14 diciembre 2020

La HIPERVIGILANCIA y la BRUTAL CENSURA a la que nos quieren llevar - video

LA ERA DEL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA

LA LUCHA POR UN FUTURO HUMANO FRENTE 
A LAS NUEVAS FRONTERAS DEL PODER

En esta obra magistral por la originalidad de las ideas y las investigaciones en ella expuestas, Shoshana Zuboff nos revela el alarmante fenómeno que ella misma ha denominado «capitalismo de la vigilancia». 

Está en juego algo de la máxima importancia: toda una arquitectura global de modificación de la conducta amenaza con transfigurar la naturaleza humana misma en el siglo XXI de igual modo a como el capitalismo industrial desfiguró el mundo natural en el siglo XX.

Gracias al análisis de Zuboff, cobran gráficamente vida para nosotros las consecuencias del avance del capitalismo de la vigilancia desde su foco de origen en Silicon Valley hacia todos los sectores de la economía. 

Hoy se acumula un enorme volumen de riqueza y poder en unos llamados «mercados de futuros conductuales» en los que se compran y se venden predicciones sobre nuestro comportamiento, y hasta la producción de bienes y servicios se supedita a un nuevo «medio de modificación de la conducta».

La amenaza que se cierne sobre nosotros no es ya la de un Estado «Gran Hermano» totalitario, sino la de una arquitectura digital omnipresente: un «Gran Otro» que opera en función de los intereses del capital de la vigilancia. 

la trama de relaciones que une a las compañías del capitalismo de vigilancia con la National Security Agency, la CIA y otros entes dedicados al espionaje y control político, 

mientras que analiza paso a paso cómo Google y Facebook van probando nuevas formas de captar datos violando la privacidad de los usuarios

 El exhaustivo y turbador análisis de Zuboff pone al descubierto las amenazas a las que se enfrenta la sociedad del siglo XXI: 

una «colmena» controlada y totalmente interconectada que nos seduce con la promesa de lograr certezas absolutas a cambio del máximo lucro posible para sus promotores, y todo a costa de la democracia, la libertad y nuestro futuro como seres humanos.

Sin apenas resistencia en la legislación o en la sociedad, el capitalismo de la vigilancia va camino de dominar el orden social y determinar el futuro digital... si no se lo impedimos antes.

 

 

The Age of Surveillance Capitalism de Shoshana Zuboff es actualmente la obra de referencia cuando se habla de la gran máquina de explotar datos creada alrededor de Google y Facebook. Publicado en 2019, el libro ha sido ampliamente citado en las conversaciones sobre la forma que está adoptando la sociedad digital(izada) del siglo XXI. Espero que tan amplia repercusión se base en una atenta lectura de las casi 700 páginas que integran este volumen. En esta serie de entradas les contaré brevemente de qué va el libro y les diré cuál es mi opinión.

El libro de Shoshana Zuboff, reconocida psicóloga social y socióloga de la Harvard University, nos propone un tour de force sobre todo bidisciplinar donde la autora va y viene de la economía (además de citar a los clásicos – Adam Smith, Karl Marx, Friedrich Hayek, Milton Friedman, Joseph Schumpeter-, toma muchos elementos de la crítica a la ortodoxia de Karl Polanyi) a la psicología (B. F. Skinner) en casi todos los capítulos. A lo largo del texto proliferan las declaraciones de los padres fundadores del capitalismo de vigilancia, incluyendo a empresarios conocidos como Mark Zuckerberg, Larry Page, Serguéi Brin, Eric Schmidt y Bill Gates e investigadores cuya contribución tecnológica ha sido fundamental en las últimas tres décadas de vida digital.

El libro se divide en tres partes de unas 200 páginas cada una. La primera está dedicada al surgimiento del capitalismo de vigilancia, la segunda indaga en su expansión hacia otros ámbitos de la vida social y económica, y la tercera se centra en la consolidación de un poder instrumental que, según Zuboff, no merece otro nombre que el de Big Other, un concepto con evidentes connotaciones orwellianas. Si en un momento el capitalismo de vigilancia pasó del mundo virtual al real (de esto se habla en la segunda parte de libro), ahora estaríamos asistiendo al pasaje hacia el mundo social, un entorno donde toda la sociedad se convierte en objeto de extracción de datos y control.

Primera parte. Los fundamentos del capitalismo de vigilancia

La primera parte del libro está dedicada al surgimiento del surveillance capitalism. Zuboff repasa el nacimiento de Google a finales de los años noventa, esa época gloriosa en que las ciberculturas marcaban el ritmo de las conversaciones en ámbito empresarial y académico, y cada día nacía una start-up que prometía cambiar el mundo a condición de que los inversores le pusieran millones de dólares sobre la mesa. Esta burbuja, como sabemos, explotó en el 2001 y dejó a buena parte de Silicon Valley pedaleando en el aire. Google, el buscador que habían creado un par de estudiantes de Stanford allá por 1997, no era la excepción. Como muchas start-ups, esta empresa había nacido más como desafío computacional que como proyecto empresarial con modelo de negocios incluido.

“Google invented and perfected surveillance capitalism in much the same way that a century ago General Motors invented and perfected managerial capitalism.”

Cuando estalló la burbuja, el search engine de Google era tan exitoso que estaba a punto de superar a Yahoo! en cantidad de búsquedas… pero necesitaban generar más ingresos para evitar la fuga de los inversores. No bastaba con AdWords, el sistema publicitario que habían introducido en 2000: además de explotar mejor los datos de los usuarios que obtenían del buscador, Google debía crear nuevos entornos de interacción para obtener más informaciones de los internautas. Así fue que, en los años siguientes, nacieron decenas de servicios “gratis”, desde Gmail hasta Google Maps y Google Books. Había nacido la gran máquina de “chupar” datos de los usuarios. O sea, había nacido el capitalismo de vigilancia. Al poco tiempo se sumaría al festín Facebook con sus propias estrategias, mucho más sofisticadas que las de Google (ver mi post del 2009 “Facebook vs. Google“).

“Ford’s invention revolutionized production. Google’s interventions revolutionized extraction and established surveillance capitalism’s first economic imperative: the extraction imperative.”

Google y Facebook utilizaron muchos datos de sus usuarios para mejorar sus servicios. Pero, además, descubrieron que estaban captando datos aparentemente secundarios o sin valor… ¿Cómo monetizarlos? Aquí Zuboff introduce un concepto nuevo, el de behavioral surplus (“excedente de comportamiento“). Estos datos considerados hasta ese momento basura numérica, convenientemente procesados, podían servir para identificar patrones de comportamiento y predecir las acciones de los usuarios. Zuboff hace mucho hincapié en las posibilidades predictivas de la machine intelligence, lo cual tiene obviamente consecuencias culturales, económicas y políticas.

“In this phase of surveillance capitalism’s evolution, the means of production are subordinated to an increasingly complex and comprehensive ‘means of behavioral modification’.”

¿Por qué se pudo desarrollar esta economía de la vigilancia? En esta parte del libro Zuboff recupera la historia del neoliberalismo y relata cómo se impuso una lógica contraria a la intervención estatal que privilegiaba la libertad individual. Las empresas digitales se encontraron con un vacío legal y un paraguas ideológico favorable para dar rienda suelta a sus experimentos socio-computacionales.

En esta primera parte del libro la autora también describe la trama de relaciones que une a las compañías del capitalismo de vigilancia con la National Security Agency, la CIA y otros entes dedicados al espionaje y control político, mientras que analiza paso a paso cómo Google y Facebook van probando nuevas formas de captar datos violando la privacidad de los usuarios.

 A veces estos experimentos retroceden por las denuncias recibidas o intervenciones de la justicia, pero no tardan en ser reimplementados siguiendo otros caminos. También dedica unos cuantos párrafos a la cooptación de investigadores y laboratorios. Como veremos más adelante, el MIT está en el centro de la mira de Zubbof.

En reiteradas ocasiones la autora insiste en que es errado decir que los usuarios “somos el producto” de los servicios “gratuitos” de Google, Facebook y otras plataformas: nosotros somos la materia prima, la fuente de datos que estas empresas recopilan, procesan, empaquetan y venden en forma de perfiles hiperpersonalizados y predicciones de comportamiento.

