01 enero 2018


 el título hace referencia a que el valor del cuadro ya no se mide por la calidad de su pintura… sino por la explicación que viene aparejada para venderlo como una obra de arte (“El traje nuevo del emperador”).

la basura como "obra de arte":


“Si una obra de arte o un nuevo estilo te perturba, probablemente es buena. 
Si la odias, seguramente es grandiosa”.

Nos encontramos ante un librito (muy cortito) fundamental para entender el engaño de las vanguardias del arte moderno, consistentes en unos grupitos de intelectuales que dicen pintar, dirigidos a su vez por unos supuestos críticos de arte con acceso a The New York Times y las fortunas que compran arte y, a su vez, dicen lo que es arte moderno… y lo que no.

Y, más allá de los De Kooning, Rothko, Warhol, Pollock y demás, nos encontramos con los que tres que dirigieron el cotarro en esta época reciente en la que el arte se convirtió en un auténtico basurero: Clement Greenberg, Harold Rosenberg y Leo Steinberg.

Estos tres “teóricos del arte” (seguidores de Adorno y su escuela de Frankfurt, por supuesto) tienen una característica en común: eran judíos. (Y según Wolfe, también gays todos ellos).

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