la denuncia de sí mismo. Instauración de un clima de inseguridad. Clemencia aparente y proposición de perdón. Incitación a confesarse. Insinuación de su culpabilidad. Autocrítica por deducción lógica de su culpabilidad. Armonización de los puntos de vista entre las dos posiciones. Acabado del cambio del sujeto.
Un informe publicado en internet concluye: “de esta forma, se le lleva a condenarse a sí mismo sin que se ejerza verdadera violencia sobre él, obligándolo a analizar de forma lógica a partir de un punto de vista erróneo.
Si analizamos bien este sistema, cabría imputarles semejante práctica igualmente a las sectas dominantes. Los conceptos de la culpabilidad y de la auto-anulación como premisas para la purificación y el cambio de personalidad que deben conducir a la pretendida liberación o sublimación espiritual del individuo, subyacen en toda doctrina religiosa importante”.
Las actividades para establecer un gobierno mundial comenzaron hace 300 años cuando, en el siglo XVIII, un grupo de trescientos hombres se conjuraron para conquistar el mundo, para instaurar una dictadura global plutocrática, y diseñaron planes secretos de dominación que aún hoy orientan la agenda oculta de las instituciones internacionales, la “Hoja de Ruta” de la humanidad.
Aquel cenáculo conspirativo se fraguó en Londres, la capital del Imperio Británico, en 1729, por iniciativa de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Se le llamó el Comité de los 300, “la elite de la City". Teóricamente era un club privado de reflexión, dedicado a los negocios, al debate sobre temas comerciales y bancarios. En realidad se trataba de una sociedad secreta cuyo objetivo era instaurar un gobierno mundial dirigido por los banqueros internacionales y las dinastías aristocráticas.
El Comité de los 300, hábilmente metamorfoseado durante el siglo XX en múltiples organizaciones, ha consolidado y ampliado su influencia por todo el mundo y está a punto de lograr sus propósitos.