“We are the objects from which raw materials are extracted and expropriated for Google’s prediction factories. Predictions about our behaviour are Google’s products, and they are sold to its actual customers but not to us. We are the means to others’ ends.”

Estos paquetes de datos son la mercancía que sale de las “líneas de producción” de Google y Facebook. Según Zuboff, este nuevo modo de producción entierra en el pasado al viejo capitalismo industrial perfeccionado por Ford y General Motors. 

Estamos frente a una nueva lógica extractiva (de datos) que no tardará en expandirse al resto de las actividades humanas, tal como pasó en su momento con la línea de montaje y la producción en serie.

Antes de pasar a la segunda parte del libro, un par de comentarios que retomaré al final de esta reseña. Para mí, esta primera parte es la más lograda de The Age of Surveillance Capitalism. El relato de Zuboff está muy bien armado y la descripción del surgimiento del capitalismo de vigilancia es muy detallada. Si bien la autora se basa en una serie de investigaciones científicas, buena parte de su relato se alimenta de entrevistas a expertos en data analysis y declaraciones públicas de los referentes de estas empresas (Page, Brin, Zuckerberg, etc.).


Segunda parte. El avance del capitalismo de vigilancia

Si la primera parte del libro está dedicada al surgimiento del capitalismo de vigilancia, en la segunda Zuboff explica cómo la explotación de datos y el mercado de las predicciones se expandió hacia empresas fuera del circuito digital. Desde las primeras páginas de la segunda parte la autora arremete contra el ubiquitous computing, el modelo de las smart cities y la Internet of Things. La interconexión entre dispositivos a través de redes 5G no solo aportará más información personal a la gran industria de los datos: también se convertirá en un potente dispositivo de control social.

Un ejemplo, al cual Zuboff volverá varias veces a lo largo del libro, le sirve para describir el futuro que se vislumbra: se avecina una nueva fase de la captación de datos personales a través de dispositivos hogareños, desde las nuevas interfaces vocales (Alexa, Siri, Cortana, etc.) hasta las aspiradoras-robot como la Roomba, que mapea cuidadosamente el interior de las casas y envía esa información a la casa central. Otro caso: imaginemos que el propietario de un coche comprado a crédito deja de pagar las cuotas mensuales de su vehículo; al detectar la morosidad, el sistema envía un mensaje al coche y este deja de funcionar hasta que el propietario no se ponga al día.


“Pokémon Go was surveillance capitalist’s dream come true, fusing scale, scope, and actuation.”

Según Zuboff ya no se trata solo de captar datos sino de pasar a la acción. Un ejemplo de este pasaje a una “economía de la acción” lo encontramos en Pokemon Go. Durante el verano del 2016 una buena parte del planeta se pasó los días cazando pokemones. Según Zuboff, esta experiencia -auspiciada por Google- fue la puesta a punto de un potente dispositivo de control y acción social. Con la excusa de cazar pokemones, los usuarios podían ser teledirigidos a un local de Starbucks o McDonalds (sistema de “sponsored locations”). Esta “economía de la acción” reaparece en los experimentos sociales que realiza Facebook manipulando el muro de cientos de miles de usuarios, donde se ha llegado incluso a movilizar votantes solo cambiando el “sentimiento” de las noticias que se visualizan en la pantalla.

“Emotional states can be transferred to others via emotional contagion, leading people to experience the same emotions without their awareness. Online messages influence our experience of emotions, which may affect a variety of offline behaviours.”

Para sostener esta parte del libro Zuboff recurre al conductismo radical de B. F. Skinner, el psicólogo que soñaba con la posibilidad de una “ingeniería conductual” basada en una “technology of behaviour“. Después de experimentar varias décadas con palomas, ratas y otros bichos, Skinner desarrolló una sofisticada teoría basada en el “reforzamiento” como base para la manipulación de los sujetos y un mejoramiento de la sociedad vía el aumento de la felicidad. También Marta Peirano menciona al conductismo radical de B. F. Skinner en su libro El enemigo conoce el sistema.

“It is not possible to imagine surveillance capitalism without the marriage of behaviour modification and the technological means to automate its application.”

Como podemos ver, el relato que se va construyendo a medida que pasan las páginas de The Age of Surveillance Capitalism asume dimensiones apocalípticas: el capitalismo de vigilancia ha construido una sofisticada máquina de captación de información, construcción de predicciones y manipulación social que aparentemente no presenta resquicios. Aunque la referencia de Zuboff sea Hannah Arendt, el tono del libro se acerca mucho a los planteos de la Dialéctica de la Ilustración (1944) de Theodor Adorno y Max Horkheimer. Si en ese volumen los alemanes cargaban las tintas contra ese malvado mecanismo que hacía que los sujetos alienados “desearan y se aferraran obstinadamente a la ideología mediante la cual se les esclaviza”, el discurso de Zuboff transmite en la misma frecuencia de onda pero con una diferencia para nada marginal: ahí donde Adorno y Horkheimer desarrollaron su crítica de la industria cultural basándose en la economía política de Karl Marx y el psicoanálisis de Sigmund Freud, la crítica al capitalismo de vigilancia de Zuboff se funda en un extraño cóctel que va del cuestionamiento light al capitalismo de Karl Polanyi al conductismo radical de B. F. Skinner.

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En la próxima entrada les contaré la tercera parte del libro y compartiré unas cuantas reflexiones (y perplejidades) sobre el recorrido que nos propone Shoshana Zuboff en The Age of Surveillance Capitalism.

En esta segunda parte seguiremos desmenuzando el libro una de las obras más citadas y comentadas cuando se habla de la extracción y manipulación de datos por parte de grandes empresas como Google y Facebook. Si en la entrada anterior analizamos la primera y segunda parte del libro, aquí veremos la tercera y última sección dedicada a la consolidación política del Big Other

Para redondear la reseña, en esta entrada me gustaría marcar los puntos fuertes y las debilidades de un libro que, me animo a decir, será unos de los clásicos de esta década, tal como Being Digital de Nicholas Negroponte (1995) fue una referencia de la era dorada de las ciberculturas.

Tercera parte. Poder instrumental para una tercera modernidad.

Según Zuboff se está generando un poder nunca visto, sin precedentes históricos, motivo por el cual nos cuesta mucho nombrarlo y ponerlo a foco. Ella recurre al concepto de “instrumentarianism“, un nuevo tipo de poder que va más allá del clásico “totalitarian power” fundado en la represión del Estado. Si el surgimiento del nazismo o del estalinismo confundió a sus primeros analistas (la revista Time eligió en 1939 a Josef Stalin como “Man of the Year“), algo similar estaría pasando con el capitalismo de vigilancia.

Totalitarianism operated through the means of violence, but instrumentarian power operates through the means of behavioral modification.

Y aquí, en vez de aparecer en escena Antonio Gramsci y su concepto de “hegemonía” (la referencia ineludible cuando pensamos en formas de dominación no violenta y consensuales),  Zuboff vuelve a poner todas sus fichas en el conductismo radical de B. F. Skinner y su “technology of behaviour“. El Big Other, a diferencia del Big Brother, se basa en un perfeccionado mecanismo de control y sumisión social fundado en la manipulación de la conducta a través de los algoritmos. Al Big Other no le interesa lo que pensamos o sentimos, lo único que busca es extraer información para convertirla en mercancías vendibles en el mercado de los datos. Como ya mencioné en la primera parte de la reseña, en esta economía los humanos no somos “el producto” sino la materia prima, la fuente de datos. En cierta manera, el panorama que nos pinta Zuboff tiene mucho de The Matrix, ese mundo donde los humanos son reducidos a pura fuente de energía.

Según la autora de The Age of Surveillance Capitalism la idea de Skinner se está materializando: vivimos una sociedad donde la incertidumbre tiende a desaparecer gracias a la creciente capacidad predictiva de la conducta humana que demuestran las máquinas digitales. Omnisciencia, control y certeza son las palabras clave de este nuevo poder. Si bien reconoce que no es fácil de exportar, el modelo sociopolítico chino le sirve a Zuboff como modelo avanzado de este tipo de poder. La autora insiste en que nos encontramos en una bifurcación histórica: o avanzamos hacia una tercera modernidad donde se refuercen los valores democráticos, o seguiremos el camino que “nos lleva a Shenzhen”.

Facebook is a prototype of instrumentarian society, not a prophecy. It is the first frontier of a new societal territory, and the youngest among us are its vanguard.

Entre los profetas que nos llevan por el mal camino Zuboff menciona a numerosos investigadores y empresas que trabajan codo a codo con los organismos estatales para desarrollar el “instrumentarian power”.  Además de los sospechosos habituales como Mark Zuckerberg, en esta lista aparecen referentes del MIT como Alex Pentland (creador del concepto de “reality mining“) o de Berkeley/Google como Hal Varian. Si bien Zuboff no aplica conceptos muy vinculados a la tradición crítica como “capitalismo de plataformas” (Srnicek) o “trabajo digital” (“digital labour“) (Fuchs),  no duda en reforzar su descripción del capitalismo de vigilancia recurriendo a los trabajos sobre “media addiction“, sobre todo de las nuevas generaciones.

Para terminar, si bien Zuboff se niega a hablar de “inevitabilidad”, durante la mayor parte del libro se respira un clima oprimente donde el “no exit” parece ser la única posibilidad frente al poder de las grandes corporaciones del capitalismo de vigilancia. Citando a Piketty, defiende la idea de que otro capitalismo es posible y concluye el libro (perdón por el spoiler) mencionando la caída del muro de Berlín por la presión de la ciudadanía.

Después de esta breve descripción (no es fácil sintetizar un libro de 700 páginas…) podemos comenzar a reflexionar sobre este trabajo tan sugerente y abierto al debate.

Combatiendo al capital (vigilante)

Si en los años noventa tuvimos una sobredosis de libros que anunciaban una sociedad más democrática, justa y liberada del peso de los átomos gracias a la levedad de los bits, la producción actual, que mira desde una perspectiva crítica la deriva autoritaria e hipercomercial de la red digital, es necesaria y urgente. En este contexto, el libro de Shoshana Zuboff es una de las referencias cuando se trata de mapear las conversaciones sobre la comunicación digital interactiva en este momento tan particular de la vida del Homo sapiens sobre el planeta. Sin embargo, no podemos dejar de lado una mirada crítica de The Age of Surveillance Capitalism, un texto que tiene páginas muy interesantes pero otras que, desde mi punto de vista, hacen agua desde una perspectiva analítica.

Si bien el texto de Shoshana Zuboff es un ensayo y, por lo tanto, no podemos exigirle lo mismo que a un texto científico, termina proponiendo una serie de conceptos y categorías que apuntan a una teoría o marco de análisis del capitalismo de vigilancia que va más allá de lo que sería un texto de non-fiction. Al basar su análisis en declaraciones y frases a menudo descontextualizadas de los grandes actores del capitalismo de vigilancia (Page, Brins, Schmidt, Zuckerberg, etc.), la denuncia que impulsa la autora pierde fuelle. El discurso corporativo de los grandes actores del capitalismo de vigilancia se merece un análisis que vaya más allá del “contenido manifiesto” y de la transcripción de las frases célebres de Mark Zuckerberg o Larry Page. Y, al mismo tiempo, el análisis crítico del capitalismo de vigilancia se merece ir más allá de las declaraciones más o menos rimbombantes de sus enunciadores.

Si es cierto que la explotación indiscriminada de datos y el mercado predictivo nacido en Google y Facebook está yendo más allá de estas corporaciones, tal como se explica en la segunda parte del libro, sería interesante tener datos empíricos al respecto. Sabemos que la mayor parte del facturado de Google y Facebook proviene de la publicidad y del tráfico de datos… ¿Podemos decir lo mismo de las empresas tradicionales? ¿Qué parte de su facturado o ganancias proviene de los datos? Un ejemplo: una empresa fabrica coches con sensores. Esos sensores recopilan información sobre sus usuarios que permiten mejorar el diseño de los vehículos. Pero esos datos también aportan información apetecible para otras compañías. Ahora bien, si la empresa decidiera vender esos datos… ¿podemos decir que es una empresa del “capitalismo de vigilancia”? ¿O la venta de datos sería solo una fuente de ingresos secundaria a la principal, que seguiría siendo la venta de vehículos y servicios colaterales? El libro hubiera salido enriquecido si esta parte estuviera basada en números y datos empíricos más sólidos. En ese sentido, al libro de Zuboff le falta lo que a los de Piketty les sobra: las tablas, números y análisis económicos que le hubieran permitido a la autora describir el funcionamiento y alcance real del capitalismo de vigilancia.

Otro elemento a tener en cuenta: si el lector o lectora espera una crítica al capitalismo, no la encontrará en The Age of Surveillance Capitalism. Por más que Zuboff arremeta contra las políticas neoliberales, ella critica al “capitalismo de vigilancia” y no al “capitalismo” a secas. Shoshana Zuboff no es Christian Fuchs ni Nick Srnicek. Desde esta perspectiva, podríamos decir que a Zuboff también le falta lo que a Fuchs le sobra: una crítica dura del capitalismo, algo que este profesor de la University of Westminster viene haciendo desde hace varios años en libros como Communication and Capitalism: A Critical Theory (2020), Rereading Marx in the Age of Digital Capitalism (2019), Social Media: A Critical Introduction (2017), Culture and Economy in the Age of Social Media (2015) o Digital Labour and Karl Marx (2014).

Me parece que en su afán de convertir el negocio de los datos en una nueva fase del desarrollo capitalista (o en una forma pervertida del “buen capitalismo”), la autora termina modelando un objeto a medida para que encaje en su denuncia. Que un grupo de corporaciones haya hecho del tráfico y procesamiento salvaje de datos su modelo de negocios no implica que todas las empresas vayan a seguir ese camino; para algunos actores la venta de datos será una fuente de ingresos secundaria, y muchos otros ni siquiera participarán en este tipo de actividad extractiva. Otro ejemplo: si Amazon es un actor fundamental del capitalismo de vigilancia, dudo mucho que una librería de barrio sea parte del mismo mecanismo de explotación de datos y control social. O sea, mal que le pese a Zuboff, no todo es capitalismo de plataformas.


Ratas, palomas e internautas

El conductismo pasó por varias etapas. Después de los trabajos pioneros de John B. Watson e Iván Pavlov, el behaviorismo se convirtió por culpa de un perro y una campanilla en una caricatura de sí mismo hasta alcanzar en tiempos recientes el estatus de meme. Si bien es una de las corrientes hegemónicas de la psicología, sobre todo en los países anglosajones, sabemos que en otras latitudes diferentes escuelas -como la psiconalítica- han marcado el paso de la práctica profesional y académica. Uno de los campos donde el conductismo ha encontrado un terreno fértil ha sido la investigación sobre los procesos de toma de decisiones económicas. Daniel Kahneman, el psicólogo que ganó el premio Nobel de Economía en 2002, es una de las grandes referencias en la llamada behavioral economics. Su libro Pensar rápido, pensar despacio (2011) es una lectura indispensable para cualquier persona interesada en estos procesos o que simplemente quiera saber cómo pensamos y tomamos decisiones.

Como ya vimos, Zuboff se nutre del conductismo radical de  B. F. Skinner a la hora de apuntalar su discurso crítico sobre el capitalismo de vigilancia. Es una lástima que no haya expandido su marco de referencia a otros enfoques. Desde mi perspectiva, creo que analizar la dinámica de uso de las plataformas en términos de satisfacción/deseo podría proporcionarnos mejores resultados para comprender su funcionamiento. Uno de los problemas que percibo en los enfoques experimentales (ya sean conductistas o de las ciencias cognitivas) es el pasaje de lo micro a lo macro. Este tema -que desde hace años venimos charlando con colegas como José Luis Férnández de la Universidad de Buenos Aires- es fundamental: ¿Puede extrapolarse a toda la sociedad lo que se verifica en un laboratorio con unas palomas, ratones o perros? Entre un laboratorio y la sociedad existe un “gap” muy difícil de colmar…  a menos que uno pueda hacer experimentos con cientos de miles de personas. Y acá la cosa se pone interesante: como bien describe Shoshana Zuboff, eso es precisamente lo que están haciendo las grandes corporaciones del capitalismo de vigilancia. ¿Qué pasa cuando Facebook toca la campanilla? ¿Cómo responden miles de internautas cuando Google retoca un algoritmo? Este tipo de estudios -que los usuarios consentimos cuando aceptamos las condiciones de uso de las plataformas– abre una dimensión “macro” a métodos que, hasta el día de hoy, se limitaban al mundo “micro” del laboratorio. Así como hay límites a la experimentación genética con seres humanos, este tipo de experimentos sociales, que pueden llevar a cambiar el resultado de una elección,  debería estar taxativamente prohibido por las leyes nacionales e internacionales. Este tema también debería formar parte de la agenda de las universidades, sobre todo si tenemos en cuenta que la comunidad científica es en parte cómplice de estos experimentos manipulatorios.

Volviendo al libro de Zuboff, al beber del conductismo radical de Skinner su análisis del capitalismo de vigilancia termina acercándose a la primera época de las teorías de los efectos de los medios. Sí, me estoy refiriendo a las (primitivas) teorías de la “aguja hipodérmica” y la “bala de cañón”. Si bien el contexto es radicalmente diferente, The Age of Surveillance Capitalism termina prácticamente jugando en la misma liga que los trabajos pioneros -también inspirados en el conductismo- de los padres fundadores de los estudios de los efectos de la comunicación en los años 1920 y 1930.

Salvation?

Como habrán visto, los subtítulos de esta serie de entradas incluyen un homenaje a la saga de Terminator (“La rebelión de las máquinas”, “Destino oscuro”). Ahora llegó la hora de “Salvation”… ¿Hay salvación a la distopía que nos depara la era del capitalismo de vigilancia? A pesar de que aquí y allá Zuboff intenta insuflar algo de optimismo, su libro es una oda al apocalipticismo digital. Solo al final, en un par de páginas, deja caer de manera inconexa y sin profundizar algunas vías para contrarrestar el poder de las grandes corporaciones que han hecho de los algoritmos y los datos un gran negocio.

La referencia a Nicholas Negroponte al inicio de esta entrada no es casual. Al igual que el fundador del Media Lab del MIT, tengo la impresión de que Shoshana Zuboff termina mitificando -en el sentido barthesiano- las tecnologías digitales. Ahí donde Negroponte construye un discurso mítico que pone a las tecnologías digitales al centro de un programa de emancipación y transformación, Zuboff las coloca en el corazón de una estrategia de dominación y control social. Si Negroponte no tenía en cuenta los posibles usos desviados o directamente antidemocráticos de las tecnologías digitales, Zuboff solo ve dominación y control, y liquida en pocas frases los posibles beneficios que los algoritmos ofrecen a sus usuarios (entre otras cosas, los algoritmos pueden ayudarnos a reducir la cantidad de accidentes de coche o predecir la evolución de una pandemia). En breve: mientras sigamos atados a lecturas monodimensionales, no saldremos nunca del desgastante péndulo entre apocalípticos e integrados.

The Age of Surveillance Capitalism es un libro que vale la pena leer, a pesar de su extensión (hay ideas que se repiten una y otra vez, como si la autora nos quisiera inculcar un concepto a la manera de Skinner con sus ratas y palomas) y de las limitaciones que acabo de mencionar en estos párrafos.  

El “capitalismo de vigilancia” existe, es un problema grave de nuestra sociedad y debe ser enfrentado desde diferentes niveles, comenzando por la alfabetización de los usuarios hasta llegar a la implementación de acciones políticas y judiciales a escala internacional. Lo repito: la primera parte del libro, donde se cuenta con lujo de detalles la emergencia de nuevos actores en la red sociotecnológica que se movieron (y siguen haciéndolo) con total impunidad en un marco de vacío legal, es una excelente descripción del mitificado mundo de Silicon Valley y sus start-ups.

¿Hay “Salvation”? Por supuesto. Pero la condición previa para cualquier tipo de acción, no sólo en este campo, es comprender el funcionamiento del (eco)sistema en todas sus dimensiones, incluyendo los actores, relaciones y procesos que forman parte de cada componente de la red sociotecnológica (o, si prefieren, de cada “interfaz”), los costes-beneficios y las dinámicas de satisfacción-deseo que se presentan en cada caso. Como ya escribí en otro post sobre las interpretaciones críticas de las plataformas,

Pensar que Amazon o Uber son solo empresas que utilizan datos como materia prima y lucran con ellos me parece reductivo, casi como pensar que la vieja televisión de broadcasting era solo un dispositivo para generar rating. Siguiendo con este ejemplo, las transformaciones sociales que generó la televisión a su alrededor no se pueden reducir a la dimensión “matemática” del rating, de la misma manera que no podemos simplificar el rol de las nuevas corporaciones exclusivamente a su dimensión “algorítmica” (…) 

Debemos abrir el abanico interpretativo a la hora de analizar las plataformas.

Lo aclaro por las dudas: decir que la crítica a las plataformas se queda corta o no tiene en cuenta todas las dimensiones del fenómeno no es lo mismo que defender sus lógicas de extracción de datos ni justificar el rumbo que está tomando la evolución de estas corporaciones.  

Que un puñado de empresas controlen el mercado de los datos y trafiquen de manera salvaje con la información personal es un problema de primer orden de nuestra sociedad

Pero para empezar a resolverlo, debemos aprehenderlo en toda su complejidad. Y para eso, nunca alcanzará un único libro o mirada.

Bonus Tracks

 

Novedad
Editorial:  PAIDOS Coleccion del libro:  Sin Colección
Número de páginas: 912
Dimensiones: 233 cm × 155 cm × 0 cm
Fecha de publicación: 2020 Materia: PENSAMIENTO ISBN: 978-84-493-3693-5

09 diciembre 2020

Cuando comenzo la mafia farmaceutica - BIGPHARMA

 Rockefeller comen­zó a montar su imperio tras la guerra de secesión estadounidense, asentado en el petróleo y las finanzas. Posteriormente comenzó a invertir en medicamentos. 

Rockefeller y su hijo John Jr. en 1915.

John D. Rockefeller amasó una fortuna fagocitando la industria petrolera. 

Después, sin sentimiento de culpa, se entregó a la "filantropía"

 Se le acusó de pagar sueldos irrisorios, aplastar los sindicatos, confabularse con los ferrocarriles, levantar su monopolio chantajeando y absorbiendo a la competencia y extorsionar a políticos.

Para la prensa y la opinión pública, era el más despiadado de los llamados robber barons (barones ladrones), el grupo de empresarios que se hicieron millonarios y dominaron la industria norteamericana en el último tercio del siglo XIX. También el más hipócrita. 

En una caricatura de la época aparecía dando monedas con una mano, en referencia a su conocida actividad caritativa, mientras robaba sacos de oro con la otra.

A principios de siglo, la Fundación Roc­kefeller comenzó a controlar económi­camente una tupida red de instituciones a todos los niveles:

La Asociación Mé­dica Americana, importantes universidades, escuelas, agencias gubernamen­les, investigadores, academias de cien­cias, asociaciones de prensa y medios de comunicación

Pensaste que Big Oil era malo, pero la familia Rockefeller también preparó el escenario para que Big Pharma La Gran Farmaceutica  destruyera las curas naturales en el proceso.

El autor, Chris Kanthan, ha escrito un asombroso artículo sobre cómo la familia Rockefeller socavó a la sociedad moderna de innumerables formas, pero lo que la mayoría no se da cuenta es de como ellos eliminaron las curas naturales.

El nombre de la familia ahora se ha vinculado a la supresión de la medicina natural para fundar grandes compañías farmacéuticas y ganar mucho dinero.

Todo comienza con John D. Rockefeller (1839 – 1937)  magnate del petróleo, un magnate ladrón, el primer multimillonario de los Estados Unidos y un monopolista de origen natural. 

A comienzos del siglo XX, controlaba el 90% de todas las refinerías de petróleo en los EE. UU. a través de su compañía petrolera, Standard Oil, que luego se dividió para convertirse en Chevron, Exxon, Mobil, etc.

Al mismo tiempo, alrededor de 1900, los científicos descubrieron “productos petroquímicos” y la capacidad de crear todo tipo de productos químicos a partir del petróleo. Por ejemplo, el primer plástico, llamado baquelita, se fabricó a partir del petróleo en 1907.

Los científicos descubrieron varias vitaminas y supusieron que muchas drogas farmacéuticas podrían obtenerse del petróleo.

¡Esta fue una maravillosa oportunidad para Rockefeller que vio la capacidad de monopolizar las industrias de petróleo, química y médica al mismo tiempo!

Lo mejor de los productos petroquímicos era que todo podía patentarse y venderse con altos beneficios.

Pero hubo un problema con el plan de Rockefeller para la industria médica:

 las medicinas naturales / herbales eran muy populares en Estados Unidos en ese momento. Casi la mitad de los médicos y universidades de medicina de los EE. UU estaban practicando la medicina holística, utilizando el conocimiento de los nativos de Europa y  americanos.

 

Rockefeller, el monopolista, tuvo que encontrar la manera de deshacerse de su mayor competencia. Así que usó la estrategia clásica de “solución-problema-reacción”. 

Es decir, crear un problema y asustar a la gente, y luego ofrecer una solución (planificada previamente). (Similar al miedo terrorista, seguido de la “Ley Patriota”).

Fue a ver a su amigo Andrew Carnegie, otro plutócrata que hizo su dinero al monopolizar la industria del acero  quien ideó un esquema.

Desde la prestigiosa Fundación Carnegie, enviaron a un hombre llamado Abraham Flexner para que viajara por todo el país e informara a los estatus de los colegios médicos y hospitales de todo el país.

Esto condujo al Informe Flexner, que dio origen a la medicina moderna tal como la conocemos. No hace falta decir que el informe hablaba de la necesidad de modernizar y centralizar nuestras instituciones médicas. 

Sobre la base de este informe, más de la mitad de todas las universidades de medicina se cerraron pronto.

La homeopatía y las medicinas naturales fueron burladas y demonizadas; Y los médicos incluso fueron encarcelados.

Para ayudar con la transición y cambiar las mentes de otros médicos y científicos, Rockefeller otorgó más de $ 100 millones a universidades y hospitales y fundó un grupo frontal "filantrópico" llamado “Junta General de Educación” (GEB). 

Este es el enfoque clásico de el palo y la zanahoria .

En muy poco tiempo, todas las facultades de medicina se modernizaron y homogeneizaron. Todos los estudiantes estaban aprendiendo lo mismo, y la medicina consistía en usar medicamentos patentados.

Los científicos recibieron subvenciones enormes para estudiar cómo las plantas curaban las enfermedades, pero su objetivo era identificar primero qué sustancias químicas en la planta eran efectivas y luego recrear una sustancia química similar, pero no idéntica, en el laboratorio que pudiera ser patentada.

Una pastilla para un enfermo se convirtió en el mantra de la medicina moderna.

¿Y pensaste que los hermanos Koch eran malvados?

Así que ahora, 100 años después, estamos produciendo médicos que no saben nada sobre los beneficios de la nutrición o las hierbas o cualquier práctica holística. Tenemos toda una sociedad que está esclavizada a las "medicinas" de patente.

Los Estados Unidos gastan el 15% de su GDP  en atención médica, que en realidad debería llamarse “atención de enfermos”. No se enfoca en la cura, sino en los síntomas, creando así clientes recurrentes.  En la farmacéutica industrial no existe cura para el cáncer, la diabetes, el reuma, el autismo, el asma o incluso la gripe....y mucha gente termina en el gran negocio de los trasplantes sin que la medicina evite que lleguen a ese extremo.....y llaman a los trasplantes ....gran exito..¡¡     ¿Cual es el negocio de curarlas?

"el gran negocio estaria en tratar a TODA la poblacion del nacimiento a la muerte"

Este es un sistema fundado por oligarcas y plutócratas, no por médicos.

En cuanto al cáncer, oh sí, la Sociedad Americana del Cáncer fue fundada por Rockefeller en 1913. ....

....y pensar que hay gente  que  dona dinero para "investigar y curar el cancer" y asi en los ultimos 90 años....

En el mes de la concientización sobre el cáncer de mama, es triste ver como a las personas se les lava el cerebro sobre la quimioterapia, la radiación y la cirugía. Eso es tema para hacer otra publicación  … 

Una inteligente frase del  personajillo para hacernos una idea:

"La educacion no es para enseñar a la gente a pensar, 

es para enseñar a la gente a trabajar"

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En 1910, Rockefeller encargó un informe que resultó demole­dor para las medicinas alternativas y los productos naturales, y daba un respaldo total a los fármacos. Durante la Segun­da Guerra Mundial, se asoció con IG Farben y otras empresas alemanas.

Vivimos una guerra que pretende aniquilar nuestra libertad

                   Perodico El mundo / la contra

                  La entrevista a Cristina Martín:

Cristina Martín Jiménez. El Viso del Alcor, Sevilla, 1974. Esta doctora en Ciencias de la Comunicación, escritora y periodista es la autora de La verdad de la pandemia. Quién ha sido y por qué, un inquietante bestseller que ya va por la décima edición.



Nueve países han adquirido los derechos para publicar su libro.


Hace años, vaticinó la situación de crisis mundial y pandemia que vivimos hoy.
Sí, en mi libro Los amos del mundo están al acecho y por ello fue censurado durante siete años en España. En él advertía acerca de la táctica de la pandemia. Parecía ciencia ficción, pero hoy es una realidad.


¿Qué es la táctica de la pandemia?
Es un arma de guerra, la construcción de un psicoescenario diseñado en laboratorios elitistas de ingeniería social, para que un grupo de poder concreto logre el dominio del mundo. 

Tiene un objetivo económico: el hundimiento de las economías y el aumento de poder de los grandes conglomerados. Confinan a las personas sanas para arruinar sus pymes y esclavizarlas a sus deudas y a una renta básica universal. Y tiene un plan geopolítico de sustitución de los Estados nacionales por un gobierno mundial. 

 Vamos, si hasta lo dijo Pedro Sánchez en el Congreso el 22 de abril: 

"La pandemia tiene como objetivo acelerar cambios en el teletrabajo, el consumo, la digitalización y la gobernanza mundial". 

No es casual que el secretario de la ONU, Gates y Obama digan que hace falta un gobierno mundial para combatir la pandemia. Ni que Iglesias afirme que de esta crisis debe salir una nueva elite. Todos confluyen en la Agenda 2030 para repartirse el mundo.

Pero el virus es real, al igual que los millones de fallecidos que hay en todo el mundo.
El virus sí, pero los datos oficiales de los fallecidos y de las PCR necesitan una investigación a fondo, pues hay muchas voces autorizadas del ámbito sanitario que aseguran que han sido manipuladas, como el ex directivo de Pfizer, el Dr. Yeadon. 

La pandemia ha sido diseñada, principalmente, por el Centro de Dinámicas Sociales del Instituto Tecnológico de Massachusetts y el Global Business Network, compañías que asesoran a las elites para controlar un mundo complejo. 

Como hay una planificación, que demuestro en mi libro, la llamo plandemia. Además, la OMS cambió el significado de pandemia adecuándolo a sus intereses. El resultado es distópico, han generado una psicosis en parte de la población.
 

El riesgo de colapso en los hospitales es también muy real.
Si revisamos en hemeroteca, también había colapso los años anteriores con la gripe, pero los medios de comunicación no estaban las 24 horas del día hablando de ello. Como tampoco hablan de que el año pasado, el CEO de BlackStone celebró una reunión secreta en Madrid y ordenó a su equipo que se hiciera con la industria sanitaria española.


¿Por qué afirma que nuestros valores y costumbres están en peligro?
El gurú de la elite, Alex Penthland, afirma desde el MIT que para volver a reunirnos con nuestros seres queridos debemos sacrificar la libertad y la privacidad. 

Necesitan tenernos controlados con sus app rastreadoras porque nos temen y quieren saber qué pensamos, qué sentimos y dónde estamos en cada momento para evitar la rebelión de las masas. Temen perder su poder.
Sostiene que el miedo es el motor de cambio más eficaz.


Quien conoce tus miedos, manipula tu comportamiento. Necesitan saber qué temes para controlarte mejor. Todos los datos que generamos acaban en los laboratorios de sus fundaciones porque están entusiasmados con lo que llaman Ciencia Predictiva del Comportamiento, que combina el big data y la Física Social. 

Hemos de proteger en secreto nuestros miedos porque cuando los conocen, sustituyen la verdad por propaganda, que es un arma más económica que la violencia física y es la favorita de los nuevos dictadores. 

El gran virus es la mentira de los mensajes difundidos en las polis globalistas.


¿A qué se refiere con que el gran virus es la mentira?
A que los gobiernos ocultan que hay una instrumentalización del virus con fines de geopoder. Por ejemplo, cuando afirman que sólo con medidas restrictivas se detiene la pandemia están silenciando el caso exitoso de Taiwán, que aisló a los contagiados y continuó la actividad económica. 

Pero como no pertenece a la OMS y China lo considera enemigo, no interesa como modelo a seguir. Como hay grandes intereses geopolíticos en lo que está ocurriendo, las mentiras sustituyen a la información.

06 diciembre 2020

HISTERIA COLECTIVA

La imagen puede contener: una persona, texto que dice "¿ADIVINA QUIÉN ESTÁ ATRAVESANDO POR LA MAYOR OPERACIÓN PSICÓLOGICA MASIVA DE PÁNICO, EN TODA LA HISTORIA?"

 

 

  psicosis colectiva:





 El patólogo más prestigioso de Canada:

"La covid es el mayor engaño de la historia,
promovido por medios de comunicación y políticos".


El doctor Roger Hodkinson es el director ejecutivo de Western Medical Assessments y ha sido director médico de empresa durante más de dos décadas. Licenciado en la Universidad de Cambridge, más tarde se especializó en patología en el Royal College de Canadá.

Histeria y engaño de masas

Y sostiene Hodkinson. En Edmonton, Alberta, Canadá. Conferencia. Comienza. "La humanidad está siendo conducida por el camino del "jardín" por aristócratas delirantes que impulsan medidas draconianas anti covid. Existe una histeria pública absolutamente infundada impulsada por los medios de comunicación y los políticos. Es indignante. Este es el mayor engaño jamás perpetrado contra un público desprevenido".

Y prosigue Roger. “No se puede hacer absolutamente nada para contener este virus más que proteger a las personas más vulnerables. Debe considerarse como nada más que una mala temporada de gripe. Esto no es ébola. No es Sars. Es política jugando a la medicina. Y ese es un juego muy peligroso".

Bozales inútiles, distancia social absurda

Sobre los bozales, cristalino. “Las máscaras son completamente inútiles. No hay evidencia basada en su efectividad. En absoluto. Las máscaras de papel y las máscaras de tela son simplemente inútiles. Y tener que ver a estas personas sin educación caminando como lemmings, obedeciendo, sin ninguna base de conocimientos. Y poniéndose la mascarilla en la cara".

También afirmó que el distanciamiento social deviene ineficiente ya que el presunto Sars-Cov-2 “viaja en aerosoles, que viajan unos treinta metros antes de aterrizar. Y los cierres han tenido consecuencias no deseadas tan terribles. Todos deberían estar abiertos mañana".

Test y mortalidad, estafas

A continuación, el patólogo se refirió a las fraudulentas pruebas diagnósticas. “Estoy en el negocio de las pruebas de covid. Quiero enfatizar que los resultados positivos NO (subrayado con fluorescente) significan una infección clínica. Simplemente está impulsando la histeria pública y todas las pruebas deberían detenerse".

Y concluyó, que en Alberta, donde se llevó a cabo la reunión, las "personas menores de 65 años tienen una probabilidad de 1 entre 300.000 de morir de covid".
En fin.


https://elcorreodeespana.com/sociedad/932229928/El-patologo-mas-prestigioso-de-Canada-La-covid-es-el-mayor-engano-de-la-historia-promovido-por-medios-de-comunicacion-y-politicosPor-Luys-Coleto.html

Luys Coleto - 21 noviembre 2020  
      

04 diciembre 2020

Las enfermedades disminuyeron ANTES de la llegada de las Vacunas

 









Measless – sarampion

scarlet fever – escarlatina

pertusis – tosferina

smallpox - viruela

Todo lo referente a las vacunas es un mito desde el corrupto Pasteur. 

02 diciembre 2020

Nadie muere por covi - por fin una CLARA vision de lo que ocurre


 

Ana María Oliva: ’La gente no muere por Covid’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Ana María Oliva

Ingeniera, con un Doctorado en Biomedicina, y sobre todo, un ser humano transitando por esta tierra…


JMF: ¿Qué es la biomedicina?

AMO: Es el estudio de la medicina que engloba otras visiones, la bioquímica, la biológica, y también la tecnológica (ingeniería biomédica)

JMF: ¿Se estudia esto en España?

AMO: Sí, hay varias universidades. Yo estudié en Barcelona, el Master que ofrecían de forma conjunta la Universidad de Barcelona y la Universidad Politécnica de Cataluña. Al principio solo había Master, ahora ya hay también grados.

JMF: ¿Cómo ves la pandemia ahora?

AMO: Igual que la vi al principio: como una gran estrategia geopolítica, organizada muy cuidadosamente desde hace muchos años. Algo que no tiene nada que ver con la salud, sino con redireccionar a la humanidad a una situación totalmente distópica en la que nos convertimos en puros esclavos del sistema. 

Por otro lado, esta situación está llevando a mucha gente a despertar a una realidad que no sabíamos que existía y, a la vez, a darnos cuenta de qué nos hace humanos. Hay una verdadera ola de despertar de consciencias en este momento. A veces lo comparo a cuando estás durmiendo y de repente alguien enciende la luz: al principio los ojos duelen. Luego te vas acomodando y empiezas a ver… lo que te gusta y lo que no te gusta. Los matices, las posibilidades….

JMF: ¿Una estrategia? Pero hay un virus maldito que ha aparecido sin más y que esta dando mucha guerra… ¿no?

AMO: Bueno, eso es lo que nos han contado. la realidad es que (bajo mi entendimiento de la vida y de la salud), la enfermedad nunca viene de fuera. Es el estado de tu terreno (el pH de tu cuerpo, el nivel de toxicidad acumulado, el estrés, el estancamiento fruto del sedentarismo) el que permite que esos «gérmenes» germinen o no.

 Por más poderosa que sea una semilla, no crecerá si el terreno no es el adecuado. Sabemos que los virus son constructores de vida, están por todas partes, incluido nuestro genoma, son mensajes y mensajeros que permiten la comunicación entre células, entre individuos, con la tierra… 

Mi manera de comprender esta realidad es que se nos ha vendido desde hace muchos años un paradigma en el que hay enemigos contra los que luchar. Enemigos en forma de países, de personas y de microorganismos. Hace mucho tiempo comprendí que, si el 90% de nuestras células son bacterias es porque la vida tiene que ver con la colaboración, la cooperación, la simbiosis. No con la competencia ni la predominancia del más fuerte. 

Para mi, los virus no causan ninguna enfermedad, puesto que la enfermedad surge de dentro no de fuera. Pero han preparado muy bien a la sociedad para «creer» (como si estuviéramos en una película de Hollywood), que «todos vamos a morir». Incluso, aunque creyeras que hay un virus, los datos de mortalidad de este año no son diferentes a los de años anteriores, excepto en el mes de marzo, en el que hubo un pico del que se podría hablar mucho también…

JMF: Y, ¿eso de la segunda hola en toda Europa?

AMO: Si te refieres a los números de «casos» tendríamos que definir las palabras. Fíjate que al principio, una pandemia se contaba por el número de muertos. Luego lo cambiaron y fue por el número de enfermos (con síntomas). Luego pasaron a ser «contagiados», tengan o no tengan síntomas. Luego solo «casos», es decir, personas que dan positivo en una PCR, en un test de laboratorio, independientemente de que sean enfermos o no. La cuestión es ¿qué fiabilidad tiene este test? ¿realmente que una persona dé positivo en el test significa que es un «caso»? La respuesta es que el test no tiene capacidad de diagnóstico, y que por encima de 30 ciclos (parámetro técnico de uso del test), siempre va a dar positivo. Por tanto, con el test tu puedes jugar a voluntad con el número de «casos», según te interese. 

¿Que más casos implica que te van a dar más dinero? Pues hacemos más tests, y ponemos un número de ciclos más grande, y así todo el mundo sale positivo. 

Abogo porque la segunda ola en toda Europa es una ola de despertar y de consciencia…

JMF: ¿Qué quieres decir de despertar? Hay ingresados y hay UCI’s y hay muertos…

AMO: Siempre hay ingresados en las UCIs y siempre hay muertos. En España, en promedio, mueren unas 1200 personas cada día, por causas diversas. La muerte es parte de estar vivo. La cuestión es la causa de la muerte.  

Si no se hacen autopsias, no se puede certificar

Actualmente se están considerando muchas muertes como muertes «por COVID», sin tener una autopsia, que es lo único que podría asegurar la causa. Sabemos, porque ha sido denunciado por mucha gente, que personas que han muerto de infarto se les ha clasificado «covid». 

Por otro lado, hay una desatención tremenda en los centros de atención primaria, lo cual ha producido una mayor afluencia de gente a urgencias. Se han postpuesto cirugías y tratamientos a personas con otras patologías que realmente lo necesitaban… Sin autopsias no hay forma de saber de qué ha muerto la persona. Y las autopsias se prohibieron. ¿por qué? ¿qué razón había para ello? Esa es la gran pregunta. Y otra cosa, cada año las urgencias colapsan por la gripe… pero eso no ha salido habitualmente en las noticias, o la gente no le ha prestado atención… Ahora, las urgencias no están ni con mucho, colapsadas.

JMF: Es muy chocante lo de las autopsias, ¿por qué piensas que no se ha hecho casi?

AMO: Porque la gente NO muere por Covi. Muere por otras causas, entre ellas la iatrogenia. Si no hay autopsias, podemos hacer creer a la gente lo que queramos. Podemos inventar el relato que nos interese.

JMF: Pero ¿hay virus?

AMO: Hay virus por todas partes. El 100% de tu genoma es bacterial y vírico. En cada litro de agua de mar hay 10.000 millones de virus… Ahora, virus SARS-COV 2?? Haberlo, haylo, al menos yo he leído una patente del virus, y una posible secuenciación. Otra cosa es que ese virus pueda hacer algo o no. No hay posibilidad de que un virus de murciélago sea «leído» por un humano, a no ser que esté modificado genéticamente, porque hay una barrera trans-especie que protege estos cruces. Mi visión es que los virus se activan dentro del cuerpo, son cadenas de ADN/ARN que, en ciertas condiciones (es decir, según como esté el terreno), se activan para poner en marcha mecanismos de recuperación del equilibrio. Por eso, cuando estás muy estresado te sale un Herpes (que es vírico). Hay muchos coronavirus en animales y en humanos. Eso no significa que sean la CAUSA de la enfermedad. Es como culpar a los bomberos del incendio porque los encuentras allí…

JMF: ¿Existe el SARS-COV2, salió de Wuhan, se sintetizó allí, se contagia, ha sido causante de multitud de muertes, su contagio se previene como dicen?

AMO: No. Wuhan es un laboratorio de alta capacidad, financiado por Europa y EEUU (Fauci), donde también se sintetiza el adenocromo…

JMF: ¿No? ¿Qué hay entonces?

AMO: Hay un plan muy grande. Hay un atentando continuo contra la salud de las personas con medidas que van en contra de la propia salud. ¿desde cuando una supuesta patología respiratoria se va a mejorar impidiendo respirar aire puro? ¿Desde cuándo cualquier persona va a mejorar su salud estando encerrado en casa, sin posibilidad de salir, de tomar el sol, de estar en la naturaleza, sin abrazar a sus personas queridas y en un permamente estado de confusión y de miedo? ¿Realmente crees que las personas mejoran su salud con estas medidas? ¿O las empeoran? ¿Por qué nadie absolutamente nadie ha insistido en cómo mejorar tu sistema inmune? ¿Acaso no conocen la relación del sistema inmune con la carencia de Vitamina D, con el miedo, con el sedentarismo?  Lo que hay, insisto, es un plan muy bien organizado, desde hace años, en los que nos han tocado la fibra sensible, el miedo a la muerte, porque nuestra sociedad es una sociedad que vive de espaldas a la muerte. Nos prepararon, infantilizándonos hasta el punto de decidir «por nuestro bien» todo, nos adoctrinaron con montones de películas para que, una vez llegara el momento, lo reconociéramos. Y nos bombardean en los medios de comunicación para que ni un solo instante puedas pensar en nada más, para que a base de repetir, tu mente lo acepte como verdad…

JMF: Un plan… ¿Quién ideó el plan? ¿Cómo pueden haber ‘picado’ tantos miles de médicos?

AMO: Para poder entender toda la jugada te tienes que ir mucho más atrás en el tiempo, y tendríamos que hablar de cómo se han ido cambiando los paradigmas. De cómo a principios del siglo pasado se le encargó a Abraham Flexner estandarizar los currículums de las facultades de medicina para que solo se enseñara una visión totalmente bioquímica y farmacológica de la medicina, (con muchos intereses económicos por parte de quienes financiaron este informe). Al promocionar a Pasteur ya teníamos todo listo: la causa de las enfermedades son los microorganismos, y tenemos ya la cura: los antibióticos (ahora los antivirales). Se organizó una visión de la realidad, una cosmovisión, un paradigma, que favorece a unos cuantos. ¿Cuáles son las empresas más rentables en el mundo? ¿Quien financia la investigación? ¿Quién financia la OMS, que es quien da las directrices y declara las pandemias? Sigue la pista del dinero… Los médicos son técnicos que han aprendido una «verdad» en la facultad sin ponerla en duda. Simplemente ejecutan lo que se les ha enseñado. ¿cuántas horas han dedicado en la facultad a hablar de las vacunas? Solo lo que respecta al calendario… Por eso ellos no ponen en duda la autoridad superior de la OMS… Muchos dicen «yo no sé de todo, si el jefe dice que eso es lo que hay que hacer, lo hacemos»… De nuevo, la infantilización de la sociedad. Y también es verdad que hay muchos médicos que no lo ven claro, pero ya has visto lo que pasa: médico que levanta la voz, le quitan el trabajo y la licencia… Yo solo quiero recordar que la ciencia no es ciencia si no admite discusión, si no admite dudas o discrepancias. No es ciencia, es adoctrinamiento.

Podríamos hablar de muchos otros aspectos de esta cosmovisión, en la que se nos mantiene en una «realidad paralela» mientras se sigue con el plan: transhumanismo, nuevo orden mundial. No se puede comprender totalmente una parte sin tener la imagen global: chemtrails, nanotecnología, vacunas, inteligencia artificial, smartdust, HAARP, microondas… son los ingredientes de un gran pastel que se ha estado cocinando delante de nuestros ojos, escondido a plena vista, y del que casi nadie se ha enterado. Ahora todo esto está saliendo a la luz, todas las piezas se han empezado a juntar, y estamos despertando…

JMF: Y una vez despiertos, ¿qué?

AMO: Recuperar lo que nos hace humanos. ¿Qué es lo que tú crees que te hace humano? ¿irte a disfrutar de una cerveza? ¿Tener trabajo, una familia? No nos hemos planteado qué es la esencia del ser humano. Eso es lo primero que tenemos que recuperar: la libertad interior que hemos regalado a los gobiernos. Recuperar la autosoberanía, la autoresponsabilidad, la autogestión… A partir de ahí, de mi autoresponsabilidad, empezar a construir una sociedad diferente, donde cada uno pueda expresar su máxima libertad individual, eso que le hace único, en un contexto de armonía grupal, con un propósito común: seguir expresando la vida que somos, seguir expresando el milagro y el misterio de vida que somos.

JMF: Y del virus, ¿pasamos? ¿Ninguna medida de prevención de las que no han recomendado?

AMO: Si tienes miedo de un virus que te enferme, mejora tu sistema inmune todo lo que puedas: sal a la naturaleza, camina descalzo, toma el sol, bebe agua limpia, haz ejercicio, medita (o conecta con esa parte de ti que está siempre en paz, como sea que la contemples), abraza a los que amas, baila, haz manualidades, enfócate en lo que SÍ quieres en tu vida. Desconecta del exceso de información (sobre todo de los medios de comunicación masiva), desconecta del exceso de tecnologías (haz dieta digital), olvida tu móvil al menos un día por semana, ponte en modo avión siempre que puedas. Utiliza tu mente para crear, no para repetir los miedos que te han inculcado… Esas son mis recomendaciones.

JMF: Gracias Ana María, haya virus o no, es buena receta que cada día seamos más humanos y sigamos tus recomendaciones… Un beso.

AMO: un beso!!!

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comentarios en “Ana María Oliva: ’La gente no muere por Covid’

  1. Dice esta dama: » Bueno, eso es lo que nos han contado. la realidad es que (bajo mi entendimiento de la vida y de la salud), la enfermedad nunca viene de fuera. Es el estado de tu terreno (el pH de tu cuerpo, el nivel de toxicidad acumulado, el estrés, el estancamiento fruto del sedentarismo) el que permite que esos «gérmenes» germinen o no. Por más poderosa que sea una semilla, no crecerá si el terreno no es el adecuado. Sabemos que los virus son constructores de vida, están por todas partes, incluido nuestro»
    Y NO
    Esto es sencillamente una majadería que no hay por donde cogerla, y lo digo así de clarito
    Conozco personas muy sanas, físicamente en muy buen estado, que toda su vida ha estado marcada por el deporte y las actividades de esfuerzo físico e intelectual que se han contagiado de COVI y tras pasarse mes y medio en la UCI llevan 8 meses en el hospital intentando recuperarse de las graves secuelas que les ha dejado la infección.
    Desde luego es evidente que los poderes que se han apoderado de Occidente están utilizando la pandemia para afianzar el contagio viral para propagar la enfermedad ideológica e intelectual con el que han corrompido el mundo, pero eso es al margen
    Se debe y se puede pelear contra el virus y pelear contra esa nefasta ideología que esta utilizando la enfermedad en su beneficio
    Lo cortes no quita lo valiente, puedo ir con mascarilla y desearle lo peor que se te ocurra al señor Presidente de esa corporacion anti nacional llamada Gobierno, intentado al mismo tiempo hacer lo psosible en su contra.
    70.000 muertos no son grano de anís, echemos a este infame gobierno mientras intentamos no contagiar y no contagiarnos, ni de socialismo ni de COVID.

  2. Manel las mascarillas q usan no sirve para evitar el contagio por mucho q quieran vendernos y sí para enfermarnos, a corto y largo plazo. La respiración se acidificación, el cuerpo se acidifica respirando CO2 en lugar del Oxígeno q nos es indispensable para q nuestra biología funcione correctamente. En mi caso particular tengo asma y lo tenía controlado desde hace años y desde q la uso he empeorado bastante (y eso q trato de evitar el uso al máximo pasando ya de q me miren mal o me juzguen y de alguna ofensa q también he recibido), los pólipos nasales me han vuelto a crecer y he tenido q volver a la medicación de rescate. Hay muchas más cosas por las q estar alarmados simplemente por las cifras (tabaquismo, obesidad, cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares…) o por su peligro (ondas radioelectromagnéticas, metales pesados, comida procesada con azúcar y harinas refinadas y aguas con las q nos llevan envenenando lentamente años…). La supuesta mortalidad del virus es del 0,005%, calcule por ejemplo en España sobre una población de 48 millones. Sabiendo q han etiquetado como muerte por C19 todo lo q les ha parecido y más. Q han vacunado masivamente de gripe sobre todo a las personas mayores (vacunarse da gripe sí o sí y más contagiosa q la «normal») y q ya avisaron q se iban a considerar como C19. Añadiendo la locura de unos tests q dicho por su propio creador no sirven para determinar el virus y dan positivo por muchas otras cosas. Los hospitales colapsados? Por los protocolos dementes q se están aplicando donde cualquier ingresado de manera normal necesitaría una media de 3 días y ahora al dar positivo a la dudosa prueba pues ya tiene q pasar 15 días y directo a la planta C19. En fin… Tirando del hilo todo es para flipar, y esto no va a salir en los medios manipulados de comunicación (soy periodista y lo dejé hace años cuando vi el percal de manipulación, no podía formar parte de eso). Por qué no hablan de la nutrición alcalina? Por qué no permiten probar el CDS? Porque simplemente no conviene… Ya no es un Gobierno local, es un plan orquestado mundial de unas élites oscuras q aunque no quieran más tarde o temprano van a desaparecer (para ello hace falta más masa crítica y consciente) pero por suerte personas maravillosas como Ana María con una misión de vida muy clara q están sacando a la luz la verdad por encima de q los llamen locos o negacionistas (el máximo absurdismo). Gracias Ana María por todo lo q haces, por ser y estar!! Un día no muy lejano todo se sabrá y habrá merecido la pena y la alegría. Un abrazo grande!

     
     
     
     
     

    Manel las mascarillas q usan no sirve para evitar el contagio por mucho q quieran vendernos y sí para enfermarnos, a corto y largo plazo. La respiración se acidifica, el cuerpo se acidifica respirando CO2 en lugar del Oxígeno q nos es indispensable para q nuestra biología funcione correctamente. 

     

    En mi caso particular tengo asma y lo tenía controlado desde hace años y desde q la uso he empeorado bastante (y eso q trato de evitar el uso al máximo pasando ya de q me miren mal o me juzguen y de alguna ofensa q también he recibido), los pólipos nasales me han vuelto a crecer y he tenido q volver a la medicación de rescate. Hay muchas más cosas por las q estar alarmados simplemente por las cifras (tabaquismo, obesidad, cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares…) o por su peligro (ondas radioelectromagnéticas, metales pesados, comida procesada con azúcar y harinas refinadas y aguas con las q nos llevan envenenando lentamente años…). La supuesta mortalidad del virus es del 0,005%, calcule por ejemplo en España sobre una población de 48 millones. Sabiendo q han etiquetado como muerte por C19 todo lo q les ha parecido y más. Q han vacunado masivamente de gripe sobre todo a las personas mayores (vacunarse da gripe sí o sí y más contagiosa q la «normal») y q ya avisaron q se iban a considerar como C19. Añadiendo la locura de unos tests q dicho por su propio creador no sirven para determinar el virus y dan positivo por muchas otras cosas. Los hospitales colapsados? Por los protocolos dementes q se están aplicando donde cualquier ingresado de manera normal necesitaría una media de 3 días y ahora al dar positivo a la más q dudosa prueba pues ya tiene q pasar 15 días y directo a la planta C19. 

    En fin… Tirando del hilo todo es para flipar, y esto no va a salir en los medios manipulados de comunicación (soy periodista y lo dejé hace años cuando vi el nivel de manipulación, no podía formar parte de eso). Por qué no hablan de la nutrición alcalina? Por qué no permiten probar el CDS? Porque simplemente no conviene… La enfermedad es el mayor negocio q existen. Ya no se trata de un gobierno local, es un plan orquestado mundial de unas élites oscuras q aunque no quieran más tarde o temprano van a desaparecer (para ello hace falta más masa crítica y consciente), pero por suerte personas maravillosas como Ana María con una misión de vida muy clara q están sacando a la luz la verdad por encima de q los llamen locos o negacionistas (el máximo absurdismo) o perder licencias no ser censurados, vilipendiados o ridiculizados. Gracias Ana María por todo lo q haces, por ser y estar!! Un día no muy lejano todo se sabrá y habrá merecido la pena y la alegría. Un abrazo grande!

    Manel, hay que considerar también otros factores, que la medicina no toma en cuenta o los toma poco: el estado emocional, lo que ellos llaman «por estrés». Y la lista del estrés puede ser muy larga.
    Empezando con el miedo que uno siente a la enfermedad, o a los globalistas, o a la situación económica que se prevé, o a no perder a sus seres queridos, etc.

  3. Maravilloso apunte Carolina, gracias! Pues sí, sin duda el terreno no sólo es lo físico, hay q considerar el todo holístico q somos: emocional, mental y espiritual también por supuesto. Gracias!!

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